Los mejores programas de decoración de Netflix (Parte 2)

Vamos con la segunda parte de este Top 10 de programas de decoración, que os ha tenido sin dormir desde que leísteis el anterior, comiéndoos las uñas hasta que han aparecido las falanges al exterior…

 

5. Queer Eye

Entra, con calzador, en este listado. Pero, al menos, un 20%, del programa está, por méritos propios, en la lista.

La actualización de aquel concepto odioso de principio de los dosmiles (cinco maricones que van a “transformar” a un hetero) pero con un componente más… humano. Ahora sus objetivos suelen ser hombres o mujeres, heteros o LGTBIQ+ con una mochila de traumas, a compartir con los de los presentadores y hacer que se te suelte la lagrimilla al respetable.

Y, de entre los presentadores, Bobby se encarga de darle un giro de 180 grados a la vivienda del protagonista de cada capítulo… Que, en esencia, se trata en tirar la mierda que tiene en las bolsas de basura que hay repartidas por todo el suelo (¿esta gente vive así o generan el “totum revolutum” para quedar bien en la cámara?), hacer un aquelarre con la moqueta y sus trescientos millones de virus… Y darle ALGO de personalidad al hogar, con los típicos muebles de madera oscura con cojines colores terrosos y un par de lámparas vintage. A medio camino entre lo escandinavo y el (con suerte, próximamente extinto, fallecido y enterrado) estilo industrial. ¿Me gusta lo que hace? Poj claro. Es un poco guilty pleasure, pero al menos deja su propia huella.

 

 

4. Dream Home Makeover (Reformas para todos los bolsillos)

Bien. Este es nuevo. Y, a pesar del chasco que me llevé con las decoradoras que visten como croquetas de tinta de calamar a sus chicas (“Home Edit” para las americanas), decidí darle una oportunidad…

Va de la historia de superación del clon yanqui de Vanessa Romero por montar su negocio de decoración en Utah, junto con su marido. El marido pelirrojo y delgado, que a algún amigo le recuerda a Tim Kruger… Este clon de actor porno tirillas que, a mí, me da pena. Porque, qué le habrá hecho su mujer para vivir en ese estado de alerta permanente: o le persigue la policía por tráfico de órganos o le echa anfetaminas al café de la mañana; pero me veo que, en uno de los fragmentos donde comentan la odisea decorativa de turno en el sofá, él va a acabar, de un salto, enganchado al chandelier de forja que pende, amenazadoramente, del techo.

Metidos en harina, diré que el ritmo del programa es ágil, a lo que se añade que no dure más de media hora y que vayan alternando la construcción de su propia casa con encargos decoratrices de todos los wasp (o wasm si hablamos de Utah) de billetera abultada que los contratan. En el capítulo dos, se encargan de decorar la casa de sus amigos y constructores, que está valorada en <<varios millones>>… Constructores que fundaron su empresa en 2009, comprando terrenos edificables en plena crisis… ¿Alguien ha dicho <<especulación>>? Así que, el título en español no es muy acertado si no dispones de un presupuesto, como mínimo, holgado.

¿El resultado? Bastante bueno, aunque igual de impersonal que si vistieras tu casa con la colección entera de H&M Home u otra similar. Imagino que, al ser nuevos diseños falta que sean habitados para demostrar que son hogares, no decorados; pero no hay cosa que más odie en este tipo de programas que un interiorista tiranice el espacio en detrimento de los que lo van a disfrutar… o sufrir. Con todo, me está gustando.

3. Grand Designs

Esto son palabras mayores. Kevin McCloud, diseñador inglés que, dependiendo de cómo le dé la luz y según me haya levantado, me lo tiraba o le pegaba en la cara con un calcetín sudado del gimnasio, y dejado fermentar con leche de cabra en estado de descomposición. Y depende muchas veces del aire de suficiencia y flema británica con la que trata a los protagonistas del capítulo en sí: Un visionario que quiere convertir un castillo en algo habitable, haciéndolo él sólo; dos lesbianas que construyen su casa con dos becarios informáticos a base de un lego de madera tamaño natural; las maricas que quieren transformar un antiguo depósito de agua en un ático de lujo… Empecé viéndolo en La 2 y salté a tu plataforma eneamiga. Al final es como ver una pasarela de alta costura: el mero placer de lo estético, ante el despilfarro de lo ético (¿quién tiene medio millón de libras para convertir una lechería en un hogar?)

 

2. Interior Design Masters

Un formato deudor del top 1 de este listado, pero cruzado con «Masterchef». Varios prometedores diseñadores que deben afrontar retos de interiorismos (tanto en hogares, como en espacios comerciales) por equipos, tríos, parejas o individualmente. Serán juzgados por un ramillete de profesionales del ramo, que les critican la viabilidad de muchos diseños, como el espacio que deberían dejar entre las mesas de un restaurante, por ejemplo. Sencillo en planteamiento, no presenta ninguna sorpresa, pero, cuando algo funciona, ¿por qué cambiarlo? Yo me quedé enamorado con el resultado final de una tienda de lanas… Y no, no me gusta hacer calceta (o molde, como se dice en mi tierra).

 

1. Great Interior Design Challenge

Este ya no está en la programación de Netflix, pero sus dos primeras temporadas fueron, sin duda, para mí, merecedoras de presidir el podium de esta lista. ¿Qué por qué el mejor programa de decoración de Netflix ya no está en Netflix? Chica, qué se yo, pregúntales a ellos, y ya que estás, diles que por qué cancelaron “Cristal Oscuro” o dan carta blanca a una segunda temporada de “Valeria” …

Un reality con decoradores de interior aficionados, que se irán enfrentando en tandas de tres hasta la final. Un presentador (Tom Dyckhoff, hetero, pero que te hacía pitar el gaydar), con unos conocimientos en historia y arquitectura, que te dan ganas de invitarlo a café para que te siga contando…  Dos miembros del jurado (Daniel Howood,el presidente del Colegio del Instituto Británico de Interioristas, y Sophie Robinson, interiorista y periodista, clónica a Roisin Murphy) que valoraban trabajos. Retos semanales con una serie de condicionantes, donde se mezclaba la historicidad de el continente y los requisitos del contenido, que imponían los habitantes. Había resultados que eran descacharrantes (ese papel de ladrillo con hornacinas azul eléctrico y leds, ¿por qué no?) y otros que te hacían querer vivir allí… Pero la ausencia de complejos entre los concursantes te daba una serie de resultados que, sin duda, derrochaban personalidad por las cuatro esquinas de la estancia.

En Amazon Prime tienen la temporada 2 a 4… No disponibles en España, aunque aparezcan en el listado, no es posible visionar NI UN CAPÍTULO… todavía.

Mientras tanto, si te ha picado la curiosidad, los tienes en Youtube, en inglés, eso sí.