Prince no ha tenido ni suerte, ni ojo, ni criterio. Se muere con la sensación que han dejado estos últimos años suyos de genio devorado por su ego, con una obsesión enfermiza por controlar su carrera que ha hecho que hasta los más talifans se cansen de él. Yo lo era. Lo era muchísimo.
Pero a partir de Emancipation (1996) me cansé de seguirle la pista a una carrera que empezaba a estar diseñada por el peor enemigo de Prince, él mismo. Durante una década, me creí aquello que dijo Bowie: «los ochenta son de Prince«. Lo creí y así lo vivía a cada disco. Supongo que yo y otros muchos notamos cuando se abrazó fervientemente a los testigos de Jehová (que parece que su muerte ha tenido que ver en ello) y perdió una de sus características más divertidas y reivindicables; el frenesí sexual.
Porque cualquiera lo diría viéndolo ahora, pero las letras de Prince en los ochenta estaban llenas de masturbaciones, poluciones nocturnas, deseos incestuosos y mil guarradas más. Sus portadas eran polémicas y sus letras procaces. Todo hubiera sido anecdótico si no fuera porque detrás estaba uno de los mejores compositores, guitarristas y músicos en general que ha dado el siglo XX.
Es asombroso repasar su discografía ochentera y comprobar que tras el doble maravilloso 1999 (1982) vino Purple Rain y luego Around the World in a Day y más tarde Parade, y luego Sign o’ the Times (su obra cumbre, un disco doble inmenso que contiene toda la música posible en una calidad y novedad como pocas veces en la historia de la música) y luego Lovesexy…Un locurón de discazos increíbles como para llenar un grandes éxitos que durara horas y horas y horas. Y luego estaban sus directos. Y lo que molaba su grupo intersexual e interracial. Y sus tacones. Y sus grupos parelelos o apadrinados.Y que parecía que su talento era tan fecundo que tenía éxitos para regalar;a las Bangles…
Y a Sinead O´connor en una canción que la hizo mundial .
Y esos vídeos llenos de pluma loquísima.Y su manera fálica de tocar la guitarra al más estilo hijo putativo de Hendrix.
España nunca fue de Prince. Aquí se le vendió tarde, mal y con comparaciones absurdas con Michael Jackson, que por ser negros que despuntaban era inevitable, pero en el resto de países europeos sí triunfó, aquí fuimos muy sordos y muy tacaños con su genialidad. Por eso vino de gira ya muy tarde, cuando su luz empezaba a apagarse, con la gira que anunciaba el flojeras Grafitti Bridge (1990). Que quede clara una cosa; si Michael Jackson era los Beatles, Prince son los Rollings Stones.
Siento mucho que se haya muerto así, sin un disco de matrícula que echarse a la boca, porque aunque estos últimos años estaba recuperando su capacidad de hacer canciones, ninguna brillaba como una genialidad y todo sonaba a ya escuchado. El genio había perdido la capacidad de aglutinar con su música todo lo que sonara en las radios del mundo y hacerlo suyo; era la batidora musical más endiablada y genialoide que estas orejas han conocido, funk, rock, disco, pop,,,Todo lo tocaba, todo lo hacía él; normal que en los ochenta alguien lo comparara con Mozart; parecía inagotable en una brillantez que a mí al menos me parecía sobrehumana
https://www.youtube.com/watch?v=F8BMm6Jn6oU
. Me da mucha rabia no estar más triste, pero es que tengo la impresión de que el Prince que yo quería, ya murió. Y no me puede enfadar más el que sea imposible hacer una lista con sus mejores vídeos o sus mejores canciones, porque ya se encargó él de prohibir su reproducción; otra razón por la que las nuevas generaciones tienen casi imposible reconocerlo como el genio que fue.
Pasarán los años, el tiempo hará justicia, nos quitaremos la morralla y seremos conscientes de que durante diez años, no hubo un músico igual sobre la faz de La Tierra, el que consiguió, por fin, unir la música negra y la música de blancos y ya nunca más se separarían. ¿Les parece poco? Pues el 80% de las radios musicales norteamericanas suenan a lo que un día sembró Prince.
Esto no es un post a la noticia de su fallecimiento. Es una carta de amor desengañado con la esperanza de que un día con la música, lo vuelva a recuperar. Enorme, Inmortal. Puto genio.
Excelente post!! Es verdad que tiene una maravillosa colección de singles, pero tampoco me volvía loco. Una pena, en cualquier caso, perder a otro genio de la música más.
Me quito el sombrero. Brillantísima reivindicación de la obra del genio Minneapolis destacando sus grandes logros y el alcance de su legado, que resulta aún más valiosa y objetiva bajo ese prisma de desapasionamiento con el que describes su irregular trayectoria y su extravagante comportamiento, responsable directo del evidente declive de su carrera. No supo retirarse a tiempo.
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Yo sí he llorado y sigo llorando su muerte. Tanto por el músico como por la persona. No comparto lo del Ego, es una interpretación errónea: el quería ser el dueño de su música y de su arte, y crear lo que a él le diera la gana y como le diera la gana. Gracias a interpretaciones de ese tipo se le ha calificado de friky cuando era precísamente lo contrario. Si se unió a los Testigos de Jehová, habrá que preguntarse por qué lo hizo…a lo mejor le pasaba algo. Sufrió mucho en su vida y la música fue lo que le salvó. Incluso algunas de sus canciones religiosas son verdaderas obras de arte. Me da pena su soledad y también que no parase, que se haya matado a sí mismo, poco a poco..y eso no tiene que ver con el ego sino con el miedo.
La cultura musical de este país es ínfima y a la gente le cuesta reconocer la genialidad de Prince, al que yo sí que considero un Mozart, pero por encima de todo ello aprecio su persona.
Ojala la historia le haga justicia ya que, como tú dices, el 80% de lo que se escucha en la radio fué mecido por la mano de Prince.