No quisimos ser soldados, la nueva obra de Fran Olivas

No ha pasado mucho tiempo desde la última entrada acerca de la obra de Fran Olivas, uno de nuestros autores habituales y bien admirados. Este sentimiento no es cualquier cosa, ha sido ganado a pulso por su magnífica y particular obra literaria.

Esta vez nos enfrentamos a su quinta publicación, cuarta en prosa, quedando pendiente: un poemario que fue publicado entre El olvido de todos y esta que aún quema en mis dedos: No quisimos ser soldados.

Empezaré comentando que la narrativa de esta historia es muy diferente a la utilizada en las anteriores. La frase de apertura es demoledora: todo un papirotazo que marca una pauta sobre lo que viene en adelante. No la voy a reproducir para azuzar la curiosidad de los posibles lectores, ya sabéis que odio desvelar tramas y procuro por todos los medios no hacerlo.

Bueno, no más preámbulos.

Nos encontramos frente a tres voces, pocos personajes pero muy intensos.  Los protagonistas canalizan sus anhelos y frustraciones a través del sexo, porque esta historia gira en torno a esta clase de relaciones humanas.

La han catalogado como novela erótica cuando, en realidad, supera largamente tal concepto.  Cierto es que el sexo vertebra el hilo conductor, pero su objetivo no es sólo incendiar los apetitos de los lectores, aunque llega a ese punto en muchas ocasiones. Va muchísimo más allá

Entreverados en la urdimbre, aparecen sentimientos de amor, de fracaso, de odio, de impotencia, de tristeza, de rabia, ira y violencia, pues no es una obra alegre en esencia. Cada personaje trae consigo un volquete emocional, y lo descarga en distintos escenarios, ofreciéndonos vivencias muy dispares, incluso antagonistas, en las relaciones humanas LGTBIAQ+

Los tres ecos se van sucediendo a lo largo de no demasiadas páginas, pero suficientes para que Fran logre desorientarnos con un inteligente juego de tramoya, pues sigue una linea temporal poco nítida. Llega un momento en que los personajes se revuelven entre sí, teniendo casi que acudir a las numeraciones de los capítulos para ubicar las escenas.  El libro es como un trago de absenta sin desleír: corto, pero de una intensidad rabiosa. Se puede engullir de un tirón sin problema, a mi casi me sucede. De hecho, tuve que forzar una parada porque se terminaba y es algo que me produce vértigo, pero eso ya os lo he contado en otras ocasiones.

La cuestión es que, en estos tiempos de claros retrocesos en los derechos de personas con nuestra naturaleza y clase de vida, No quisimos ser soldados despliega un horizonte donde la autenticidad de los sentimientos prevalece por encima de tabúes, prejuicios y otras toxinas culturales. No es tibio en absoluto y da mucho que pensar. Lo dice claro en la portada, bajo el título: «El cuerpo como trinchera, el amor como salvación»

Sobre el autor ya hemos hablado en otras entradas.  Es natural de Pinos-Puente, una hermosa localidad de la Vega de Granada. Biólogo Marino y también Psicólogo General Sanitario. Combina ambas profesiones/actividades siempre que le resulta posible y  procura dar charlas en centros de enseñanza secundaria para hablar de LGTBIfobia principalmente. Ha publicado El Tercer Lobo , La Memoria Prestada y la novela que mencionamos al inicio de esta entrada, trabajos que consideramos muy importantes para la educación y concienciación contra la violencia hacia las personas LGTBIAQ+ sin excepciones.

El libro ha sido editado por Editorial Cántico  y la portada es de Bran Solo  Podéis encontrarlo en vuestras librerías habituales y en la propia página de la editorial.

Si queréis obtener más información de Fran, aquí tenéis su Instagram

 

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