Le ha salido una seria candidata para hacer sombra a Aimee Mann. Sólo que les separan 28 años de diferencia de edad. En cuanto a la voz, sorprende la capacidad vocal de Natalie Mering (nombre artístico de Weyes Blood), que ya tiene cuatro álbumes de estudio, y acaba de publicar «Titanic Rising», para mayor gloria de los amantes del folk crepuscular y las delicadas atmósferas electrónicas («Andromeda»). Entre la épica sonora de esos estribillos «in crescendo» de «Something to believe» ó una «Movies» que se acerca, peligrosamente patinando (o, mejor, volando), a una sesión de espiritismo existencial -el video fue dirigido por ella-, la norteamericana se defiende mejor en las distancias cortas; cuando en un «Picture me better» se ve reflejada en un jardín clasicista y cinematográfico de Todd Haynes, modulado por su delicada voz, robándole a Enya todos los documentales de cisnes rosas del National Greographic. O en esa «Wild Time», con ese aire de decadencia hippie, alargando las frases con ecos sonoros para engrandecer la sombra lánguida de su plácida estratosfera. Una más de las cantautoras folk que nos llegan de los Estados Unidos; con ese aire de «semi-abstracta» mezcla de indie-folk, dulcificada por la voz y embellecido todo por adornos cercanos a la ensoñación. Cada cierto tiempo nos llega de los USA una artista de las mismas características. Los coleccionistas de puzzles de Dakota, Nevada y Arizona tienen aquí su mejor banda sonora. Después de ver la grandilocuente y fallida serie «This is us», claro.