Manual de guerrilla para maricas que luchan contra el fascismo y otras mierdas

Y lo que parecía imposible, sucedió. Trump y Musk saludando con el brazo en alto a un nuevo orden mundial, la ultraderecha ya es la segunda fuerza en Alemania, Milei campando a sus anchas, Meloni con pinta de que le queda mucho ocupando el cargo y Vox subiendo en las encuestas pese a que cada día dan más vergüen ajena, asquete y bajona. La internacional autoritaria se vislumbra en el horizonte tecnofascista y veo a mucha gente pasmada del susto porque no lo esperaban, como si en la última década no hubiéramos visto ya suficientes pistas.

 

 

La cuestión es que las cosas se van a ir poniendo más feas para todos aquellos que se encuadren en una minoría sea LGTBIQ+, sea inmigrante o sea mujer porque el fascismo es insaciable y los tecnoligarcas han descubierto que si desvían la atención buscando culpables, les permitimos todo ¿Se puede detener esta locura? Pues eso espero porque es la única esperanza que nos queda y sin ser yo socióloga, politóloga, psicóloga o antropófaga de esas, se me ocurren unas cuantas propuestas para iniciar el debate en plan Doctora Liendre, que de todo sabe y de nada entiende. Si sigues este método,  por maricón te van a meter en un campo de concentración igual pero al menos tendrás la conciencia tranquila por haber hecho lo que estuvo en tus manos. Pero para ello, en primer lugar necesitarás de…

 

                                 CONCIENCIA

 

 

Solo desde el convencimiento de que hay un peligro real de regresión en cuestión de derechos se abandona la odiosa zona de confort y el cuerpo se pone en marcha.  Así que deja de quitarle importancia o de mirar al otro lado porque lo que está ocurriendo en el mundo no es un juego, es una amenaza auténtica que debería atemorizar a cualquiera que vislumbre un futuro a cinco años vista con una Europa en la que la mayoría de países tendrán a la ultraderecha como primera o segunda fuerza política.

 

 

¿Te imaginas cuando se vean fuertes lo que serán capaces de hacer? Pues échale un vistazo a lo que está haciendo Trump con la gente trans y lo tendrás porque no se detendrán ahí y Florida o Hungría son un ejemplo estupendo.

 

Pero también es fundamental identificar la raiz del problema, que no es más que la versión 2.0 y tecnofascista de la eterna lucha de clases en la que cuatro ricachos van a poner todos sus millones y su tecnología para que odiemos al inmigrante, a la gente trans o a las feministas mientras te dicen que los impuestos son un robo y la educación o la sanidad, un lujo que no deberíamos pagar o eso dicen ellos mientras cientos de incels y youtubers repiten como loros.

 

 

Es evidente que ese discurso busca evitar la redistribución de la riqueza que constituye el hecho de pagar impuestos porque, como también es evidente, los millonarios no necesitan una sanidad o una educación pública si tienen dinero para constriuirse varios hospitales para ellos solitos. Y mientras se enriquecen más, desmotan la democracia o los derechos laborales sin ninguna oposicion que les haga frente porque tienen a la gente entretenida con los inmigrantes o las desportistas trans.

 

 

Es un plan sin fisuras, financiado con muchísimos millones invertidos en medios y redes sociales para cambiar opiniones y criterios sin moral que los frene. Insisto en el ejemplo de Musk porque es paradigmático para enteder a lo que me refiero.

 

 

                                 SOLO NO PUEDES

 

 

Pasar a la acción, a las protestas y a las barricadas será infrauctuoso y muy complicado desde casita, sentado en un sillón y dando me gustas en las redes sociales. Frenar a la marea facha de manera indivual es complicadillo, así que toca asociarse, buscar el sitio más idóneo y plantar cara en grupo a lo que nos viene encima.

 

 

Que esto es importante lo sabe la ultraderecha porque nuestra fuerza viene de ser parte de un grupo, de un colectivo, de ahí su obsesión por convencernos de que el colectivo es KK, de que ven a personas y no a grupos, de que el Orgullo es ridículo o de que solo debería importarnos la bandera de Españiiiiia, porque cuando dicen que la vida sexual de cada persona es un asunto privado no lo dicen por respeto, es que quieren mandarte al armario de un patadón.

