¿Es Instagram el nuevo Grindr?

Instagram, esa red social que te hace creer que eres fotógrafo profesional, ha pasado por diferentes etapas a lo largo de su corta existencia: De pasar a ser una especie de caja de lata con restos de galletas de mantequilla,  donde guardabas todo tipo de fotos de tus viajes, amigos, borracheras y fiestas de guardar, paso a ser un compendio de gatitos con ojos tristes, a la biblia de comidas y platos a cual más estrambótico e hilarante del bar de la esquina.

Luego avanzó, a crear una falsa realidad de cuán felices éramos en una vida inventada (conozco a más de uno que etiquetaba sus fotos en sitios donde nunca había estado)  Lo importante era que los demás, tus followers (término que pronto formará parte del habla cotidiana de mi madre cuando vaya al mercado) sintieran que tu vida era perfecta, que paseabas en un barco tomando möet&chandon, cuando lo que realmente estabas es tirado en el sofá de tu casa con un pantalón de chandal que podría andar sólo, unos calcetines llenos de pelotillas y con la cara sin lavar, y eso que ya son las 5 de la tarde… pero lo importante es lo que se ve a través de las redes.

Tras esta exhibición pública de lo externo, se dio un paso más allá: la exhibición privada. Y de pronto empezaron a salir los autorretratos de dudoso gusto (incluido ese gusto extremo por sacar los morros cual participante de «palabra de gitano» )

Y de ahí al desnudo semi-integral se tardó un cuarto de hora (recordemos que la plataforma tiene una política muy estricta en estos temas y a la primera de cambio te censura y te cancela la cuenta)

Así que de repente aparecieron proto-entrenadores de gimnasio de polígono industrial y/o extrarradio que te mostraban su cuerpo serrano, algunos con su antes y después  (algunos Antes mucho mejores que los DESPUÉS) Y de fotógrafo profesional se pasó a nutricionista de primera. Y de ahí en ser unos expertos en la pose, recuerda querida que cualquier genital es automáticamente censurado en la aplicación. Así que te encuentras todo tipo de contorsionismos y acrobacias dignas del Circo del Sol, con tal de enseñar un trozo de cacha, un poco de vello púbico o insinuar el tamaño del miembro de honor.

Y ante tal despliegue de charcutería fina, uno se pregunta: ¿pero eso ya no se hacía en Grinder y otras apps similares? Y ahí es cuando te contestan en plan coro griego: «nooo, Instragram no es para ligar…» Perdona?!!!

Oye Maricarmen, que tu puedes hacer con tu vida lo que te salga del potorro, enseñarlo en un contrapicado, corriendo grabe peligro tu integridad física con doble desmembramiento de clavícula con tal de sacar una pose copiada de la niña del exorcista, pero vamos, seamos coherentes, sino… ¿a qué viene tanto pezón al aire?, ¿tanto primer plano de calzoncillo con medio kilo de choped en barra dentro? Qué trabajas ahora para Campofrío…

No sé, Mari Amparo, pero para mi, que te estás equivocando de aplicación.

3 comentarios en “¿Es Instagram el nuevo Grindr?”

  1. Tengo «amigos» que reniegan de los grínderes varios por ser aplicaciones que fomentan el sexo basura de usar y tirar y, sin embargo, están constantamente «quedando» con conocidos por Instagram, que no está tan mal visto.

  2. Instagram es solo una herramienta. Y mira q yo estoy desencantado con ella porque el pasado verano sin previo aviso mi cuenta fue cancelada y he perdido mis fotos y mi historia de mis ultimos cuatro años. Asi q no quiero ni otro ig ni mas nada con ellos. Pero elnuso q quieras darle depende de ti mismo. Al bsr de tu pueblo puedes ir a jugar al dimino, a pillarte un pedo de anis con redbull o a ligar chatis. Pues enbig…lo mismo. Fotos de chulos, recetas de cocina o exhibir tu supuesta vida feliz ( mas falsa q unas tetas de madera)

  3. Foto del avatar
    FakePlasticBoy

    A mí me encanta cuando un actor mierdero, un cantante mierdero, un fotógrafo mierdero o un ilustrador mierdero se esmera cada día en enseñarte hasta el ojete porque el mundo no puede vivir sin admirar su belleza y su estilo de vida, pero una vez cada 6 meses sube una foto de su trabajo mierdero autoproclamándose artista. Que entre pose y pose también le da tiempo a hacer alguna de sus mierdas.

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