La segunda temporada de la serie creada por Leticia Dolera podía haber caído en una lluvia de subrayados sobre los prejuicios acerca de la pareja, la amistad y los recovecos del «pienso en sí, pero es no», «espero esto y provoco aquello», «me dejo llevar y todo se me cae encima». Ese «todo fluye», con una prístina cadencia de equilibrado guión, consigue mantener inalterado un nivel convincente desde el minuto uno hasta un emocionante final de temporada, con esa canción de Cecilia («Nada de nada»), que sella su temporada con una amargura e incertidumbre para recordar.
Si bien es cierto que explora los lugares comunes que hemos visto una y mil veces en pantalla, lo bueno es hacerlo para que parezca fácil y llegue al espectador sin fisuras, sin tratar de aleccionar.Y, además, utilizando en un final de feria a todos los personajes como pequeñas notas musicales, como pequeños retazos de melodías dispares, que el azar hace que se encuentren en unos momentos de vidas que antes hemos visto como decisivos para todos ellos. A partir de ahí, la vida sigue su curso. Caminando por la estela de esquemas que nos puedan recordar a otras marcas con idénticas situaciones («Girls», como inequívoco referente generacional), Leticia Dolera utiliza de forma sorprendente un «crecendo» narrativo, con hormas de comedia dramática a lo norteamericano pero con sabor patrio, jugando a alterar las emociones con irrebatibles portazos de guión absolutamente tan concisos como brillantes. Con momentos muy divertidos y otros no tanto, el vaivén de situaciones recorre sus capítulos de un tirón, dejando atrás el poder de su innegable calidad. En este sentido, sin pasarse de la raya y tratar de engañar al público cayendo en la sensiblería, las frases que deja al servicio de un portentoso Enric Auquer elevan el listón a la categoría de lo memorable. Ritmo y agilidad. Unos secundarios que suben peldaños hasta llegar a la escala de primordiales.
Una serie que no es lo mejor del año nacional. Es una de las mejores series del año. Y ya. Donde se demuestra la calidad de nuestros actores, el buen hacer de una historia y el peso que deja en la memoria las numerosas excelentes secuencias de esta gran serie. Leticia Dolera, se ha ganado usted el sobresaliente. Espero que alguien le convezca para hacer más trabajos como éste o más temporadas de su serie. No hay más que decir.
Yo tenía muchos prejuicios con la primera temporada y lo flipé. Vamos, que me lanzo de cabeza a la segunda.
Pereza….
Pues no sabes lo que te pierdes, prejuiciosa