«Los pájaros» ha cumplido sesenta años

El maestro del suspense, aquel cuya cuidada maestría en la definición del plano como parte de una escena perfecta alimentó su ego como forma vital en la libertad de hacer un cine de autor en su máxima esencia, realizó en 1963 una de sus películas más insólitas, «Los pájaros».
La película, que se pensó que podría interpretar el elegante Cary Grant, fue sustituído por el poder de una masculinidad arrolladora;  un Rod Taylor cuya mirada deshacía tanto a una de las rubias tan queridas por Hitchcock (Tippi Hedren, que acabó del realizador y sus gaviotas más harta que Piolín perseguido por Silvestre), como a una inocentemente astuta morena ( Suzanne Plesette). Ojo con las morenas que aparecieron en sus películas, igual de atractivas que sus más populares protagonistas rubias;  algunas de las cuales (Janet Leigh) fueron ventiladas a las primeras de cambio gracias al «Macguffin».
A otras (Kim Novak) no ponía objeción alguna para que no llevaran sujetador y sus curvas de vértigo se volvieran más sugerentes, tal y como apuntó Truffaut, quien tuvo la oportunidad de conversar sobre esto y muchas otras cosas con Hitchcock. Los pájaros, que tanto miedo le daban al director(la policía también le aterraba), y que también se podían ver disecados en «Psicosis» como elemento figurativo del terror, aquí adoptan la forma de silenciosos programadores del suspense, ante la inoperante y aturdida impotencia de los humanos, encerrados en esa jaula llamada Bodega Bay.
Hichtcock y su manía de encerrar a sus protagonistas. El tren de «Extraños en un tren», la cabina telefónica que encierra a T. Hedren en «Los pájaros», las dos habitaciones donde trascurre «La ventana indiscreta»…,incluso en sus trabajos en exteriores apreciamos una constante y palpitante sensación de asfixia. Como claro ejemplo, una de las películas que más me gustan del director, y de las menos conocidas: «Pero,¿Quién mató a Harry?». Una característica del cine de terror que, actualmente  se deja de lado, en unos tiempos donde predominan más las posesiones demoníacas y lo sobrenatural.
Solamente he visto destellos de genialidad, puntualmente, en algunos directores actuales. Como, por ejemplo, en lo último de M. Night Shyamalan, «Llaman a la puerta», que con un planteamiento un tanto exagerado, (el apocalipsis y una pandilla de dementes), desarrolla una historia con puntos interesantes y momentos logrados. En definita, «Los pájaros» sigue siendo una obra tan original como estudiada. Una insólita muestra de inteligencia y pulso narrativo. Como «Tiburón», «Alien» y otros cuantos clásicos.

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