Lo ha vuelto a hacer, me ha vuelto a enamorar. El idilio con este escritor se mantiene intacto desde «Saber Perder» (Anagrama, 2008). Intacta sigue su forma de contar las historias más cotidianas, de tratar los asuntos más ¿sencillos?. Si su penúltima novela, «Blitz» (2015), hablaba de lo divino e inhumano que pudiera parecer una relación intergeneracional, en «Tierrra de campos» Trueba nos mete en la piel (maravillosa) de un músico de éxito, un artista ficticio cuya tabla de salvación es la música; componer canciones e interpretarlas, tanto en el escenario como en la propia cotidianidad de una vida marcada por un padre autoritario, de sentimientos profundamente añejos, por el amor, y su correspondiente desamor, pero sobre todo por la amistad.
La novela es una profunda reflexión alrededor del amor en cualquiera de sus vertientes. El músico analiza y nos cuenta su vida tras el fallecimiento de su padre (nada de spoiler). Una historia que viaja en el tiempo, de adelante hacia atrás. Se trata de cumplir la última voluntad del progenitor que negó su apoyo a un hijo díscolo. Un hijo que lleva el cadáver de su padre a su pueblo natal para darle sepultura. Un viaje que resulta ser de lo más esclarecedor para el hacedor de canciones.
Brillante, contundente, con frases inolvidables, citas que quedarán marcadas para la historia. Trueba es un escritor con un imaginario desbordante de una compleja sencillez. Dibuja, con sus palabras, unos paisajes emocionales que lo mismo te sacan una sonrisa que te ponen el nudo en la garganta. El protagonista, Dani Mosca, es un superviviente al que no le pesan los años, le pesan las canciones. Un idealista romántico con una marcada agenda sentimental. Además la novela perfila muy bien lo que fue (en los primeros 80) y lo que es hoy la industria de la música. Detalla conceptos que algunos reconocerán como suyos, formas de entender el mundo, la vida, como una estrella de mucho empaque. Muy recomendable si te quieres enamorar de un personaje brutal, aunque en apariencia muy pasivo.
Me flipa la madurez literaria que ha alcanzado el Trueba; lo lees y parece fácil pero qué coño; esa mezla de humor, filosofía, madurez hace que te leas el libro en un plin y sin embargo, es un pedazo de libro. Hubiera estado leyéndolo un año si tuviera tres mil páginas y no me hubiera pesado porque el disfrute es mucho.
A estas alturas ya puedo decir que es de mis tres escritores favoritos actuales que escriben en castellano.