Y en nuestra página de Artes, hoy os hablamos de Abel Azcona; un artista rodeado por la polémica, que hace uso de su cuerpo como lienzo donde trabajar, y de su experiencia vital como material con los que realizar sus obras.
Abel usa la Performance como medio de expresión artística, exorciza sus traumas vitales y los expone al público en una mezcla de exhibicionismo, pornografía, sadomasoquismo, protesta social… todo mezclado con la fragilidad del que se presenta como un mártir de la sociedad y un eterno abandonado; gran parte de su trabajo se basa en el recuerdo de una madre prostituta que lo abandona al nacer.
Este abandono le provoca un estado de fragilidad perpetua, que lo lleva por períodos de internamiento psiquiátrico, intentos de suicidio y una falta de empatía hacia el otro…
Entre sus propuestas, hace uso de la sangre, propia o menstrual de voluntarias, del sexo con desconocidos en galerías de arte o en encuentros fortuitos que registra en video y fotografía, vísceras, cuerdas… todo un repertorio clásico dentro del mundo de la performance basado en la provocación y la denuncia.
Esto es lo que vende… pero ¿Cuánto de arte hay en toda esta parafernalia? ¿Cuánto de autobombo, de artista maldito, de etiqueta snob? … Juzguen ustedes…
A mi lo siento, pero el mundo performance me da una pereza extrema…
Pues a mí me daba…Hasta que ves uno que te llega, te toca y trastorna y ahí ya, cambias de opinión. Me invita a ver a Abel Azona y seguro que digo que sí.
Yo le estoy empezando a descubrir y me gusta que, como se evidencia en el video, explique en términos accesibles algo tan conceptual como lo que hace.
Muy interesante post!
Yo creo que, de entrada, este mundillo produce rechazo precisamente porque lo que intenta es abrirte en canal. Y cuando lo consigue -a mí todavía no me ha pasado-, me imagino que lo que tienes que hacer es dejarte llevar y seguro que acaba siendo una sensación maravillosa…
Vomito arcoiris