Y la Srta. Pepis ¿donde estará?

Nuestra infancia no se puede concebir sin una serie de referentes que nos acompañaron en los momentos del juego. Me refiero a marcas como Geyper, Famosa, Berjusa, Famóbil (antes de llamarse Playmobil), Cefa, Payá, Exin…. Muchas han ido desapareciendo de las listas de juguetes infantiles que todos recorríamos como locos a final de cada año para escribir nuestra carta a los Reyes Magos.

Pues de todas estas hay una por la que siempre he tenido debilidad: La Señorita Pepis, con ese logo rosa chicle y sus juguetes exclusivos para niñas: esas pelucas, esas cajas de maquillajes y todos los complementos tan de la perfecta niña repipi..

Parece ser que, en la redacción, muchas hemos soñado en algún momento con que nos trajeran los reyes alguno de aquellos juguetes tan mariquitas que nunca llegaban y que teníamos que compartir con nuestras hermanas, primas o amigas.

Es por ello que nos hemos preguntado

¿Quién era de verdad y dónde habrá terminado la Señorita Pepis?

 

Aquí tenemos las teorías de nuestra redacción:

Pepis siempre ha sido una holgazana.  Nació con carita de medalla. De esas caras primer día de colegio. En su niñez creció escuchando los Belter de Rita Pavone y merendaba bocadillos de mantequilla con azúcar mientras repetía una y otra vez el «Chocolate blanco y negro» de Los Mismos.  Creció. Y con su altura, se quiso merendar también a «Esther y su mundo». Se enamoraron; hasta que se metió por medio uno de Los Tres Investigadores y se enteró de todo Purita Campos que le dijo: » a tí no te doy ni un párrafo en tercera persona».  Se quedo a un paso de que la incluyeran en uno de los libros de los Hollister. No la veían a la altura de tanta aventura; era más de una viñeta de reojo. Se dijo que, en su afán de superación amoroso-literaria le había visto el «anacardo» a Ricky, el pelirrojo.

Con las modas, en vez de merendar, se hizo más de «brunch». Es una mujer de preposiciones temporales. Por eso, una vez se quiso liar, al mediodía, a la mismísima Carolina Durante, pensando que era una mujer de las que «te lías y olvidas». Todo en ella es provisional, confuso y efímero. Un one hit wonder de toma pan y moja.  Y en esas anda. Paseando su cuerpo en castings de Las chicas del cable y precuelas de «Vis a Vis». Por si un día la suerte le acompaña y, en un tris, le pilla un héroe de los de Marvel y le hace un superhéroe en los baños de la terraza de un hotel de la Gran Vía madrileña. Así, por fin, se le hará justicia.  Angel del Olmo

La Señorita Pepis acabó siendo coach para influencers que tenían Instagram y querían ser It girl para hacer tutoriales de maquillaje y de autoayuda para emprendedores  MM

¿La señorita Pepis? Menuda hija de puta. A mí me ha dado clase. A ver, la tronca estaba amargadísima porque se había salido de clarisa para casarse con un mostrencazo de gaditano que cazaba atunes a puñetazos en la almadraba, pero que a dos semanas de la boda la dejó más plantada que el patio trasero de Bob Marley por un travelo de Conil que imitaba a la Tina Turner.

El caso es que la muy penca lo pagaba con nosotros y me amargó la EGB. De no ser por ella, seguro que yo hubiese estudiado, y ahora sería una investigadower científico-técnica o una periolista de carrera, o igual hasta algo mejor y mucho más superior, y no estaría escribiendo mamarrachadas en el Atroz.            Juambe Muñoz.

La Señorita Pepis era en realidad un señor de Manresa llamado Otili Santpedor i Bargay, heredero de un taller de calderería que, una vez muerto papá, transformó en el sueño de su vida: una fábrica de juguetes femeninos.  Estaba liado con otro señor de Logroño que trabajaba como locutor en Radio Barcelona y tenia un consultorio radifónico donde daba rienda a su verdadero ser como Elena Francis.  Vivian juntos en un ático del mismo edificio que los Pujol y guardaban cierta amistad con Dª Marta. Tras la muerte del dictador y en un arrebato de locura se marcharon a Tailandia para hacerse la vaginoplastia porque siempre habían querido ser lesbianas,  pero resultó que la reasignación sexual no le sentó bien a la pareja y acabaron por separarse jurándose odio eterno.

