Tom Spanbauer de mi vida ( y de mi corazón)

«Yo te quise más» es el último novelón de Tom Spanbauer. Digo novelón porque este hombre nunca escribe cosas que tengan menos de 400 páginas. Y digo última, porque a su edad, casi sería un milagro que escribiera otra (nació en 1946), sobre todo teniendo en cuenta que suele tardar casi diez años en escribir un libro.
Aunque ya tenía una novela anterior, Spanbauer se hizo famoso en el mundo entero por «El hombre que se enamoró de la luna«, un western que supuraba mariconismo por todos sitios, lleno de imágenes líricas y mucho antes de que Brokeback mountain se llevara los honores (injustamente, porque a mí siempre me pareció mucho, muchísimo más inferior y menos valiente).
Luego vino «La ciudad de los cazadores tímidos» las aventuras de un joven y pueblerino marica en el Nueva York de los ochenta con la plaga del SIDA de fondo, cuando arrasaba con todo y con todos. Casi una década después, escribió la maravilla inconmesurable de «Ahora es el momento» la historia de un jovenzuelo marica asfixiado por una familia castrante en un pueblo de mala muerte (de Idaho, of course) que se enamora de un chico indio .

ahoraCuanto lloré, cómo la disfruté, que manera de escribir tan bestia, tan salvaje, tan maravillosa. La novela contenía uno de los polvos más chulos que han leído estos ojillos en su vida.

Si unimos todas las temáticas de sus novelas (Idaho, la cultura nativa india, Nueva York, el SIDA, las familias integristas, los amores imposibles que se eternizan), tenemos «Yo te quise más«, casi un testamento y la demostración de que Spanbauer en realidad nunca ha escrito novela, sino su biografía en cinco partes que aunque parezcan distintas, son fracciones de un todo. Y no, no es una crítica negativa, es una absoluta declaración de amor. Cuando se leen cinco novelas escritas tan a sangre y carne como las cinco que ha escrito este señor, es imposible que te engañe. Yo ya sé perfectamente quién es Spanbauer por dentro y lo amo, sí, lo amo sobre todas las cosas.

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Amo su manera de ofrecerse abierto en canal a sus lectores. Amo su prosa reflexiva y poética llena de frases cortas que brillan en la oscuridad de los pensamientos huecos. Amo como sobrevivió a la enfermedad del SIDA para contarla y como ha hecho de la escritura algo más que un oficio. Amo que me reconcilie con lo mejor de la cultura norteamericana. Amo su manera de mostrarme que la naturaleza te puede curar el alma y que ante la duda, mejor curarse en una ciudad como Nueva York.

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Sorprende que hasta la propia editorial haya publicitado el libro como «una historia de bisexualidad»…Mande? ¿Donde coño hay bisexualidad en esta novela? Claro que hay una relación entre un marica y una mujer, pero ni siquiera follan y ni siquiera se puede llamar amor, más bien es pura necesidad. Habría que hablar más bien de un trío amoroso formado por Ben, Hank, y Ruth, un triángulo de lados imperfectos en el que los únicos que llegan a formalizar su amor son Hank y Ruth, precisamente lo que nunca hubiera deseado el protagonista homosexual, Ben, al que es imposible no identificar con el autor pues su trayectoria vital es la misma; familia granjera de Idaho, juventud bohemia en Nueva York, madurez con el SIDA en Portland dando clases de escritura.

No, no es un libro romántico de final feliz y amores que se convierten en legendarios porque nunca hubo amor correspondido. Y como un buen escritor debe hacer, Spanbauer es el primero que enseña sus miserias, sus pobrezas y sus tristezas. Sólo así se puede acabar con la frase que le da título a la novela y no quedar convertido en un ser ridículo y patético.

Déjame que yo también te lo diga, Tom Spanbauer. Tendrás muchos fans, tu legado te sobrevivirá, tus novelas se seguirán leyendo por mucha gente muchos años después, pero yo… Yo te quise más.

5 comentarios en “Tom Spanbauer de mi vida ( y de mi corazón)”

    1. Yo es que nunca voy a entender cómo este hombre no es patrimonio de la humanidad. Pero lo será, lo será.

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  2. Gladys Pereyra

    Me encantó tu post, ya encargué el libro. Yo también amo y amo y amo a Spanbauer, me toca hasta las fibras más íntimas. De otro planeta.

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