Estoy muy contenta por que anhelaba de forma casi indecente que volviese la pluma mordaz y analítica de mi admirado amigo, deejay, escritor y contemplador metódico de los resultados del comportamiento en las comunidades y tribus creativas de nuestra sociedad Pepe Rivas. Reconozco que no sabía para donde tirar con la formidable y densa nueva entrega de Zahara, pero al leer la glosa tan contundente que dejó en la Mura de la Dherma sobre «Merichane» vi la luz y supe que este artículo debía firmarlo la Rivas. Solo tengo palabras de agradecimiento. Gracias, muchas gracias.
Pepe Rivas
«Merichane o El Mundo (NO) Perdido»
Zahara – «Merichane»
A Zahara, no la vamos a descubrir ahora, tiene un largo recorrido en la música con muchas
colaboraciones. Estudiosa, inquieta, novelista, compositora, cantante y poeta.
Pero hace unos días, nos ha sorprendido con una composición rotunda. Donde nos deja ver la
mezquindad reinante. La vigencia de la malaleche, el prejuicio, el juicio y la envidia. No hay
rasgos de empatía; nuestra falta de virtudes y complejos se reflejan en el otro, aquello de
…dime de qué presumes y te diré de qué careces…
La maldad es intrínseca a la ignorancia. Y podría decir, aquello tan socorrido, que eso es
propio de la superchería “de este país”. Pero no, esto no es ajeno al resto de la humanidad
desde Japón, pasando por Los Cerros de Úbeda (Jaén), hasta Portland (Oregón).
Zahara con su “Merichane” denuncia de manera autobiográfica, el acoso, la humillación, la
bulimia. Y todo ello lo hace de una manera tanto sonora, ritmo ochentero y bailable, como
visual. Con momentos de extrema naturalidad, para decir lo que dice (…estaba de rodillas
pidiendo perdón / a nuestro dios por no saber decir que no) y, visualmente, como lo hace.
El patriarcado y el matriarcado de velo negro y labio sumido y retorcido. De misa de doce, de
cura, guardia civil y alcalde (las fuerzas vivas, que decían). De trastienda, de hipocresía y
piedad que ocultaba la ruindad. Ya lo reflejó José Luis Cuerda en su película “Amanece que no
es poco” (1989): El tonto del pueblo, la puta, el maricón …
Algo muy viejo, pero no en desuso. Ahí tenemos esa larga lista de letras de reguetón que
reivindica todo lo antes dicho. Zahara, no será comprendida por esa legión (triste es que sea
literal: Legión) de millennials, que no pueden prestar/mantener atención más allá de los
primeros 45 segundos de una canción que no arranque, con un estribillo vulgar.
Hay que vivir, crecer, volar y, siempre ser, valientes para que ya nada, nadie y nunca… ¡Nos
jodan la vida!
Pues que se jodan los millenials, esto es un temazo y ellos se lo pierden.
Me encanta.
No entiendo la critica a los millenials…Los conciertos de Zahara estan llenos de gente jovencísima y más bien creo que las pegas vendrán de pollaviejas…