Elena, hasta el higo de las putadas de la chiflada de su ex, mandó a paseo Radio Barcelona y se piró a San Francisco, pero no el de California, sino al de Culhuacán en México D.F. donde puso una tortillería. Como en el fondo no podía vivir sin la otra, la Pepis movió cielo y tierra hasta dar con Elena, lo vendió todo, se fue como loca tras ella y puso otra tortillería enfrente justo de la de Elena para hacerle la competencia y aborrecerse eternamente.  Y allí siguen las dos viejas momias lanzándose tortillazos envenenados como shurikens desde sus sillas de ruedas. DMalignus

¡Hijos que preguntas!

Todo el mundo sabe que acabó siendo la asesora estilística de Pitita. Desde hace poco, al quedarse en paro, ha pensado seriamente en jubilarse u ofrecerse en cualquier esquina de la Calle Serrano. C. del Palote

Está claro quién fue: Paloma Gómez Borrero. Y ¿por qué tengo esta información? Pues porque me carteaba con ella.

Empecé con la tontería de preguntarle unas cosas sobre el protocolo vaticanil, si una gayer debía llevar o no mantilla o si con las faldas de ganchillo de la mesa de camilla de mi abuela era suficiente… Y el espíritu santo nos llevó de una cosa a otra. Entablamos una relación epistolar crepuscular, a medio camino de un tostón de un film de James Avory y las memorias del marqués de Leguineche… Porque aquí donde la veíais, con su alcachofa de televisión nacional, Palo (así la llamábamos las amigas) tenía un sentido del humor bastante mundano… ¡Hasta algún chiste verde se contaba de novena en novena!

Total, que un día, puesta de de palomas con agua bendita (¿vas atando cabos de dónde salió el nombre de ese combinado?), me confesó en su carta que ella era la mente preclara que se encontraba detrás del brandname “Srta. Pepis”. Patidifusa no me quedé, más bien espatarragá.

Y es que Paloma siempre quiso ser estilista de los famosos. Que sí, que estar de reportera dicharachera era algo fetén, pero claro, cuando te destinan al Vaticano a cubrir al jefe espiritual de la cristiandad, en vez de a Nueva York en la puerta de la ONU, no puedes pegar el salto a los baños de Studio 54 a codearte con la Jagger y Charo Baeza… En la sede papal la cosa está más aburrida; desde el Concilio Vaticano II lo más interesante ha sido la campaña primavera/verano de la casa oficial de sotanas de Susan (tidad.)

Así que, en medio del sopor de ferragosto, le dio por idear una serie de juguetes para que las niñas españolas pudieran disfrutar de todos los colores del arco iris, ensayar en bustos infames de pelo sintético que ni una drag queen de barrio querría para sí… Todo para que, el día de mañana pudieran ir pintadas como una puerta (bien de glitter, bien de eyerliner, bien de contouring); como una pequeña venganza a su cara lavá de cualquier conexión informativa… Sr_Skyzos

Última creación de la Srta Pepis. No llegó a producirse.

Pues yo creo que la Srta. Pepis se dio cuenta que tanta belleza y tanto potingue solo le valieron para ser superficial y para entrar en las casas de los demás sin que le dejaran a ella quedarse en ninguna, ya que acababa como los zorros, sin pelo y pintada como una puerta; y de ahí a ser desechada.

Así que al final se hartó, se rapó el pelo a lo punk y descubrió el placer del cunnilingus con otras compañeras. Me la veo muy en plan “Millenium: la reina en el palacio de las corrientes de aire”. Con sus piercings, su cresta, sus tachuelas y dándole a la lengua para que otras como la “antaño Srta. Pepis” sepan lo que vale salir del establishment. Mu Tarr

Está claro que la Señorita Pepis no podía ser otra que una drag portorriqueña de las que han acabado participando en las primeras temporadas de RuPaul’s Drag Race. Ese gusto por las sombras, por el contouring y por el geso como base para la pintura al fresco que animaba a ponerse en la cara delatan a una drag en toda regla que, con mucha probabilidad, fue expulsada en el primer challenge porque «relied too much on her body.

Tras su salida del programa, se dedica a inyectar bótox de forma clandestina en culo y pómulos, y está desarrollando la idea de un nuevo maletín que comercializará para las niñas del país, conteniendo esta vez una cabeza + set de jeringas e inyectables de vitaminas, ácido hialurónico y silicona. Su nombre comercial ha pasado a ser el de Sta. Pepona».  Fakeplasticboy

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