 

 

¿Qué no te gusta el colectivo LGTBIQ+ que hay en tu ciudad? Pues hazte socio para intentar cambiarlo ¿Qué aún así no te convence? Pues monta otro nuevo, pero debemos ser la profecía autocumplida y funcionar como lobby, ese concepto que tanto ha manoseado el facherío (como si los cristofascistas no lo fueran desde hace siglos) y que es hora de ponerlo a nuestro favor. Y recuerda que hay muchas maneras de formar parte de un colectivo; de manera activa…O pasiva (guiño guiño).

Pertenecer a un colectivo hará que tengas una red de amistades y conocidos que será fundamental para la resistencia y te convierte en sujeto informado, algo fundamental para estar pendiente de las amenazas más cercanas, como el intento (por parte de los voxquimanos, como no) de derogar las leyes LGTBIQ+ en varias comunidades autónomas.

 

Unas leyes con las que (hasta ahora) puede que no te sintieras protegido pero viendo como se están poniéndo los tiempos de homófobos, habrá que defenderlas con uñas y tacones ante lo que aún está por venir y sin renunciar a un sola de las letras LGTBIQ+, porque el colectivo será inclusivo o no será y que les den a las terfas. Por supuesto, todo esto se puede llevar a cabo si practicas la…

 

                                VISIBILIDAD

 

 

Evidentemente todo esto que cuento se puede llevar a cabo si uno está fuera del armario, pero llegados a este punto hace falta más, hay que ser visibles ante la sociedad y no se trata de que vayas vestido a todas horas con la bandera arco iris, me refiero a no esconderse y tener una vida normalizada como marica, lo que significa que no escondas a tu pareja ni tu forma de vida porque no  es para avergonzarse. Este simple hecho ayuda a ponernos cara, a que tu vecina, tu compañero de trabajo o tu familia sepan que si se recortan derechos no van contra un ente abstracto al que denominan «lobby»,  sino contra personas que tienen nombre y apellidos pero sobre todo, tienen derechos que ni afectan ni molestan a la vida diaria del resto de los mortales.

 

                          CONSUME CON IDEOLOGÍA

 

 

Tienes más fuerza como consumidor que como votante. Es básico hacer boikot a productos que vienen de Israel, a todo lo que venga de Musk incluido X (¿Has borrado ya tu cuenta alli?) o o cualquier marca descubierta financiando a partidos fascistas o asumiendo sus postulados .

 

Que tú solo no tendrás fuerza pero si (de nuevo) somos muchos, hay que tener claro que las marcas responderán, porque serán fascistas pero, ante todo, son capitalistas y aunque ahora adoren a Trump, adoran muchísimo más al dinero.

 

   CONVENCER CON UNA SONRISA

 

 

Una vez tomada la conciencia de pasar a la lucha diaria se corre el peligro de convertirse un plasta insoportable que a todas horas va montando pollos a quién dice algo poco conveniente y eso no sería oportuno. No se trata de convencer al voxquimano que, por muchas evidencias que se le presenten, no va a cambiar su argumentario porque no se basa en la realidad y lo suyo más bien es un pensamiento mágico que no admite evidencias ni pruebas, así que en la vida real hay que hacer como en las redes; no darle visitas al troll y bloqueo directo porque ya se sabe…

 

 

De lo que se trata es de no asustar y atraer a nuestro lado a los dudosos, a la buena gente y a los que pueden ser aliados de nuestra causa pero siempre que parta de su voluntad (que no a empujones) y eso solo se consigue con actitud y siendo ejemplo. O lo que es lo mismo; menos palabras y más hechos. El tipo de vida marica es tan legitimo y defendible como lo son otros y hay que demostrarlo a diario. Tranquilo que no se te pide que seas una ursulina, pero desde luego nadie se va a poner del lado de una loca histérica y gritona que parece siempre de mal humor. Así que tenlo claro; no hay mayor revolución que parecer feliz con la vida que se ha escogido.  Recuerda que el fascismo te quiere deprimido y con miedo porque así quedas desactivado y ni planteas batalla. Pues a partir de ahora «Dientes, dientes que es lo que más les jode». Falta el último punto, tal vez es el más importante…

