Ecléctico, libre, sin fronteras de estilos ni prejuicios Olé Lorelei muestra a una Soleá que se pone al mundo musical por montera y bebe de todos sitios sin hacerle ascos a nada. Esa curiosidad por descubrir nuevos mundos ya se demostraba en su primer disco del que hablé maravillas aquí, cuando la modernidad no le prestaba atención y la miraba de reojo, como con suspicacias por ser hija de.
Con este segundo disco (o tercero, si contamos su colaboración con Los Evangelistas) su personalidad está más presente, más clara y el disco es mucho más coherente, un disco de una pieza que se escucha en un suspiro con la boca abierta por su atrevimiento y osadía, que podía haberle costado un ridículo monumental pero no, Soleá triunfa hasta con autotune, que anda que no tiene mérito ni na.
Del trap a la inditrónica, de Las Grecas a Camela, el compendio musical parece indigesto al escribirlo pero en el disco tiene una rara y apabullante uniformidad que lo convierte en una obra musical donde los límites del flamenco rebosan y se rompen hasta tal punto que yo, al menos, no sabría como definirlo con una palabra, porque es imposible. Y puede que lo que para otros sea una losa, para este disco de Soleá sea su mayor virtud.
Y luego tenemos el tema de las letras, donde Soleá ya nos muestra que vienen otros tiempos para las mujeres. Ya no más víctimas, ya no seres pasivos, ya no seres sufrientes que aguantan desplantes y humillaciones, una imagen cultivada por el flamenco y la copla hasta limites enfermizos. Soleá en estas letras es dueña y señora de su vida y de sus actos. Lo que se llama empoderamiento (¡Odio esa palabra, maricón!)
Hay algo que también me parece espectacular y es el minimalismo en la producción que con tan poco trasmite tanto. En ocasiones sin apenas acompañamiento de instrumentos, en otras con lo mínimo imprescindible, en estos tiempos de sobreproducciones, se agradece.
Ahora lo que queda preguntarse es…¿Hasta que punto es capaz de llegar Soleá? ¿Cuantas fronteras, cuantos límites será capaz de romper? ¿Donde estará el tope de su curiosidad y su talento? Pone los pelos de punta sólo imaginarlo. Y no quiero acabar si hacer una mención a Sinead O´connor, que los que me conocen ya saben que está en mi santoral de las muy estrellas intocables. De ella es esta puta maravilla que siempre me ha puesto los pelos de punta y que cuando por fin la escuché en directo casi me muero del pasmo:
Pues mucha atención al homenaje que le hace Soleá:
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