Fue en 1922 cuando Walter Eliah Disney comenzó a producir artesanalmente cortos de animación aunque su estrella más conocida nació un año después y se convirtió en la firma de su incipiente imperio: todos conocemos las orejas de Mickey Mouse.
A Disney le persiguen toda clase de leyendas más o menos negras: que si nació en Mojácar, Almería, hijo de una muchacha mancillada por un medico en cuya casa servía, provocando que madre y bebé emigrasen a los USA. Que si era alcohólico, pro-nazi, antisemita anticomunista y soplón del FBI. Que si Mickey no fue obra suya. Que si su cuerpo permanece congelado desde su fallecimiento en 1966 a la espera de que desarrollen una curación definitiva para el cáncer de pulmón que, presuntamente, acabó con su vida. Un sinfín de historias que han sido más o menos confirmadas y vienen muy bien detalladas en su última biografía.
Al margen de todas estas historias, es un hecho que sus obras, cargadas de moralinas y exaltaciones patrióticas, arrastran millones de seguidores incondicionales. Pocas personas deben ignorar la existencia de este genio del cine de animación. Dicho lo cual vamos a abordar el tema que nos ocupa; las producciones de Disney jamás tuvieron connotaciones sexuales explícitas y, cuando se mostraba una relación amorosa, siempre se hizo desde la mayor de las ortodoxias. Hasta ahora.
Es posible que la tumultuosa asociación con Pixar haya conseguido que Disney diese el paso que muchos estábamos esperando: una relación abiertamente homosexual en sus animaciones y lo ha hecho con una obra de nueve minutos de duración que trata de la salida del armario de su protagonista y fue estrenada el pasado 22 de mayo.
El corto se llama -como no- ‘OUT’ y no voy a decir nada más, salvo que me ha encantado y que ya era hora, señores de Disney-Pixar.
Podéis encontrarlo en la plataforma Disney +