“Tus lágrimas pueden durar en mí toda una vida”. Una estrofa así ya vale por toda una carrera musical y la de los vizcaínos McEnroe está plagada de joyas literarias de ese mismo calibre. La cita corresponde a uno de sus clásicos, Naoko ( Tú nunca morirás, Subterfuge Records 2009). Pero ahora presentan su quinto disco; Rugen las Flores (Subterfuge Records 2015). Un trabajo que nos dibuja a ballenas que tiemblan y esperan la corriente templada. Caballos que duermen juntos para no caerse al precipicio. Vendaval de aire poco dado a ayudar a levantar el vuelo. Una sensación de soledad que se queda impregnada en el ambiente tras la escucha de este álbum mágico. La voz de Ricardo Lezón no puede sangrar más melancolía. Sin ser un cantante virtuoso transmite tanto que obliga a pararse y sentir las letras, porque esa es una de sus principales virtudes; unos textos que son poesía pura y tan cuidados que, de momento, no vemos otro grupo del panorama nacional que les pueda hacer sombra en este sentido.
Caballos y Palmeras es, a priori, la canción más directa y una acertada elección como primer single. Pero presten atención a El puente o Vendaval (de momento mi favorita) .En definitiva son 11 cortes sin distorsión y de perfecta simetría para saborear el directo cada vez más compacto de la banda. Grabado en Sevilla, en los Estudios La Mina producido por ellos mismos y Raúl Pérez.
Ha sido masterizado en Phoenix, Arizona por Roger Siebel en los estudios SAE MASTERING. Y si faltaba algo la voz de Miren Iza de Tulsa en “Esta misma sensación de soledad” (otra de mis favoritas) ya acaba por rematar un disco perfecto para llorar sin prejuicios esta primavera-verano.