Siempre que voy a hablaros de un libro me encuentro ante la misma complicación: cómo hacerlo sin desvelar partes de la trama, de los contenidos, de los personajes, de los escenarios… Es una tarea muy dificultosa y, en este caso, especialmente cruda. Voy a intentarlo con todas mis fuerzas, pues esta historia lo merece realmente.
Jan nos ofrece su quinta obra. Una novela recogida en 421 páginas donde apenas hay momentos de paz. No es una metáfora, de veras estamos ante una composición trepidante que supone un cambio de rumbo radical respecto de sus anteriores publicaciones.
Todo transcurre en una capital de provincia no demasiado grande donde, un grupo de amigos -casi todos LGTBI– que permanecen más o menos juntos desde la infancia, experimenta cómo su día a día se ve impactado por un cambio muy radical y brutalmente agresivo. La trama nos sumerge en una recreación distópica, si, pero preocupantemente posible a la vista de las derivas sociopolíticas que estamos viviendo en todo el país, sin obviar ciertas maniobras ejecutadas e implantadas en otros lugares del mundo sin que parezca existir remedio, ni tan siquiera un freno, ante tamaño despropósito.
El protagonista, según trata de sobrevivir, va recorriendo la vida que ha compartido con cada uno de sus amigos a lo largo de tres décadas. Lo hace profusamente, con una mezcla de sentimientos que van desde el cariño más incondicional al rencor absoluto, del amor al odio, de la ira a la risa irrefrenable. Esto supone encontrar momentos en que resulta imposible dejar de leer y otros en los que es necesario parar porque, al menos en mi caso, la impresión se transforma en angustia e incluso terror.
La risa y el llanto se atropellan a veces en un mismo párrafo. Los sentimientos saltan por los aires constantemente pero, lo que prevalece, es lo que he comentado más arriba: la sensación de que puede suceder. No se trata de una invasión alienígena, un meteorito ni de un virus zombi, sino de las peores armas que el ser humano alberga dentro de sí: el odio y la ignorancia.
No os voy a endulzar nada. Es un viaje duro, amargo, frustrante y doloroso, aunque con momentos maravillosos en los que se puede respirar e, incluso, ver luz al fondo de la caverna.
Sinceramente creo que esta novela llega en un momento muy apropiado, sobre todo para las ciertas personas LGTBI, que contemplan, indolentes y ajenos, los intentos de ciertas gentes por destruir todo aquello que hemos avanzado en cuanto a derechos humanos a lo largo de varias décadas. Personas LGTBI que se creen fuera del conflicto, que incluso apoyan posturas absolutamente contrarias a su naturaleza. Esa gente existe, los vemos y escuchamos a diario. Asistimos, atónitos, a sus desvaríos e intentos de respaldar lo injustificable. Quizás sean personas que, por edad o posición social, se han encontrado todo listo, que no son conscientes del esfuerzo, del dolor, incluso de la sangre que se ha derramado hasta hacer posible su estatus, pero que tampoco saben cuánto pueden perder, que es muchísimo. Aun así, quien lea El Síndrome de Casandra, no va a quedar impasible.
Por cierto ¿Sabéis qué es el síndrome de Casandra? Pues se trata de un comportamiento mediante el cual determinadas personas hacen predicciones catastróficas sobre el futuro. Presagios que nadie cree y hacen sentir cuestionados e incluso reprobados a estos visionarios, con el doble sufrimiento que para ellos implica. ¿Es aplicable a la historia que nos ocupa? Esa es una conclusión totalmente particular y que cada lector extraerá según su experiencia.
No voy a extenderme mucho más, tan solo voy a mencionar una frase que me ha llegado a lo más hondo:
<<La vida merece la pena por lo inesperado que nos procuran los demás y esa razón debería ser suficiente para seguir viviendo.>>
Por último, comentar que la maravillosa portada de este libro es de Nader Sharaf y ha sido editado por La Marca Negra Ediciones donde lo podéis adquirir en breve, pues se han agotado las dos primeras ediciones y está en marcha la tercera. También podéis serviros de la web www.todostuslibros.com para comprarlo y que os lo hagan llegar a la librería de vuestra zona de influencia que mejor os venga.
Lo vais a disfrutar con toda seguridad, palabra de honor.
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