Vente a Suecia, Pepe

Estocolmo, 7 de enero, sábado, 3 de la tarde. Noche cerrada. – 10 grados en el exterior.

Suena el timbre. ¡Al fin¡ ¡Lo conseguí¡ ¡He cazado un Sueco¡ grito dando un salto. ¿Qué pasa, nena? Que cazar un nórdico es como el que caza el Pokemon Eternatus, pero con la cola en el lado frontal y sin escamas (a no ser que, debido al inbreeding vikingo, tenga psoriasis y vaya soltando copos de “puré Maggi” por toda la casa) ¿Como he acabado aquí, en el norte, en Suecia? Pues por la felicidad… LA FELICIDAAAAD, Merche.

 

Mira, yo estaba harto de España, con sus sueldos de mierda, hiperpreparado, hipopagado, con megaagobio y superansia competitiva de esa Madrid neoliberal, neopija, neofascista y neogentrificada del duo Sacapuntas facha AyuserMeida. Compartía piso a mis 40… (vale, 40 y pico) y con una historia emocional estable como la de La Pelopony en pandemia. Pero multiplicada por 22 años en la capital del reino y centro del universo y de la galaxia. De la oficina a casa, de casa al gym para desafiar la ley de la gravedad en un cuerpo de oso turgente pero ya derritíendose cual nazi en Indiana Jones, acercándome a la sección de oportunidades del Fraguel Pop (del Hot aún no, cabronas). Cada vez salía menos, y se reducía más mi círculo de amigos. ¿Por qué? O bien por mi bocachancla y nula diplomacia, o bien porque servidora no soportarrrr incongruentes cuarentones con comportamiento adolescente o parejas tóxicas heteronormativas amargadas. Y eso, más la pandemia, pues había hecho que mi agenda se quedase en el chasis…

Hasta que un día, “EL ALGORITMO” apareció en mi vida. A mucha gente, a la mayoría de hecho, ese algoritmo lo convierte en fachipobre. Como si te mordiera un zombie, ellos aprietan el titular clickbait “Abascal destroza a Perro Sanxe”, y un mes después están viviendo en una burbuja de menas, casoplones, Anas Rosas, okupas entrando en tu mierda piso Pladur, y no pegas ojo porque Ejpaña se rompe por culpa de una conspiración judeocomunista nazi musulmana (por donde se romperá, siempre me pregunté yo ¿por Cuenca?¿por Tomelloso?). Pues mi algoritmo fue diferente ¿Mejor? Pues no sé… Me llegó un artículo sobre “Descubre los países más felices del mundo”. Yo, ansiosa de empaparme en esa palabra, imposible de conseguir para una persona trans como yo (transclase, mente de rica, cuerpo de pobra), apreté la tecla con el dedito, cual niña del Opus su chocho.

 

 

“Las bondades del Fika”, tomar un café en horario laboral“¿Que puede hacer el Hygge” por ti?” poner velitas te alinea los chakra, y la serie “Vikingos”, donde el protagonista parece un modelo de Calvin Klein (de hecho, lo fue)… en unas semanas yo me sentía enlighted por una ecovarita mágica escandinava led. Solo veía coches Volvo, reportajes sobre auroras boreales, renos y saunas finesas. Dinamarca, Noruega, Suecia, Finlandia e Islandia se convirtieron en mi rollo loquer obsesivo. Por encontrar la felicidad y el nivel de vida que me merezco, yo, antigua gloria de Chueca… Y por los hombres, claro. Esos dioses de ojos misteriosos, cuerpos esculpidos y cero línea recesiva en el pelaso.

Así que un hace un par de meses decidí venirme a la aventura. Dejé mi trabajo español medio y decidí marchar a Suecia. Como tenía algo ahorrado, me he tomado unos meses para aprender el sueco, porque sino aquí no te comes un mojón laboral ni socialmente. Encontré una habitación en una torre de un suburbio regulero, pero bien comunicado. Comparto el piso con una chica polaca con cara de polaca, osea, como muerta por dentro. Pero como se la pasa trabajando noche y noche en hostelería el piso es casi para mí. ¿Y es todo tan colorinchis, piruletas y perros atados con albóndigas en el Norte?… Pues vamos a ver.