 

                                           VOTA

 

 

Que sí, que la democracia actual tiene muchos defectos, que los partidos de izquierda están ensimismados dándose puñaladas en vez de hacer un frente común y que cuando llega el día de las elecciones hay que taparse la nariz, pero tengo malas noticias; nos la jugamos en cada elección que venga el resto de nuestra marica vida. Porque en la biblioteca de tu pueblo sí que importa que haya libros LGTBIQ+ y eso se decide votando en las municipales. Porque las leyes LGTBIQ+ se dedicen en los parlamentos autonómicos y porque de nosotras, nosotres y nosotros depende que nunca haya un gobierno fascista en nuestro país. Si esta democracia no te gusta, imagina como sería la otra y con mirar a todo lo que está haciendo Trump puedes hacerte una leve idea. Y hay que tener claro que los que nunca se abstienen y siempre votan son ellos:

 

 

 

 

 

12 comentarios en “Manual de guerrilla para maricas que luchan contra el fascismo y otras mierdas”

  1. Me parece todo muy adecuado. Ahora queda que las personas (que no ghentes) que habitamos este lado del ArcoIris tomemos verdadera conciencia y apliquemos todo esto.
    Gracias MM

  2. Hola.
    Es difícil obtener información hoy en día sobre esta gente. Pero echad un ojo a ver si encontráis info del grupo llamado ‘Radikal Gay’, que había en Madrid alrededor de los 90. Daba gusto juntarse con gente comprometida que no dudaba en luchar por sus derechos.

  3. Ignacio Paredero

    Felicidades, todo bastante bien. Nivel intermedio, pero mas que bien.

    Orgulloso de que el colectivo se autoorganice.

  4. Gran texto, no he podido parar de leerlo.
    Lo único, por recomendar ser inclusivas, la A en el colectivo existe, siempre ha existido y seguirá haciéndolo, y no claudicar y seguir poniéndola nos ofrece un respaldo a los que estamos fuera de la alonorma. Fueron muchos años hasta dar con esa A y encontrar un lugar, cuidemoslo, por favor.

