Hace poco menos de un mes se cancelaban dos series importantes (sin haber salido en ninguna lista de lo mejor del año). En su corta vida nos han dado diversión, entretenimiento y nuevas propuestas que hace que de mucha pena que se hayan acabado. Lo que pasa es que luego si se alargan innecesariamente pierden la gracia y bien que las criticamos, así que nunca se sabe.
La primera es Ash VS Evil Dead de la que ya hablé en su primera temporada aquí.Al final ha llegado a las tres temporadas (que se meriendan en un periquete porque dura media hora cada capítulo) y bien se puede decir que no han tenido ni un minuto de desfallecimiento. Qué risas, qué imaginativos, que derroche prodigioso de escenas delirantes, rodadas con un pulso y un frenesí que ya quisieran muchas series grandes. Por las declaraciones de Bruce Campbell (actor que interpreta a Ash y artífice del proyecto) se puede intuir que más que una cancelación a las bravas, ha sido el fin de un ciclo y han preferido irse con el pabellón bien alto creativamente (aunque las audiencias fueran bien bajas). Claro que el manejo del gore no la hace para paladares finos, pero eso no quita para despedirla con tristeza y reconocer que ha sido una serie de la que ha dado mucho gusto ser fan. Adiós, Ash!
Que hayan cancelado «El exorcista» (ver post de la primera temporada aquí) sí que me ha dado más rabia, porque amiguis, la segunda temporada de la serie ha sido caviar del bueno. Desligada ya por completo de la película original, la serie ha despegado en una temporada con más sustos que los que da hacienda y una trama compleja y construida con un guión impecable. Nunca sabes por donde te va a salir hasta que no llega el final de la temporada.Ha mostrado una capacidad asombrosa de mantener la tensión y un talento espectacular para proponer nuevos asuntos para el tan trillado subgénero de las posesiones. Y si faltaba algo, la subtrama de Marcus el ex-cura marica y sus novietes osazos ha sido una puta maravilla. Más morbazo no ha podido haber y esta escena de la que pongo foto ya es, sin duda, historia de la televisión marica.