La mejor manera de hacer un biopic sobre la vida de un escritor y compositor de musicales es hacer un musical. Si encima ese musical ya estaba escrito, debería ser fácil que la película quedara bien. Pero es que biografías y musicales son dos géneros que en el cine no admiten términos medios; o molan o sale un bodriaco infecto. Además suele ocurrir que los musicales que no se han hecho exclusivamente para el cine (porque tuvieron su recorrido previo en los escenarios) no salen bien, al menos de unas décadas a esta parte. Por eso La la land y The Greatest Showman salieron perfectos y Cats o Into the Woods son dos pesadillas horreznas para olvidar. Obvio hablar de Mamma mía porque no es un musical al uso si tenemos en cuenta que eran canciones de ABBA y digamos que así es más fácil triunfar.
Toda esta introducción era para contarte que ya puedes ver en Netflix la película musical Tick, Tick… Boom! que su vez está basado en el musical original y autobiográfico de Jonathan Larson, el autor del archifamosísimo musical RENT y que es una de las mejores películas del año (a mi entender), una preciosidad que si no te gustan los musicales, ni te acerques porque cantan y bailan un 80% de la película y esta no te va a convencer de que te hagas fan.
Además, tal como hacía Larson, no hay grandes números con miles de bailarines, fantasías o brilli brilli y los personajes pasan dificultades, calamidades, enferman y hasta mueren. Porque este no es un musical feliz yt más sabiendo que Larson murió justo antes del estreno del musical que lo haría famosísimo y que cambiaría la manera de entender los musicales, con personajes complejos y llenos de aristas, con música que mezcla estilos y coquetea con el rock, el pop y el soul (¡Menuda banda sonora, amiguis!) y con temas sociales en un primer plano, sin nada de glamour y tocando de lleno temáticas como la precariedad, la pobreza, la renuncia a los sueños por la estabilidad económica y los estragos de una plaga llamada SIDA y que dejó Nueva York (en particular) arrasada de gente bonica que no vivió para contarlo.
Hay tres razones fundamentales para que la peli funcione; que el libreto del musical ya molaba mucho, que el director Lin-Manuel Miranda viene del musical y se palpa el cariño y la admiración que tenía al personaje y sobre todo…Andrew Garfield. Porque Garlfield en esta película hace la mejor actuación del año. Que la peli sea de Netflix le va a privar de muchos premios, pero el Dios de las artes en el cielo, bien sabe que cuando pasen muchos años, su actuación será recordada, alabada y elogiada porque se deja la piel, canta estupendo y te olvidas del actor para creerte que estás delante de Jonathan Larson (más escalofriante en el epílogo, cuando salen imágenes grabadas del auténtico Jon y compruebas el nivel de mimetismo que ha alcanzado el actor). Por cierto, que si no te gusta mucho como trabaja Garfield, ni lo intentes porque ocupa el cien por cien de las escenas de la peli.
Además hay una escena (la del brunch) donde verás aparecer a estrellas de los mejores musicales de la historia, desde Cabaret a A Chorus Line y que no puedo desvelarte pero sí te aviso para que andes atento. Una pista:
Por lo demás, detrás de esta peli hay mucha emoción y amor; al personaje sin esconder sus claroscuros, al musical y al Broadway más cercano (el que contaba Fama de Alan Parker), sin lujos ni glamour, a la creación como forma de vida (y como maldición para quién la sufre) y también es una carta de cariño a la ciudad de Nueva York, tan dura pero tan fascinante. Todos los interpretes cantan con su voz sin ser doblados (y hay verdaderas maravillas) y cuando te descuidas, llegan los quince minutos finales y la llantera que te metes no está escrita en los libros, sobre todo al saber que después de dejarse la piel, Jonathan Larson también se dejaba la vida la noche antes del estreno de RENT y de un éxito que nunca pudo disfrutar en vida. Sirva este post y esta peli como homenaje merecidísimo.
Ojalá la disfrutes como yo la he disfrutado.
Sin haberla visto , ¿no hay ningún actor gay que pueda hacer el papel de Larson? No, tiene que ser el heteruzo normativo de turno.
Es que Larson no era gay, que ese es el tema…
Efectivamente… Y ,pregunto , ¿Realmente es determinante la sexualidad privada del actor para meterse en un papel ? Es una pregunta que , seguro ,nunca ha sido sometida a debate ….
Yo además lo veo debate peligroso, un melón que es mejor no abrir, porque… ¿Significa eso que Javier Cámara sólo podrà interpretar papales de gay o travesti?