Con Chromatica, la Germanotta acaba de dejarnos clarinete (y saxofón) que es más buena cuanto menos en serio se toma a sí misma. Había ganas de hincarle el diente al nuevo disco, que las maricas son muy rencorosas y se mascaba la tragedia. No le perdonan no-sé-qué y critican cualquier paso que da en su carrera. Que nos gusta lo mismo encumbrar que hundir a una diva, es una verdad como un templo.
Pero ha sido salir el disco y ha llegado el silencio de los sables, las bocas cerradas como benditos y se acabaron las tontás. Porque la Gaga ha dado un golpe en la mesa que va más allá de lo musical. El «concepto» de Chromatica es justo lo que sus primeros fans le pedían desde hace años y es como si hubiera dicho…¿Queríais petardeo en la pista de baile? Pues os vais a enterar…
Y de una tacada de 16 canciones (con tres preciosos interludios) nos hemos enterado y ya de paso, vuelve a demostrar lo lista, lo inteligentísima que es. Además de currantona como pocas, que el único paralelismo que se puede encontrar (en este momento en el mundo de la música), es el de…¡Rosalía!
Se agradece taaaanto que no haya querido ponerse sandunguera ni trapera ni haya colaborado con Maluma (ejem). El disco es una de las mayores petardadas de los últimos años, un monumento a la música eurodance y house que sonaba en las discotecas de los noventa y que si lo escuchas aleatoriamente, te parecerán los descartes de Eurovision circa 2007. Pero cuando se escucha entero, se tiene la certeza de que la Gaga tenía muy claro lo que quería hacer y cómo quería hacerlo, porque no ha hecho un disco tan coherente en su gaga vida. Pop electrónico, intrascendente y muy bailable. Si Dua Lupa ha homenajeado a los ochenta con el grandísimo Future Nostalgia…
…la Germanotta ha venido a recordarnos lo divertidos que fueron los novente. El pelotazo de disco funciona en conjunto porque el propio minutaje de las canciones, hace que se escuchen volando (¿No se quejaban de que hacía canciones muy largas? Pues otra en la frente). Da toda la pinta que tras el concepto del disco hay una posible gira (crucemos los dedos contra el coronavirus) que no puede generar mayores ganas y expectativas. Hasta se le perdonan las típicas cagadas en cuanto a producción se refiere. Algunos momentos que sobran o chirrían y que (aunque cambie de productor) ya parecen marca de la casa. Las ganas de diversión la han dejado sin excesos pretencioso de diva y suena directa, cercana y sobre todo honesta, diciéndote a la cara que no busca segundas lecturas, solo que lo pasemos bien. Los dos vídeos que conocemos ya dejaban claras esas intenciones:
El resultado es un trabajo sin bajones, donde todo encaja y hay al menos cinco temazos más que notables. El sobresaliente se lo doy a Sine From Above, la maravilla que ha hecho con la Ellton; un himno maravilloso que escala en mi lista de mejores canciones del año .
Va tan sobradísima de talento, que tiene para «homenajear» a la Madonna de Vogue (y un poco al Bowie ochentero…)
…enseñarle a Kylie el tipo de canciones que debería cantar…
…darle un repaso a Kate Perry, copiándole (un poquito) el único éxito que ha tenido últimamente (la pobre)…
…comerle el terreno a la propia Ariana Grande…
…o recordar a los Goldfrapp del electroclash…
Coherente, divertido, pegadizo. Todo lo que debe ser un disco de pop. Luego, a las que le ponen pegas a todo, que hagan un disco y nos demuestren lo bien que lo hacen. Y que no vengan otra vez con el tema de quién lo hizo antes, que hace más de veinte años el refrito y la puesta al día en el pop son marca de la casa. Diviértanse un poco, que cosas así son para eso.
Es un discazo y muy necesario en estos días en los que lo único que nos apetece, al menos a mí, es bailar. Y este disco es para chillar mucho.
Totalmente, ahora es cuando más se necesita este tipo de música. Queremos bailar y reír, la realidad ya la conocemos.
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