INT. APARTAMENTO DE ADAM. ANOCHECER.
OFF : “Always on my mind” Dub Mix . Pet Shop Boys
Antes de que leas esta crítica te voy a lanzar una pregunta: ¿Te gustó Weekend (2011)? Sí, la película que catapultó a Andrew Haigh en el panorama indie y Lgtbi+ más cool y hypster (y le permitiría grabar posteriormente la serie “Looking”). Si te gustó, o como a servidor, la amaste, sigue leyendo. Si por el contrario, te pareció lenta, aburrida, o intrascendente, no sigas. No te juzgaré, Chuck Norris del cine, Jose Manuel Soto de Twitter, broccoli de la infancia. Pero que sepas, que esto es un Weekend ciclado, hormonado, onírico y maximizado. Así que no digas que no te lo advertí, Herman Tersch a las 6 de la mañana en una barra libre. Con cariño, eh…
Aún recuerdo asistir al estreno de “Weekend” en el festival de cine Lgtbi de Madrid de 2011. Y tras tanta película gringa insustancial bienintencionada pero sobreactuada filmada con la cámara del Cinexin digital… O con ínfulas de grandeza pero gatillazo total… Nos deslumbró esta historia mínima: dos chicos se conocen un fin de semana cualquiera y hablan, asín de simple. Y sin embargo, fue como si Henri Canvill bajara de los cielos y me diera pollazos en la cara durante dos horas, pero con amor, sin dejar moratones. “Weekend” era pura aparición mariana fílmica en el secarral mediocre de un festival de cine LGTBi, como encontrar las caras de Jesús, María y el palomo en el culo de un perro, un jamón o en las paredes de los baños la Fnac de Callao antes de que los transformaran en un correccional.
Dos días, dos desconocidos muy perdidos, mucha charla intrascendente o no, una atmosfera de barrio obrero inglés donde casi se puede oler el fish and chips y las moquetas polvorientas, un comienzo de amor real (o azuzado por las circunstancias y las drogas) Y voilá: una joya de peli tan modesta, que el director la montaba en un Mac recostado en la cama con su marido al lado.
Y ahora, tras reventar durante medio año el circuito indie y festivalero “All of us, strangers” o “Desconocidos”, por fin llega el dia 23 de febrero a España. Y como servidor ya la vió, solo os puedo decir una cosa: WOW.
Haigh nos propone una historia doble, y un mismo protagonista: Adam. Interpretado por el inquietante Andrew Scott (el cura buenorro de “Fleabag, o Moriarty en Sherlock) y esos ojos negrísimos, capaces de expresar desde la maldad más pura a la tristeza más desangelante, y creértelos totalmente. Adam es un guionista bloqueado y deprimido que vive en una torre de apartamentos tan vacía como impersonal y con Londres al otro lado de las enormes ventanas. Un día se encuentra con Harry, al que da vida el nuevo chico de moda en Hollywood, de blancas y torneadas carnes y flamante nuevo Gladiator, Paul Mescal, aupado tras “Normal People” o “Aftersun” a status de sex symbol indie. Y muy buen actor, todo hay que decir. Lo mismo te podría hacer de white trash en Magaluf, o de seductor 007 en smokin, y saldría airosísimo.
Al mismo tiempo que la historia de amor comienza, Scott intenta escribir sobre su infancia. Para ello visita la casa donde vivió con sus padres hasta que, a sus doce años, estos mueren en un accidente de tráfico. Pero, Claire Foy y Jamie Bell, magníficos como sus progenitores(Bell siempre será Billy Eliott para tod@s) aparecen en su viejo hogar como si nada hubiera ocurrido 30 años atrás.
¿Qué es sueño, qué es realidad? Y aquí es donde el director se saca la chorra. Primero con una estética cuidadísima, de primeros planos, reflejos, luces sintéticas, y una banda sonora con dioses queer como Pet Shop Boys o Frankie goes to Hollywood (se nota el salto en medios desde “Weekend”). Y segundo, con unos actores en estado de gracia, con cuidados diálogos y un guión que, dando pistas lentamente, te mete de lleno en un cocoon onírico y alucinógeno, donde no sabes qué es real y qué no. Como un viaje de marihuana pura en pipa de agua. Todo es reconocible, pero la realidad se retuerce mágica y lisérgicamente.
