Se murió Tom Spanbauer

El día 21 de septiembre de 2024 murió el escritor norteamericano Tom Spanbauer. El caso es que yo no me he enterado hasta hoy y puede que me haya ocurrido porque incluso después de casi dos semanas aún cuesta encontrar la noticia en medios españoles. Supongo que será porque a poca gente le importa, no era un escritor mediático o su obra no es conoc¡da por un amplio sector de lectores.

«Las mentiras que invento, las ficciones que creo, no son yo»

Y sin embargo, al enterarme hoy yo he sentido un dolor sordo como un golpe en la rodilla y me sigue doliendo muchas horas después. Es curioso que ese tipo de dolor tan particular solo me ocurre con escritores a los que he admirado y querido, pudiendo decir que son mis favoritos. La Matute, la Martín Gaite, la Grandes y el día 21, Tom Spanbauer, un tío al que no he visto en mi vida pero tengo que agradecerle tanto que el texto me ocuparía varias páginas, pero tranquilas que no llegará la sangre a los ojos.

 

 

Spanbauer entendía la escritura como un acto visceral en el hay que abrirse las carnes y buscar dentro, usando lo que más duele para obtener una literatura emocional y que llegue más al lector. De hecho, usaba el calificativo de «escritura peligrosa».

«Aparentemente puede no parecer algo peligroso o atrevido, pero lo es. Cuando las palabras que uno cree verdaderas sobre sí mismo finalmente se escriben, consiguen un poder que ya no controla exclusivamente el escritor. Estas palabras dejan ver a todo el que las lee el corazón desnudo del escritor, se convierten en entidades separadas, un documento inacabado sobre quién las escribe»

Con esta máxima creó un taller de escritura en Portland y su influencia ha sido más que notable en toda America, incluyendo a Chuck Palahniuk, el alumno más famoso que escribió «El Club de la Lucha» en la mesa del comedor de Spanbauer.

«Cuando empiezo a escribir es porque hay dentro de mí un lugar dolorido, o triste, o enfadado»

Él mismo  ha aplicado esa técnica a sus cinco novelas, aunque debería hablar de novelones porque todas superan las 500 páginas y es lo que explica que a cada uno de sus libros les haya dedicado más de diez años de su vida, de ahí que su producción haya sido escasa.

A cambio, cada una de sus obras ha marcado un nuevo hito literario a nivel mundial y títulos como El hombre que se enamoró de la luna, Ahora es el momento o Yo te quise más, deberían estar en la librería de cualquier lector que se considere un gourmet de las letras con buen gusto más allá de las temáticas LGTBI (porque sus personajes protagonistas también lo son).

«Cuando vas al papel, arruinas la música que oyes en tu cabeza, y al arruinarla, empiezas a oír cómo suena esa música. Y entonces puedes empezar a cambiar. «

No quisiera dar la impresión de que es el típico escritor sádico al que le gusta hacer sufrir al lector, tal como ocurre en ese horrezno best seller llamado Tan poca vida. De hecho, son libros apasionantes de leer y están repletos de pasajes felices y belleza de sobra aunque también haya crueldad, dolor y muerte.

 

 

Sus protagonistas luchan por mantener la identidad en una norteamerica inhospita y agrestre pero suelen salir victoriosos aunque en eso se dejen la vida. Yo también me la he dejado leyendo sus libros y con cada uno de ellos he vivido una aventura emocionante, única y especial con la que he mirado dentro del mismo Spanbauer y me he enamorado de su fragilidad, de su valentía, de sus contradicciones, de sus principios y de sus anhelos. Siento muchísimo no haber podido conocerlo para darle las gracias por todo lo que ha supuesto para mí y por todo lo que me ha enseñado mientras me hacía disfrutar como pocos, convirtiendo el hecho de leer en la experiencia más gratificante y duradera.

 

 

Gracias infinitas, Tom, porque no te conozco pero te amo de una manera profunda y salvaje. Es un amor que sobrevivirá más allá de tu muerte porque esa es la grandeza de la buena literatura.

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