Reconozco que hay series que veo tras leer el argumento. Y no lo hago porque me parezca interesante ni mucho menos, que más bien es por el puro morbo de comprobar como han sido capaces de llevar semejantes ideas a la pantalla si en el papel parecían el disparate de un guionista desocupado hasta el culo de estimulantes alucinógenos. Sin duda Jovenes altezas, la serie sueca de Netflix, es un ejemplo de lo que digo y lo vas a entender cuando sepas de su desopilante argumento: el segundo hijo de la familia real sueca ha salido pelín problemático y para atajar los escándalos, deciden su ingreso en un elitista instituto privado, con la mala suerte de que alli conocerá a un chaval (pobre y de izquierdas) con el que iniciará una historia de amor ¿Cómo te quedas con la propuesta?
Con los cuchillos afilados me dispuse a verla. Al tercer episodio, tuve que guardarlos y en el último, los usé para quitarme las lágirmas. Y es que Jovenes altezas consigue hacer creíble lo imposible y el truco es humanizar a los personajes (sobre todo los dos protagonistas), hacerlos cercanos y crear el ambiente de intimidad necesario para que parezca una serie basada en hechos reales. Hay una buena dosis de primeros planos en los que se distingue hasta el acne de estos dos chavales destinados a que su historia de amor tenga un final trágico. No es spoliler, nena, es que no puede ser de otro modo a no ser que desees pulverizar el umbral de credibilidad. Por supuesto no olvidemos que después de todo se encuadra dentro del subgénero «internado para ricos» y tendrás una buena ración de terrenos comunes que ya estás suponiendo: borracheras, drogas, hormonas disparadas, familias millonarias pero disfuncionales, el compañero odioso y un largo etcétera de topicazos.
La serie que parecía abocada al desastre sale airosa y ha conseguido que se confirme una segunda temporada, que de nuevo estoy deseando comprobar por donde me salen los guionistas tras el final de la primera. Más allá de la curiosidad de disfrutar de una ficción donde el principe quiere ser la princesa, al final el triunfo de Jovenes altezas se basa en la química entre sus protagonistas y el retrato de su historia de amor con un punto tan cuidadoso y tierno que llega a emocionar.
Será la siguiente que vea tras terminar los dos capítulos que me quedan de la que veo ahora.
Tiene pintaza, desde luego.
Gracias MM.