Cuando Jarvis Cocker pronunció «¡Acción»! el drama comenzó. Se iluminó la duermevela. Al fondo de un salón con aires de decadencia por un fin de fiesta, la lámpara esconde su luz. Te acercas; hueles el aroma a terciopelo. Una bata blanca tirada en el salón. Y se ve a un hombre de protagonista de la historia, de alrededor de los 33; con las mismas marcas de un Jesús derrotado por sentirse una persona tan común. Como tú y como yo. Era el hombre que secaba los platos donde antes habían comido el éxito y, bailado en su mesa, las aves de presa de las listas de ventas. Tirando las migas restantes a la basura de la desidia y el humor negro. Pero quedaban restos de humo, antes de llegar a las colillas. «This is hardcore» desenmascaró el fin de estallido de la moda brit-pop, bajo un manto de seducción y atiborrada conjunción formal.
Entre la voz de crooner cansado de tanto jolgorio de supermercado, un Jarvis Cocker enfundado en un manto de electrizante destello Bowie, se quedaba plantado en las bambalinas de una música que encumbró a los altares a su grupo. Y esta vez, el traje se lo robó a Burt Bacharach. Para mirar, en primer plano, la sofisticada belleza de esta producción impecable. Rasgando la seda y doblando sus mangas para mostrarnos, cerrando los puños, la fuerza de una composición sonora que cerraría el fin de siglo. Portazo. Levantando la copa de vino (¡salud!) y estrellándola contra esa puerta. Acabar así, de una vez, con la fiesta, rompiendo unas luces de neón, que aún parpadeaban, y marcaban un letrero en el que se leía «Disco 2000»; sobre la foto de cuando fue joven. Donde se le veía bailar con sus amigos (medio borracho), en un festival de música de verano. Han pasado 21 años. Telón.
Al leer tu artículo casi se pueden recordar sus vídeos con todos los detalles que enumeradas. Me ha gustado mucho.
Probablemente en mi top 5 de álbumes favoritos.