El miedo extremo

Recuerdo perfectamente el miedo cerval que pasé al entrar en el recién estrenado Pasaje del Terror del Parque de Atracciones de Madrid cuando lo abrieron, hará un millón de años cuando yo era un niño. Recuerdo que me pasé los 15-20 minutos que duraba con los ojos cerrados porque iba a morirme del pánico. Recuerdo también que de adolescente volví a entrar y, si bien ya no había ese miedo irracional y el extra de hormonas de machote en mi torrente sanguíneo lo hicieron más llevadero, siguió siendo una experiencia bastante aterradora. Recuerdo, por último, volver de adulto y tristemente sentir sensaciones mucho más cercanas a la risa que al miedo. Es lo que tiene revisitar mitos de tu infancia, que desde el prisma de la edad adulta pierden mucha de su pátina mágica.

Pues bien, ¿qué pasaría si alguien me ofreciese sensaciones tan intensas como las que viví de niño, pero ahora a mis 35 años? Le diría que sí, que quiero probar eso ahora mismo. ¿Pero qué ocurriría si antes de eso me enseñan estas imágenes y me cuentan las condiciones que firmas al entrar? Pues que sin duda me lo pensaría dos veces.

No cabe duda que detrás de esto habrá más marketing que detrás del asunto del metraje encontrado en el bosque cuando El Proyecto de la Bruja de Blair, pero con todo y con eso, creo que en McKamey Manor, en San Diego, California, le han dado otra vuelta a la tuerca unas 17 veces.

Me se escuchaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa?????
Y te vas a quedar aquí un par de horitas reflexionando sobre lo que has hecho….
Hala, toma gargajo negro, por guarra.
Te gusta la broca, te gusta su sabor.
Yo le sujeto el pelo, que es mi amiga.

Para empezar, en este peculiar pasaje del terror, la experiencia puede durar hasta 8 horas. Y si te cagas de miedo te jodes, porque no te dejan salir, a no ser que realmente te vaya a dar un pasmo o a explotarte el cerebro, porque al entrar te haces responsable de que te pueda o no dar un ataque al corazón, por lo que recomiendan que si tienes algún temita de salud, te abstengas. O si estás embarazada, ya que hay alto riesgo de que el niño salga escopetado de tu vientre y se largue de allí cagando leches. Además, si te pones de parto y te cubres de sangre nadie lo va a notar, ya que los actores tienen derecho a tocarte, meterte cosas en la boca, vomitarte sangre, atarte, meterte en jaulas, tirarte del pelo, etc. Vamos, lo mismito que en el Pasaje del Terror de Madrid…

Vamos, que si te sobra el dinero y no tienes plan de Halloween, ponte unos pañales súper absorbentes y date una vueltecita McKamey Manor y si sobrevives nos cuentas.

Aquí os dejamos un par de vídeos para que abras boca. Suerte.

https://www.youtube.com/watch?v=vl6CGlBVpCA

https://www.youtube.com/watch?v=zdAU-HSxRp0

5 comentarios en “El miedo extremo”

  1. NI LOCA me meto yo ahí, NI LOCA.
    Por otro lado, en una sociedad como la norteamericana donde las demandas y los juicios están a la orden del día…¿Al comprar entrada la gente firma un papelito? Porque sino no me lo explico. Los actores deben de comerse de hostias y patadas que pa qué.

  2. USA, lo que más me alucinó es que en todos los restaurantes en las cartas alertaban que la carne cruda puede causar enfermedades, y si pedías la hamburguesa al punto o poco hecha el propio camarero te lo recordaba para evitar demandas.

  3. Opino que los/as que pagan por entrar ahí, merecen todo lo que les hacen…¡y más!

      1. chica tóxica

        yo los ponía en fila india cuando saliesen de la casa y les daba una ostia x lerdos.

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