Herederos directos de otros grandes grupos electrónicos franceses como Daft Punk, Air o Justice, The Blaze son un duo (como no) además de primos y residentes en Paris. Ni siquiera han cumplido diez años juntos y ya han sido pasto de publicidad y bandas sonoras, pero si hay algo que los distingue aparte de su calidad sonora es el trabajo curradísimo que hacen en cada videoclip, convirtiendo cada estreno en un acontecimiento a nivel mundial. Sus vídeos tienen argumento y cuentan historias de una Francia multicultural y de un mundo cada vez más global. Sus protagonistas son localizables en un extraradio o un polígono, habitantes de una jungla urbana (su último disco se llama Jungle) a los que el vídeo concede la dignidad de hacerlos protagonistas, pasando de tópicos que se centran en la violencia o el racismo, The Blaze prefiere quedarse con aspectos más positivos y sorprendentes. Por ejemplo en uno de los videoclips más homoeróticos de las últimas décadas y ni siquiera sale algún tío desnudo, pero hay más morbo en «Virile» que en cien pelis porno.
No esconden su pasión por el cine de marcado carácter social ni sus deseos de contar historias con la música, que es justo lo que han hecho con los dos discos que tienen en el mercado. El desarraigo, la inmigración, la capacidad de contar una historia que daría para una peli y más cosas están presentes en «Territory«, su vídeo más famoso y premiado que acumula ya más de ciento quince millones de visionados totalmente merecidos porque es, ni más ni menos, que una de las grandes obras de principios del siglo XXI y trasciende la música o el vídeoclip.
Además de cuidar las historias, la estetica de algunos de sus videoclips los convierten en verdaderas obras de arte donde colores, rimo y argumento se mezclan con una calidad que en el 2023, con lo que descuidan muchos artistas esta medio, está al alcance de muy pocos. Es el caso de Dreamer, que resulta ser mi favorito y que nunca me canso de ver y disfrutar,
El especial mimo que ponen en toda la parte audiovisual de su trabajo es notable incluso cuando se trata de grabar sus propias sesiones, porque pocas vas a ver tan chulas como la que sigue.
Por cierto que los efectos que aplican a la parte vocal de sus canciones se han convertido en algo que define al dúo y les da ese carácter de mantra, de letanía, siempre con la intención de hacer del baile una comunión y un hermanamiento donde primen los sentimientos positivos y la capacidad de disfrutar y emocionarse en una rave. Ojo a la redacción del chaval que te pondrá los pelos de punta.
De ahí la importancia que tiene en sus vídeos la felicidad fugaz que apenas dura unos pocos instantes.
Si te has quedado con más ganas de su música, aquí tienes una sesión de una hora en un paisaje que hará que no puedas quitar los ojos de la pantalla.
Salvemos los videoclips: Cannons
Salvemos los videoclips; Tove Lo
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