  5. Hace mucho tiempo, Shangay Lily seguía viva. Era pirada de por sí, imaginad cuando estaba ya terminal. Pero sí denunció el «gaypitalismo». Cuando pensamos que el neoliberalismo nos toleraría (ojo, nada de respetar, tiene narices) porque éramos unidades productivas y consuntivas de capital bla bla blá… muchos ya avisaron que el idilio no sería eterno. Siempre hay alguien detrás tuya en la escalera dispuesta a darte el empujón. El tema de Trump ya es malo. El señalamiento de la T, horrible. Como el pinkwashing de Telaviv, ¿alguien hizo caso?. Hasta Disney y McDonalds exhiben ahora «unapologetically» el cadáver de sus políticas DEI. Lo que nos espera será previsible, una reposición de mi infancia. Nunca nos respetaron. Sólo mientras les fuimos provechosos, como te exprime un narcisista (o un psicópata). Ahora las caretas han caído. Fin. Porque también hay que apuntar en la lista a los gerifaltes de las tecnos que acudieron a la coronación de su reina naranja y subvencionaron la gala (parecía la boda de la hija de Ana Botella, rodeada de mangantes y magnates…)
    Fui a una concentración frente a la Asamblea Regional convocada por Galactyco en protesta por la de abolición de la Ley 8/2016, de 27 de mayo, de igualdad social de lesbianas, gais, bisexuales, transexuales, transgénero e intersexuales, y de políticas públicas contra la discriminación por orientación sexual e identidad de género en la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia. Resumen: Esta ley se aprobó en 2016, con el tibio entusiasmo de PP (casi casi a ralentí entró por el aro). Ahora, sus socios de gobierno exigen la abolición de la misma además de no contemplar «ni un solo céntimo» en las futuras partidas presupuestarias dedicado a la «ideología de género» (¿se referirán a la UCAM?). ¿Con qué tiene para amenazarlos? Con la aprobación de los presupuestos, obvio. El debate se puso chusco, con increpaciones al colectivo nivel «Peponas travestis». Yo, que he disfrutado apropiándome del gaysper (puro invento VoX), que he disfrutado de las defensas del putomikel a «travesti satánica disfrazada de sota de bastos» (sic) y de la apropiación-resignificación del insulto que le dedicaron a Rodrigo Cuevas (Travesti supremacista). Yo que no entiendo la inquina contras les trans y los transformistas (si no fuera tan sufrido, me pediría ser una drag queen en mi próxima reencarnación) … eso de Pepona travesti, un intento tan burdo de ofender que no supe cómo darle la vuelta. Pero se puede, y seguro que queda cuqui.
    Y ahí estuve en la concentración, que soy cualquier cosa menos el alma de la fiesta. Enarbolando una bandera trans -sin ser yo nada de eso- Muerto de corte. Sintiéndome el menos indicado para «significarme» (perdona que te lo robe, Merche Alcántara). Pero es que resulta que aquellos a los que defendía la «acción performativa» (ahora te copio a ti, Judith Butler) estaban al otro lado de las cámaras y los micrófonos que nos señalaban. Una cuantas trans no querían entrar en el campo de visión (y alguno del colectivo estaba ahí, ahí, periférico). Entonces me di cuenta que dividir es vencer. No soy trans, pero estoy en las disidencias (quien se crea que ahí fuera hay un mundo que te va a aceptar como maricón a lo Mauri de «Aquí no hay quien viva», se engaña. Nunca fue así). Son compis de lucha. Y si nadie del les trans de al otro lado de la noticia quería llevarla, pues alguien tendría que hacerlo. Y con mucho gusto que lo hice al final, cuando caí en el ajo.
    Ahora que PSOE=PSOE-Q (-T al paso que va) he recordado alguna campaña de X de bots de maricones que se identificaban como LGB (pura mentira). Otros que les gustan separar el grano de la paja.
    Hay una imagen que habéis subido a este post que lo resume: La primera diferencia es la de clase. Es a la primera a la que le interesa debilitar enfrentando a las otras discriminaciones entre sí. Quién me iba a decir que a mis años me iba a volver teórico marxista. Estamos atravesades por múltiples discriminaciones y privilegios, pero el del primer nivel es la clase. Y de esa manera también podemos hacer alianzas transversales con las demás luchas. Los movimientos políticos LGTB parten de los movimientos de liberación social de mujeres y afroamericanos de mediados del siglo pasado. Nada que ver con la ultraderecha liberal, no lo olvidéis, maricoooones de Vox/PP. No nacimos por generación espontánea. Aparte que al separamos nos enfocamos en nuestros intereses (y que luego el feminismo de despacho se convirtió en una especie de club de señoras bien del que se marcharon furiosas las lesbianas, las negras, las demás racializadas…)
    En realidad me estoy volviendo algo más oscuro. No hago más que recordar el poema de Niemöller y la paradoja de Karl Popper para enfrentar al fascismo. Estoy escuchando a Iratxu Valera hablar en «Sabor a queer» sobre la violencia y a Nerea De Las Heras en «Lo normal» decir que está hasta el moño y también yo siento la tentación de responder al fuego con fuego, como David Velduque. Pero tengo que demostrar ser mejores que ellos a los que me enfrento (o a lo mejor no, a lo mejor esperan eso y debo ser impredecible y contundente. No sé, yo y mis dudas). Sólo que se me acaban las ideas; no sé cómo. Lo que tiran no deja mucho margen a la ironía, es zafio de cojones. Me gustaría vestirme con sus insultos con la misma elegancia con la que lo hicieron Mikel o Rodrigo. Porque la alternativa…

  6. Pingback: Estrategias para enfrentar el avance del fascismo y defender los derechos LGTBIQ+ - Hemeroteca KillBait

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