Mi más sincero agradecimiento a Álvaro Argüello por su inestimable colaboración.
Virginia Woolf dijo en su libro A room of one’s own (“Una habitación propia”):“Una mujer necesita dinero y una habitación propia para escribir”.
Obviamente se refiere a que si no tiene un sustento económico y necesita trabajar para vivir, no puede dedicarse a la escritura (por supuesto, esto se aplica también a los hombres). Lo de la habitación propia es más que lógico: sin espacio, sin un espacio propio, no solo una mujer, sino nadie, puede dedicarse a escribir, entre otras cosas.
Recordemos que, no hace mucho, las mujeres se reunían en la cocina, ya que el resto de las habitaciones eran para los hombres y para los niños…
LAS HORAS: “Mrs Dalloway said she would buy the flowers herself…”
Este es el comienzo del famoso libro de Virginia Woolf (Mrs Dalloway) y este libro es lo que marcará toda la historia en sí. Dirigida por Stephen Daldry (Billy Elliot, Tan fuerte y tan cerca) y guionizada por David Hare, que adapta la novela homónima de Michael Cunningham (The hours, 1999), la película narra la vida de tres mujeres en diferentes momentos del siglo XX: Virginia Woolf (Nicole Kidman, en 1923), Laura Brown (Julianne Moore, en 1951) y Clarissa Vaughan (Meryl Streep, en 2001, aunque en el libro es a finales del siglo xx).
Por supuesto, la película recibió varios premios (Óscar, Globos de Oro, Bafta, etc.). No se entiende la falta de ecuanimidad que existe entre la mayoría de las películas del director y esta, que sin duda es una obra maestra donde las haya. La película se centra en las mujeres, y está hecha por y para las mujeres. Es puro feminismo, lesbianismo, bisexualidad y, sobre todo, intensidad, mucha intensidad.
Es importante entender la conexión entre los tres tiempos que se desarrollan en Las horas. Al mismo tiempo que observamos cómo Virginia Woolf, en 1923, escribe Mrs Dalloway (en lo que es el hilo conductor de toda la película que le valió a Nicole Kidman su muy merecido Óscar por el que en la opinión del que suscribe estas líneas, es el mejor papel de toda su carrera), vemos cómo Laura Brown, en 1951, se siente fuertemente influenciada por el libro que tenemos entre manos, y cómo Clarissa Vaughan es una especie de Mrs Dalloway de finales del siglo xx.
La obra es circular, ya que comienza con un dramático flashforward en Sussex, en 1941, donde se muestra lo que acabará siendo el final de esta. El filme nos muestra lo duro que puede ser el devenir del paso del tiempo para una mujer con graves problemas psiquiátricos (Virginia Woolf), para otra que sencillamente no es feliz con su matrimonio modelo (Sara Brown) o para Richmond Brown (Ed Harris), un poeta moribundo enfermo de sida al que Clarissa Vaughan le presta todos sus cuidados y que desempeñará un papel importante en el desarrollo de la película. Clarissa parece ser, aparentemente, la única que lucha por ser feliz, pero no lo es; intenta, constantemente, olvidar su propia vida y entregarse a los demás (aunque al final de la película es el único personaje que nos da un atisbo de esperanza al mostrar su amor por su novia). Sara Brown (en sus propias palabras) acabará eligiendo “la vida”, y Virginia Woolf, en cierto modo, elige lo que podría entenderse como su “libertad”.
Hay que tener en cuenta que los escritores y poetas modernistas como Woolf se sintieron fuertemente influenciados por la Gran Guerra. Es de destacar el increíble montaje de Peter Boyle, que alterna los tres tiempos en los que se desarrolla la historia de una manera fascinante. En una de las escenas, quizás de las más impresionantes, la hija pequeña de la hermana de Virginia le pregunta a esta a dónde vamos cuando morimos. Virginia Woolf, como descubriendo algo nuevo, responde que al lugar de dónde venimos, pero ninguna recuerda ese lugar. El agua es un símbolo determinante en este asunto, pues no solo Virginia elige el río como el lugar de su muerte, sino que cuando Sara Brown escapa durante unas horas a un motel y se plantea suicidarse, aparece, de forma metafórica, una tromba de agua que llena la habitación donde se aloja. El agua no es otra cosa que el útero de nuestra madre.
Por supuesto, si considero el filme como la obra maestra de Stephen Daldry y como la mejor interpretación de Nicole Kidman, no podía ser menos con la banda sonora de Philip Glass, que acompaña de forma impresionante a la película. Las ligeras escenas de bisexualidad se muestran a lo largo de los tres tiempos, y el sufrimiento que produce la locura y el dolor físico en los dos artistas (Virginia y Richmond) es comparable con el dolor que sufren los que llevan una vida de acuerdo con los cánones establecidos, lo que supone un falso confort. También se muestra, al menos en el caso de Woolf y de Richmond, el sufrimiento de las personas que los cuidan, en este caso Leonard Woolf (Stephen Dilane) y Clarissa Vaughan.