Desde la torpona relación inicial de Scott con Mescal, dos almas atormentadas intentando descubrir el amor, a la redención de los traumas infantiles con sus padres… Haigh nos mete en una atmosfera tan tan tan envolvente, que a pocos minutos del comienzo olvidas que existe un mundo exterior. Algo parecido a “Weekend”, pero con factura de lujo y los tripis te los has metido tú, no los protas.
Los momentos oníricos podrían haberse ido de madre, y descarrilar en un ejercicio de estilo vacío y pretencioso. Pero no. Justo cuando empiezas a levantar la ceja, te tranquilizas al sentir que todo encaja, todo acompaña, todo crea la atmosfera y la historia, con esa fotografía tan eléctrica.
Basada en el libro del japones Taichi Yamada “Strangers”, Haigh consigue un filme brillante sobre el amor, la soledad, los traumas infantiles, los sueños y la necesidad de afecto y comprensión en una sociedad donde no encajas. Todo envueltito en unas interpretaciones desnudas y una emotividad a corazón abierto. Ah, y sin desvelar el final, aún estoy conmocionado y con una mezcla de sentimientos tan brutalísima que no sé si me gustó, o no quiero que me guste. Lo que si sé, es que estamos ante una obra casi maestra, rozando la madurez total del autor y una emotividad que te desgarra el interior, partiéndote el corazón en cachitos, uniéndotelo de nuevo y dinamitándolo en partículas. Una experiencia para presenciar en la oscuridad del cine y que te dejará noqueado durante horas.
O, si no te gustó “Weekend”, Ortega Smith del multicine, serán dos horas de sufrir y aburrimiento, pretenciosidad y moñismo… Elige tu propia aventura, y ya me comentais que os ha parecido. ¡Disfrutad!
Desde que supe del estreno de esta película estoy deseando verla, cierto es que «Weekend» no la he visto pero si «Looking» (la serie y su epílogo en película).
La dan en los cines este viernes, así que ahí estaré y estoy seguro que me encantará.
Muchas Gracias por la aportación.
Hola Jesús. Pues dale a Weekend. Esta en Filmin. Vale la pena. La verdad. Looking me gustó, aunque no me empapó tanto como las películas. Por favor. Dime cuando veas esta, que te ha parecido. Abrazos, licenciado.
Gracias por la advertencia. No me gustó demasiado «Weekend», pasaré de esta a pasitos ligeros…
:3
Mi Herman Tersch!!! Jajajaa. Broma. No pasa nada. Lo entiendo. Es parte del texto lo de meterme con los no amantes de Weekend. O de Calle me by Ur name. O… No la veas. Pa sufrir no vale la pena!!! Gracias por comentar ❤️
Soledad, soledad, soledad. Como una pequeña decisión puede marcar para siempre. Me quedé muy . Preciosa.
Mi Querido Sr.Meninges:
Cómo te dije fui este finde a ver ALL OF US (STRANGERS),.
Es HHERMOSISSSSSIMA, muy muy bonita, muy bien rodada, muy bien interpretada, ambientada ….
Que me ha superencantado, creo que es una de las películas del año.
Muchas Gracias , muñeco.
Ay que guay. Me alegro mucho! Yo ya dos veces la vi!!!! Gracias por verla. Ole ole ole
Actores en estado de gracia y que desprenden una química que ,en la pareja protagonista ,pone los pelos de punta.
Me encantó Weekend en su momento y me ha entusiasmado esta nueva propuesta de su director .
Película que ,sin duda ,será una de mis favoritas de 2024 .
Este weekend volveré a verla para relajarme en sus escenas y deleitarme en sus actores sin la tensión de saber que está pasando .
Un placer leer tu reseña y poder compartir mis impresiones sobre esta película magistral .
