Fascinante. Creo que es la novela más emotiva y mágica, mágica y bien escrita, que he leído en años. Y es que, cuando alguien describe así paisajes, sentimientos, olores y sabores, es muy difícil no quedar enganchado desde la primera página. Esta novela corta, Canto yo y la montaña baila (Anagrama, Narrativas Hispánicas), de Irene Solà, es poesía convertida en humus de lombriz que abona el corazón y la mente del lector, por ese orden. Vida y color. Huidas. Guerras absurdas (nuestra guerra absurda), huidas, asesinatos físicos y psíquicos…La vida abrazada a una suerte de montañas tan vivas como sus ríos, sus pájaros, sus árboles de mil nombres. sus perros, sus corzos…Fantasmas reales, hombres y mujeres que sueñan con serlo, historias de amor guillotinadas, brujas, tormentas, rayos que no cesan y que asesinan sin querer.
Esta mujer sabe escribir. Repito. Sabe bien cómo hilvanar las palabras para dejarte la boca seca y el corazón ahogado por bellísimas charcas de letras mágicas donde se bañan criaturas imposibles de no amar. El drama y la comedia de la vida desde el punto de vista de las nubes, de una perra, de las setas del bosque, de un corzo (ay, el corzo) que escapa de un final trágico y que nos invita a correr, a cerrar el libro y salir trotando y cantando sin miedo a nada. Porque el miedo es una de las piezas clave de la novela: el miedo a lo desconocido, a la inmensa fuerza de la montaña, del Pirineo Catalán, para ser más exactos. Miedo a amar al diferente, a la pérdida de lo más querido. Miedo a la tristeza…Todo eso tiene solución aquí porque la montaña, las montañas, bailan y arropan.
Calificación: 9/10
Otro libro que poner en la cola de lectura, y es que dentro de poco me voy a tener que salir de la habitación para dejar espacio a la montaña (de libros)
Gracias Mocico.