La tensión se palpa constantemente, no solo por las acciones, sino también por los diálogos y la música. No es sorprendente que una obra que se desarrolla en el presente, el pasado y un tiempo aún más pasado, tenga un lenguaje sumamente poético. No olvidemos que la película se desarrolla en un solo día, al igual que el libro de Woolf Mrs Dalloway. El filme supone una defensa del movimiento feminista al darle a las mujeres el derecho a decidir sobre sus vidas, como veremos en los tres tiempos que se alternan.
El primer tema de la banda sonora se llama The poet acts, porque es el poeta Richmond el que expresa el sufrimiento de aquellos a los que “las horas” se les hacen interminables (“No solo son las horas de la fiesta, sino las horas previas a la fiesta, y las horas durante la fiesta, y las horas después de la fiesta…”). No obstante, Virginia, que mata al poeta de su novela para que “otros puedan vivir”, siente otro significado diferente sobre las horas. Estas no son más que las horas felices que pasó junto a su marido. Richmond recuerda constantemente “la mañana en la playa con Clarissa” como un símbolo nostálgico de juventud, de la juventud de ambos. Virginia acabará emulando los actos del poeta de su novela…
Hay que decir que la película es una defensa a ultranza de la eutanasia, algo que comparto totalmente.
LA BANDA SONORA:
Philip Glass es un compositor estadounidense, reconocido como uno de los más influyentes del estilo minimalista y de los siglos xx y xxi en general. Al tratarse de un drama semihistórico (la película está ambientada en 1923, 1951 y finales del siglo xx), hay una tendencia a la sencillez y a la melancolía en general, provocando un efecto de tristeza a la par que de fuerte emotividad e intensidad en ciertos momentos.
El estilo minimalista se caracteriza por utilizar una armonía simple, y los patrones, los recursos y los motivos son muy sencillos y repetitivos. No se le considera virtuoso, y su interés se basa en provocar emociones intensas utilizando varios instrumentos para interpretar las mismas melodías y en utilizar variaciones tímbricas (diferentes instrumentos interpretando estas melodías de forma alterna).
La música minimalista no tiene una forma concreta, sino que varía según la obra. En este caso, en el primer tema nos encontramos con que está dividida en varias secciones, que emulan lo ya mostrado en temas anteriores con a veces ligeras y, en otras ocasiones, potentes variaciones de estos. Si nos fijamos en el primer tema, esto es lo que nos encontramos:
- Sección 1: redondas constantes en la mano izquierda (algo que se denomina “pedal”) y tresillos de corcheas en la mano derecha, lo que le da color. Esto se extiende hasta el compás 14.
- Sección 2: los tresillos de negras en los bajos dan un toque nuevo. Se usan variaciones dentro de la misma tonalidad para añadir timbres y texturas.
- Sección 3: tiene lugar a partir del compás 30. Lo que cambia en esta sección es que el sol menor se toca con tercera (mi bemol) y los tresillos de negras son descendentes.
- Da capo: vuelta al principio più forte (con más intensidad).
- Coda: para terminar hace una coda desde el compás 49 y termina con diminuendo y ritardando.
Armonía: técnicamente hablando, el tema está en sol menor y, más concretamente, se basa en una progresión de cuatro acordes que se repite una y otra vez: comienza con el acorde de la tónica, seguido del sexto grado y después el séptimo, que conduce hacia una dominante con séptima que resuelve de nuevo en la tónica, con lo que se vuelve a empezar la progresión. No se produce ninguna modulación y el ritmo armónico es lento, algo característico del estilo.
Lo que destaca de este tema son los cambios constantes de timbres (de piano a cuerdas y de cuerdas a piano). Es recalcable la polirritmia (varios ritmos al mismo tiempo) entre las voces.
Glass refuerza las emociones, la tensión y la tristeza mezclando motivos que parecen estar en diferentes compases, utilizando diminuendi y crescendi y también repitiendo las mismas melodías y motivos con diferentes timbres en distintos temas.
La banda sonora, al principio, es difícil de escuchar, pero una vez te haces inmune al dolor que transmite, te das cuenta de que es maravillosa, potente, intensa… y llena de vida.
Bienvenido a esta jaula de pájaras, Rafa.
Que buen análisis de esta película maravillosa, se agradecen mucho esta clase de entradas.
Muchas gracias.
Gracias a ti por leerla y por tus palabras. Orgulloso de estar aquí.
Huy, tengo que revisar tu avatar…