 

 

Si esta gente es la más feliz del mundo, lo esconden muy bien. Porque salvo los fines de semana que se emborrachan y se convierten en Jokers gritones alcohólicos, el resto del tiempo expresan más bien poco. Nadie habla en el metro, nadie saluda si no te conoce, y notas el racismo al ser moreno y peludo. El idioma sueco es el infierno, literal. Y me estoy replanteando lo de aprenderlo, porque es IMPOSIBLE conocer a gente sueca. Solo he hecho migas con españoles, italianos y portugueses. Los locales hacen su círculo de amigos en la infancia, suecos, claro, y no lo amplían nunca, así que no hay sitio para alguien como servidora. Cuando lees datos, se te ponen los pelos de punta al enterarte que 1 de cada 4 suecos al morir no son reclamados por nadie… Y te empiezas a cuestionar lo de su felicidad. Además, maricones, amanece a las 10 y anochece a las 3 de la tarde. Bueno, si se viera el sol… Una penumbra constante entre nieve y hielo. Y la gente trabaja y trabaja, va al gym, y compra compulsivamente para ostentar rollo cayetanos versión nórdica. Osea, que no hay mucha diferencia con Madrid. Bueno, si que hay diferencias, los hombres, altos y rubios, o morenos con ojos claros, mi debilidad, mi Kriptonita, mi sobre para un concejal del PP.

 

Voy un par de veces por semana a nadar a la piscina municipal más grande de Estocolmo, en el barrio hypster de Sodermalm, en un
vano intento de conservar la cordura a base de endorfinas. Me siento en la sauna, y desde el cristal miro a las duchas corridas. Me siento como un niño de la postguerra mirando un escaparate lleno de Susos rellenos que no puedes tocar. Que espectáculo, que cuerpos, hasta los padres heteros tienen cuerpos de modelazos. ¡Y que abundancia de carnes que les cuelga, Virgen del prepucio sucio! Y sobretodo los huevos. Joder, los vikingos tienen como dos melones Galia colgando en un escroto rollo bolsa de rafia de Mercadona. Que teabagging haría… Salgo de la piscina hacia el metro intentando no resbalar con el puto hielo, tan cochina que me quiero meter hasta un buzón por el orto.

Y llega el momento marica. ¿Qué tal se liga aquí? Pues no se liga. ¿Con inmigrantes? Si, pero igual de raros que los nórdicos. Me he liado con algún árabe (uggg, ese rollo machote top y emitidor de sonidos de película porno me la baja toda), un chico del este con mirada a lo Putin psicótico calculando si invadir Crimea. ¿Pero nórdicos? NI UNO. Primero: no hay amantes de los osos, aquí si no tienes menos de 30 y eres activo, eres invisible. Punto. Segundo: no hay activos…aquí, aunque tengan una cola por la rodilla son pasivos como puertas, pero además, pasivos de los que hay que ponerles un espejo en la nariz a ver si respiran, que me lo ha contado una italiana muy señora ella pero Movistar Activa. Tercero: cuando hablas por las apps te preguntan “¿y que vamos a hacer?” Y es que necesitan el programa de festejos con horario incluido, con todos los fetiches y kinks posibles porque a nadie le va lo tradicional. ¿Improvisación? ¡eso es comunismo! y yo que soy muy vanilla y muy de “lo que surja”, pues… Cuarto, nunca quedan. Sieeeeeeeempre están ocupados. Te programan el quedar con semana y media vista y siempre cancelan porque tienen que trabajar más, o ha venido una amiga del norte, o básicamente, porque no están cachondos, y si no están borrachos como cubas o en el momento en el que la luna se alinea con Saturno retrógadro NO QUEDAN. Ya llevo más de diez intentos fallidos con nórdicos.

 

¡Pero hoy por fin lo he conseguido! Tras casi dos meses he camelado a un a) sueco b) tope cañón vikingo c) activo d) online parece majo y le van los osos… y está en mi portal. Más contento que Ana Obregón comprando niñas. –Yes, yes, 8th floor. Magnus se llama, 28 años, 190, ojos verdes y cuerpo de Thor, con su vello rubio y sus venas en los brazos como mangueras. Estoy que se me sale la lavativa de la emoción. Abro la puerta y aparece ese semental norteño. Joder, esto va a ser el polvo del siglo, que belleza, que ojos. Aunque sonríe menos que en su Instagram.

