Barbra en el Bon Soir

 

Hoy tengo que compartir con vosotros unas palabras que Ializar,  uno de nuestros queridos Talentos Atroces, ha tenido a bien dirigirme. Lo ha hecho por un motivo muy especial: la edición -por fin- del album de debut de la gran Barbra Streisand, grabado en 1962.  He de confesar que me siento enormemente halagado ¿qué menos?

Sin mas preámbulos, aqui os lo dejo:

Bueno, Doctor… ¿cómo hacemos esto?

¿A quien estarían dirigidas estas palabras sobre Barbra?

¿Qué se puede contar de ella que no se haya contado ya?

Voy a ponerme de fondo su álbum debut,  “Live at The Bon Soir”, grabado hace 60 años… a ver si me inspira.

No sé si le pasa a todo el mundo, pero la música y las películas antiguas consiguen transportarme directamente a esas épocas.
Oyendo a Barbra cantar y contar chascarrillos entre canción y canción, con el sonido de fondo de los camareros sirviendo copas, con sus risas y las de los presentes me siento como si estuviera en aquel lugar.

El Bon Soir era un pequeño night-club de Nueva York con un diminuto escenario en el que actuaban cómicos y cantantes que entretenían a su clientela.

Las mesas se iluminaban con velas y estaba tan oscuro que los camareros se guiaban con linternas.
Su clientela era… “mixta”, pero en la parte de atrás tenía un minúsculo bar exclusivo para gays.
¿Cómo sería aquel ambiente?
Desde luego no sería como lo que ahora entendemos por “ambiente”.
Entonces todo era bastante clandestino, pero por lo visto el Bon Soir suponía un cierto oasis de paz en medio de la urbe.
(Se ve que el local estaba gestionado por la mafia y disfrutaba de protección).

Me pregunto si algún jovencillo que lea esto podrá imaginarse como era aquel mundo/submundo oscuro en el que raramente las cosas se hacían a la luz.
Ahora no vivimos en un mundo perfecto, pero se ha evolucionado algo; al menos así lo parece en este reducto occidental y semi-urbanita en el que nos movemos.

Y Barbra aportó su granito de arena para que ahora esto sea así.
Cuando no era fácil, ella siempre tuvo su mano tendida para caminar juntos y así lo ha expresado, en más de una ocasión, con palabras como estas:

“Imaginad lo aburrida que sería la vida si todos fuéramos iguales. Mi idea de un mundo perfecto es uno en el que realmente apreciemos las diferencias de los demás. Un mundo en el que todos somos iguales, pero definitivamente no lo mismo.”

No puedo evitar pensar en muchas pedorras que se hernian para conseguir su título oficial de diva gay y así poder llevarse su trozo del pastel.
Aprended de ella y trabajáoslo…

Pero bueno, volvamos al Bon Soir

Barbra había conseguido su trabajo allí tras haber ganado un concurso de canto en el The Lion, otro club gay.
Y allí estaba esa pequeña chica judía con su gran nariz y su inmenso talento deleitando a aquel reducido grupo de personas.
Escucharla aquí casi da miedo…
¿Cómo se puede tener ese dominio del escenario, esas tablas y ese poderío con sólo 18 añitos?
Y los 18 añitos de entonces, que no son los de ahora.
A otras chicas de su edad sus madres no las dejarían ni acercarse a estos garitos, pero ella tenía a su reducido público comiendo de su mano.

Qué afortunados los elegidos que pudieron presenciar algunas de estas sus primeras actuaciones.
Supongo que alguno de los presentes le hablaría a alguien de la Columbia de aquella chica que cantaba como nadie en un club de Greenwich Village.
Y firmó su primer contrato para grabar este álbum.
Y el resto es historia de la música, del teatro, del cine, la tele…

Y aquí sigue ella, al pie del cañón.
Ya no tiene nada que demostrar porque ya lo ha demostrado todo y está a otro nivel.
Es lo que se conoce como ser una estrella, una grande, un icono.

Y aquí seguimos los fans, adorándola como el primer día.
Las cosas van cambiando pero algunas permanecen como un pilar al que asirnos en esta vorágine.
Para mi Barbra es uno de esos pilares.

Se acaba de terminar el disco.
Qué bonito es este “Live at The Bon Soir”.
Ha sido maravilloso transportarse por unos minutos a aquel lugar y a aquella época.
Te hace sentir como si estuvieras sentado en una de las mesas del club pasando un buen rato disfrutando del show.
Es una grabación llena de alegría  pero, no sé por qué, me he puesto un poco melancólico.

¿Sabías que no se llegó a editar en su día?
Se ve que no se grabó en las mejores condiciones pero tras un trabajo de restauración y pulido, se acaba de publicar 60 años después.

En cierto modo se cierra un círculo.

Últimamente tengo la sensación de que se están cerrando varios círculos y de que hay cosas que terminan igual que como empezaron.
¿No te pasa también?

Deben ser esas pajas mentales que le dan a uno cuando se hace mayor o se ha pasado con el Lambrusco.

Bueno, Doctor, de nuevo me pregunto cómo vamos a hacer esto…

PS: Se dice “Barbra”, sin una “a”. No “Bárbara”.
Que aún sigo oyendo cómo la llaman “Bárbara” y creo que se ha ganado que a estas alturas se la llame por el nombre que eligió.

¿Como vamos a hacer esto, me preguntas?  Pues tal como ha sucedido: poniendo nuestro sentimiento en ello, no veo posible otra forma.

Gracias Ializar por estas palabras, me han hecho sentir francamente bien, y seguro que a nuestros lectores también. Espero de corazón que esta no sea tu última colaboración en esta jaula de grillos.