Siempre es polémica la frase «Voy a ver Eurovisión«, ya que con frecuencia encontramos censores de cualquier expresión que no guste a uno mismo. Pero lejos de entrar en esto, o de justificar el gusto por un espectáculo que ven una media de 186 millones de personas en todo el mundo (donde hay una expresión multicultural de sonidos e imágenes a través de un show creativo con las últimas tecnologías de por medio), vamos a hablar de otra cosa.
Y es que el Covid19, aparte de dejarnos sin papel higiénico en sus primeras fases o de ayudarnos a dejar la depilación de lado, nos ha traído otras situaciones como la anulación del Festival de Eurovisión 2020.
Debido al confinamiento, el festival, que debía haberse celebrado la semana próxima en Rotterdam, se ha cancelado con vistas al año próximo. Con este panorama, RTVE ha decidido hacer un especial diario donde emite en streaming los festivales desde el año 2004, permitiendo compartir a través de las RRSS todos esos sentimientos y afecciones que el show provoca a los que lo siguen.
Desde esta web nos unimos a la celebración alternativa y vamos a hacer un repaso a los ganadores de todos estos años que nos quedaron en la primera entrega, dignos merecedores de ser recordados. Os animamos a dejar comentarios sobre vuestros favoritos.
2012 «Euphoria» por Suecia: Esta canción la cantaba una chiquita que pensamos primero que era Mulán haciendo el Aserejé, pero luego no. En verdad era Loreen, presentando una canción electrónica que llevaba a lo íntimo y personal. Tan íntimo que en las semifinales casi se ahoga al caerle en la tráquea un trozo de nieve artificial (verídico y visible).
2013 «Only Teardrops» por Dinamarca: Primero sale un chico con un peinado un poco extraño que nos dice en morse de flauta «HUÍD». Emmelie (Emiliana para los de su pueblo) está muy en el suelo, que como la vea su madre le va a decir que parece una Roomba trapera. Cuando se levanta vemos lo bajo del presupuesto en vestuario y peluquería de este año, llevando el look de vivir dentro de la caja de un frigorífico.
2014 «Rise lika a Phoenix» por Austria: Que alguien se presente a un certamen con el nombre de Conchita Salchicha le da la mitad del éxito para ganarlo. Con un buen tuck en un vestido de Semana Santa nos deleitaba Drag Guillette con una canción de pelis Bond sobre un púlpito. Magnífica de luces y de producción musical.
2015 «Heroes» por Suecia: Mans está muy bueno, Maricarmen. Y eso es un punto muy a favor, y más cuando se trajo a un muñecote. Escalaba por los muros que ríete tú cuando me chupaba yo el LSD en los 90s. Aguantó el chico un primer plano que hizo que muchos dejáramos una huella semicircular en las pantallas de nuestros televisores. No era de pelo muy fuerte pero le dábamos igual.
2016 «1944» por Ucrania: Cuando mezclas cuestiones políticas en una canción puedes liarla parda. A la vez también puedes alumbrar a las nuevas generaciones. Y es lo que hizo Jamala con su canción hablando de los exiliados en Crimea por Stalin. Tenemos que confesar que la chica, que es de gesto duro, nos acojonaba, entre los espasmos (similares a los bebedores de la pócima que Trump aconsejó para eliminar el coronavirus) y que no entendimos el tártaro, estuvimos muy a la expectativa por si había que correr.