«La última palabra» de Kureishi

No debe ser fácil estar a la altura después de haber tenido un par de bombazos en los ochenta, cuando aún era un casi chavalín. Primero fue el guión de «Mi hermosa lavandería» (peli que ha envejecido fatal, por cier) y luego fue el best seller mundial «El buda de los suburbios«, una novela tan fresca, divertida y tan fácil de leer que parece que tú mismo podrías escribirla, pero ni de coña. La cuestión es que después han venido otras novelas pero la fama tan brutal no ha sido la misma y Hanif Kureishi ha tenido que aguantar sobre sus espaldas el peso de tanta responsabilidad literaria. En cualquier caso, yo lo he seguido siempre y con sus más y sus menos, adoro su sentido del humor, su visión caustica de un Reino Unido ultraliberal y salvaje, su mirada sobre la religión  más  como una  condena  que como salvación.

Y entonces publica «La última palabra» una novela corta que le sirve para arreglar cuentas con el mundo literario, el periodístico, el de las biografías, el de los grandes totems culturales…Y que tras lo que acabo decir puede parecer poco apetecible pero sería craso error; es una absoluta delicia rebosante de ironía de la buena que te hará soltar más de una carcajada, que no deja títere con cabeza y que se lee con voracidad . Porque Kureishi ya es un escritor maduro y se nota en la fluidez, la maestría para provocar situaciones hilarantes que  nunca narran los propios personajes, eres tú como lector el que descubrirás sus incoherencias, disparates y cagadas.

la ultima palabra

La novela cuenta como a un joven y trepa escritor (y picha suelta, que todo hay que decirlo) le encargan que haga la biografía de una eminencia de las letras que aún vive y que está casado con una italiana de armas tomar. La cuestión es que para escribirla, tendrá que trasladarse a la vivienda del matrimonio y conocer de primera mano que no es oro todo lo que reluce, ni literatura todo lo que se escribe y sobre todo; que se puede ser un gran artista (o escritor, en este caso) y como persona ser detestable, odioso y decrépito.

Kureishi siempre ha tenido temas favoritos y por supuesto aquí de nuevo vuelven a aparecer; la eterna lucha de clases, tan inglesa ella, entre los barrios obreros y las mansiones de las afueras. Las religiones, y su poder para machacarnos el cerebro. La multiculturalidad, que por mucho que queramos, es imposible. Y el sexo, un sexo que va de lo patético a lo infame pero que siempre, te sacará una sonrisa.

Para saber más, esta estupendísima entrevista que le hicieron en EPS

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