Parece que han pasado cuatro días desde aquella primera reseña que hicimos para Presumido y nos está costando bastante asimilar su decisión.
Aquel mes de enero de 2017 comenzó una relación maravillosa que se ha mantenido en el tiempo porque su trabajo siempre nos pareció distinto, sorprendente y absolutamente brillante. Cuatro años de amor que no van a terminar con esta despedida. Por sus palabras y trayectoria sabemos que no es un adiós, sino un cambio de rumbo. Como ciertos bellísimos animales, se están desprendiendo de la piel que les dio cobijo hasta ahora para lucir una nueva aun más espectacular.
Su apuesta visual fue -es- más que sorprendente: llena de guiños, de sutilezas y ambigüedades más o menos explícitas que han ido alimentando con sus enormes personalidades. Giros camaleónicos, saltos del blanco y negro al color, de la penumbra de un panteón al sol radiante en la playa, de las flores negras a las amapolas. Tridentes, fustas, y guanteletes que tornaron en camisas de colores, palomas de la paz y mesas de Navidad.
Nos dejaron pasmados cuando empeñaron sus instrumentos para recuperar la libertad que cierto sello discográfico -cuyo nombre no voy a mencionar- había tasado en un buen puñado de euros. Lo consiguieron y nos asombraron con su resurgir. Hemos procurado acompañarlos en todos sus estrenos y nos sentimos un poco padrinos de cada creación sobrenatural que han traído al mundo de la música.
Anoche conseguimos hablar tranquilamente y sus palabras, de nuevo, están en sintonía con lo que son: dos artistas inquietos que necesitan evolucionar, que huyen de los convencionalismos y, sobre todo, del estancamiento. Sienten que con Presumido han tocado techo, que tras ocho años, un EP, dos álbumes de estudio y varios sencillos la obra está completa y no ven la necesidad de continuar desarrollando algo que alcanzó la madurez.
Tarci Ávila y Nacho Dafonte no se van. No saltan a otras tierras como se rumoreaba: se quedan en su Galicia natal y emprenden caminos musicales por separado que no tendrán nada que ver con Presumido ni tampoco entre sí. No han discutido, al contrario: siguen tan unidos como siempre aunque con objetivos particulares. Van a apoyarse el uno al otro tal como han venido haciendo y seguro que continuarán sorprendiéndonos sin descanso.
Tampoco es del todo cierto lo que se ha insinuado sobre el efecto de la pandemia. No ha dado al traste con su proyecto. Si acaso les ha servido para detenerse -a la fuerza, como nos ha sucedido a todos- reflexionar y contemplar su obra minuciosamente. Vieron con claridad que ya la tenían terminada, enmarcada y expuesta en la pared. Cuando eso sucede ya no hay más que hacer salvo contemplarla y disfrutar de ella.
Así han dicho: atenderán los compromisos adquiridos y después a por lo nuevo.
Como un elocuente broche final se despiden con ‘Quiero Respirar’ en colaboración con la mexicana Pau Sotomayor y su fantástica voz: una estrella entre iguales.
Estaremos cerca, pendientes de sus pasos, disfrutando de sus criaturas y dispuestos a compartir lo que nos ofrezcan porque seguro serán cosas maravillosas. Nos quedamos con quien nos azotaba los martes, sembró nuestro colchón de flores negras, nos sirvió lágrimas de belladona, nos llevó cabalgar para atrapar sueños y, sobre todo, nos hechizó con su amor por la música.
Les seguiré de cerca porque estoy segura de que todo lo hagan por separado va a ser igual de sorprendente y brillante que lo que nos han regalado hasta ahora estando juntos pero…
…pero qué penita.
Mira que daba toda la pinta de que estaban a punto de explotar y pasar a primera división musical en festivales y conciertos, porque menudos directos…
Pero en fin, como dice Rocío, una auténtica pena.
Grupo de culto para mí desde hoy mismo . Supongo que ambos brillarán con sus proyectos porque talento les sobra . Una verdadera pena ,si señor
Nos dejan joyas.