Ávidas estábamos de que lo nuevo de The Crown llegara a nuestras pantallitas, pese a que sabíamos que tendríamos que lidiar con la muerte de la Spencer (esto no es un spoiler, estaba en todos los avances cualesquiera su origen y condición).
De entrada, Netflix ha decidido partirnos en dos esta última entrega, dándonos 4 capítulos este mes y dejando el siguiente para los albores navideños. Incluso debemos reseñar que tenemos algo del trabajo de Anne Germain entre lo que acontece. Todo un deleite, como en las temporadas anteriores, la recreación de escenarios, situaciones y vestidos en los personajes.
Así pues, nos hemos situado en un 1997 donde los personajes han aparecido crecidos, avejentados o novedosos, y a los que vamos a repasar un poquito tras la rigurosa observación de los capítulos.
Diana: Hay rato en que nos creemos a Elizabeth Debicki como a la princesa de Gales pero muchas otras no. Ella lo intenta con su mohín de atolodramiento como si oliera una pelfa e intentara saber de quién haciendo conexiones neuronales complejas, pero no siempre acierta. Además, tiende a agachar la cabeza, como Di solía hacer, pero abusa del gesto tanto que habrá pasado factura para fisioterapeuta fijo. Movimientos corporales que son ajustados al personaje, lo que ayuda el vestuario que es, como siempre en esa serie, formidable. A nivel de guion, no termina de contar cómo la rubia manejaba un poco bastante a la prensa a su antojo.
Dodi: Él iba de fucker pero al final lo asemejan a un dependiente emocional y económico de su padre. No conocíamos mucho al Dodi original ya que su área más pública transcurrió en menos de dos meses por lo que descubrimos que va separando ligues por yates (es lo que tiene el parné) y que ya tenía al que diseña las camisas del SHEIN en su catálogo de vestuario.
Reina Isabel: Imelda es genial, pero el personaje está siempre como pasmao. Será por el rancio abolengo o por el abuso de secador de pelo. Nos quedamos con más ganas del tormento de Isa cuando se le pedía que acudiera a mostrar sus reprimidas emociones la calle Ferraz…perdón, a London. Cabe destacar que la colocan durmiendo con su esposo y muy ocupada por sus corgies y no por los ponys, como Camilla.
Carlos: A ver, de Carlos nos pasa que el actor tiene un rostro más afable que el propio Rey actual, por lo que, aunque sus líneas a veces sean duras, no termina de cuadrar. Aún así, parece que le han metido mucha emotividad al personaje. Suponemos que como ya ha ascendido, no vaya a ser que le dé por reinaugurar las mazmorras de la Torre de Londres con los de Netflix.
Ana de Inglaterra: Va muy bien peinada y es más guapa, por lo que tiene que estar contenta.
Felipe Duque de Edimburgo: Nos pasa un poco como con Diana y Carlos aunque peor: no nos lo creemos. El viejito un poco afable, un poco duro, un poco enfadado por que no le han dejado el asiento en el bus no es lo que tenemos en mente de este señor hasta sus últimos días.
Camilla: Nos la pintan como un personaje muy secundario, más en esta temporada por todo lo acaecido. Tiene un ritmo corporal como para ponerle unos patines con navajas afiladas.
Guillermo: Se atisba al joven atormentado desde antes de fenecer su madre. El actor tiene como parámetro bajar la cabeza por genética pero aún así refleja, de alguna manera, algo emocional. A la familia se la trae un poco al pairo,. De hecho (atención spoiler) se pierde por las Highlands y la familia asoma un poco el morro, no lo ve, y se van a tomar el té tan campantes.
Enrique: El pelirrojo está un poco de atrezzo. Normal como ha acabado.
Margarita: Bebe, fuma e intenta reeducar a su hermana con el Emocionario.
Matrimonio Blair: De Tony, poco que añadir, pero el que ha elaborado los guiones se la tiene jurada a la pobre Cherie. Ya sabemos que parece que la británica ha enrollado con un rallador de queso pero no sabemos si merece esas líneas tan retorcidas sobre la Familia Real.
Fergie: ¿Dónde está Fergie? Siempre debería salir.
Llegando aquí, amado lector…¿tiene usted algún aporte?¿Nos hemos dejado algo necesario de destacar?