Y no, no vengo a hablar de ella, que todos sabemos que tiene mucho predicamento en esta página, pero no vengo a hablar de ella, me repito. Vengo a hablar de mis lecturas de verano, concretamente de un autor de Toledo y de otra de Albacete, que de una manera extraña se han entremezclado en mi cabeza y no puedo dejar de pensar en ellos como un todo, sin serlo. Quizá sea por la utilización de modismos que me son a la vez desconocidos y extraños, o por la presencia constante de la fauna y la flora propias de la sierra castellano manchega, el quercus de la sierra imaginada que da nombre al libro de Rafael Cabanillas, que bien podría ser la sierra del Bienservida de “Las palabras que te guardan” de Paloma Serrano Molinero.
Aparte de ese escenario común, si hay algo que une a los dos libros es su indiscutible calidad literaria, en dos vertientes muy diferenciadas pero igual de interesantes. Mientras que el libro de Cabanillas se engloba en el Noir Rural, muy en la onda de libros como el último de la Portela, o las pequeñas mujeres rojas de Marta Sanz; el libro de Serrano es como si Lucía Berlín se hubiera pasado unas hermosas vacaciones en Almansa. Cabanillas bebe de su buen hacer como narrador, demostrado con creces en sus libros anteriores, y Serrano bebe de su interior, en un ejercicio que no podemos llamar autoficción pero casi, una autobiografía novelada de la relación con su padre y con el entorno que la ha visto crecer.
En cualquier caso los dos libros son recomendabilísimos y os pueden hacer pasar unas tardes de otoño estupendas, como me las han hecho pasar a mí de verano. ¡Feliz otoño manchego!
Pues me los apunto, que ya no se cuando les tocará el turno porque tengo muchísima lectura pendiente.
Gracias mil Hilde.