Que maravilla majo!!! Me alegro mucho que te gustara. Si si. Weekend era un descubrimiento. Esta es poética. Onírica. Y los actores están para comérselos. Los 4. Dale al revisionado y disfruta y sufre. Un abrazo enorme. Gracias por leer mi texto
Vivo muy desconectado del cine. En realidad llevo bastante disociado de la realidad que me gustaba desde hace unos cuantos años. Alextimia lo llaman ahora. Esto lo digo porque cuando fui a ver «Strangers» ni sabía que la había dirigido quien en su momento hiciera «Weekend». Y claro, identificar en el principio de esa película el «mapa de la soledad» que puedes encontrar en Londres, Madrid o en Murcia mismo si te empeñas…pues es un rastro muy reconocible de Andrew Haigh. Creo que puedo sobrevivir a una película de «desarrollo lento» como «Weekend», pero no a la soledad a la que me arrojaba al final, demasiado parecida a la real. A veces, huyo al cine para escapar de una realidad que me asfixia (Rocío Jurado vibes). Ayer mismo huía de una relación tóxica con un narcisista y no tuve mejor maldición para los ojos que meterme a ver «Secretos de un escándalo» (May November) Supongo que es la manera que tiene Dios de decirme que transite por el dolor de una puta vez. O karma con mala leche.
La historia de Haigh (adaptada) tiene su gancho mediante un recurso muy manido pero efectivo en guiones «¿Qué pasaría si…?» Si pudieras reencontrarte con tus padres que ya no están y pudieras hablar con ellos como un adulto, si pudieras decirles que bueno, todo fue más o menos bien, sobreviviste, pero que aquí estás, y que lógicamente los echas de menos. A su vez, desarrolla en paralelo una relación íntima en las circunstancias menos propicias (we found love in the hardest place…) . Y con «íntima» digo ÍNTIMA. Que va más allá de ver Netflix juntos, en donde por una milagrosa vez descubres tus vulnerabilidades ante alguien y en éste vez de echar a correr, te abraza y te sostiene. El fondo sonoro reclama la atención de los X, supongo que los millenials no tendrán ni idea de quién es Frankie Goes to Hollywood y demás. Hay que tener más de 40 para entender las canciones. De hecho, criaturitas criadas con la MTV, ¿A que el plano final os recuerda mucho el principio del videoclip de FGTH?
A ver, me despego fácilmente de la realidad porque nunca lo tuve fácil en ésta. Pero hay una frase que Joan Cusack le espeta a Melanie Griffith en «Armas de mujer» que habla de la ficción y la realidad. «A veces canto ‘like a virgin’ en la ducha, pero no me creo Madonna». A veces la ficción, el cuento, lo imposible, los unicornios voladores todo cuquis son necesarios, pero acepto el juego, no son reales. La caída así es menos dolorosa. Cuando vas al cine (incluso en un documental) aceptas un pacto: aceptas voluntariamente la disposición de creer que una ficción es así, «real» , por el tiempo que dure la película (que «compras» el argumento), es el «make believe» al que necesariamente accedes si quieres disfrutar. Fuera, los depredadores no avisan. Si el desarrollo es verosímil o el personaje inolvidable, es bonito pensar que algún día te los cruces por la calle (¿Quién no se alegraría de volver a ver a la Agrado de «Todo sobre mi madre»?¿Quién no querría vivir otra «Rosa púrpura de El Cairo»?). Todo esto lo suelto por dos razones. Para aquellas cabezas cuadradas a los que la historia no les parezca real, bueno, digamos que está sazonada de detalles lógicos plausibles con la alucinación (delirio febril, alguna rayi de «catnip» ejem…¿MF?), así que sí, tío aburrío, el orden del mundo sigue estando alineado con tu lógica (en fin).
El segundo detalle es que, bueno, la película acaba bien, o por lo menos, mejor que weekend. No te quedas con ganas de saber cómo seguirán los personajes, sabes que como todo en la vida habrá un recorrido (un tiempo indefinido de vida, como la replicante Rachel en Blade Runner, pero ese tiempo existe -fuera de la película, claro-). Pero lo importante, pasar del enamoramiento/tonteo/encoñamiento al amor entendido como decisión consciente de mantenerte al lado de alguien y trabajar juntos en esa relación ha sucedido. Algo que en estos tiempos ya es hablar de ciencia-ficción.