-Hi, welcome, quieres algo de beber
– No, thanks- suelta sin emoción alguna
– Lets go to bedroom then (vamos al catre, Sansoón)

Y él aspira como si sorbiera con una pajita, porque así es como dicen que sí aquí… Pasamos al dormitorio y le digo que voy al baño a echar el último pis. Me mira cual T1000. Bueno, será tímido. Meo y me limpio la cola. Tiempo total 1 minuto. Al salir, ya se que quitado toda la ropa menos los calzoncillos. Joder, que rapidez, que poco deja al misterio de la vida. Pero que cuerpo, mare de Deu del Jedi. Que puta perfección. Esto va a ser épico. Me acerco a él mientras me voy quitando la camiseta, esperando el típico wow de los cazadores de oso al ver mi cobertura del pechumen modelo Cheewaka. Ni un músculo facial se le movió. Me intento poner a su altura y le beso… Y… ¿Como podría describir su manera de besar? ¿Sabéis cuando un besugo está fuera del agua boqueando en sus últimos estertores antes de una muerte horrenda? Pues así besa Magnus… Horrezno. Y añádele que al besarme me deja por media cara ectoplasma nórdico. Argggg. Joder, esto no es ser malo besando, esto es otra liga.

 

Disimulo mi momento arggg, limpiándome nariz, mofletes y barba… Y empiezo a sobarle el cuerpo y esos abdominales que dan ganas de lavar ropa en ellos con jabon Lagarto. Es tal la perfección, que se le perdona lo de besar cual hormigonera de AliExpress. Y llega el momento de descubrir el regalo. Sin dejar de mirarle fijamente a los ojos (lo cual se nota que le hace sentir incomodo) y para que vea que no soy superficial, que la dotasión es secundaria para mí, le bajo el calzón. De repente noto una onda de aire, una perturbación en la fuerza gravitacional de la habitación, y un golpe en mi muslo. Miro hacia abajo y JODERLAHOSTIAPUTA. Como podría describir semejante antebrazo transplantado a la entrepierna bamboleante… Esto es XXL y no como en Españita que con 15 cms ya se creen Nacho Vidal. Magnus desde luego es Pijus Magnificus… y esas bolas cual melocotones de Calanda. Pero que locura. Que barbaridad. Esto compensa lo de besar como un sacaespinillas. Me bajo al pilón y empiezo a trabajar semejante premio Nobel desencajándome la mandibula cual boa Constrictor. Si es que no pasa de la mitad y me atasca todo intento de respiración.
Extasiado y emocionado, cayéndome los lagrimones, me doy cuenta que el muchacho no emite ni un sonido. No si si le gusta, o sufre o quiere coger un tasis. Le miro la cara, y la misma carta de ajuste. Ok…

Como ya tengo la quijada protestando, me tumbo bocarriba en la cama y le digo – Hazme algo tú…- Pone cara de pensar, casi oyéndose los engranajes de su cerebro, y tras una eternidad, se pone de rodillas en la cama, y comienza algo que podríamos llamar “la danza del vientre asistida”. Mesplico: agitarme la barriga durante unos segundos, y luego contemplar como las lorzas vuelven a su sitio. Y vuelta a agitar la barriga y a ver el bamboleo de la gelatina osuna. Así durante 5 minutos de reloj. Su cara cambió a una ligera sonrisa satisfecha ante tamaña hazaña sexual, y tenía su masculinidad tan dura que podría tirar puertas de establos con ella. En esto que se empieza a tocar un poco el punto kilométrico 1 de su miembro, y sin un sonido, ni una mueca, ni una emoción se corre sobre mi barriga y pecho. Yo en chock total ante tal morision, y el ratio expectativas/resultados pa llorar. Sin mirarme, y tan rápido como se desnudó, se viste. Yo como maja osuna desnuda lo observo con la fuga de Aznalcollar todavía sobre mi. Se dirige a la puerta y girándose, dice: – ¿Did you like it? ¿Was it good? (te gustó? fue bueno?) con cara de niño bueno, extremandamente orgulloso por haber hecho su tarea correctamente. ¿Y que le he contestado todavía con cara de WTF? Porque yo soy testiga y las testigas nunca mentimos:

– You are nice (tu eres majo)…

Dicho esto, pondera mi respuesta, sonríe levemente ante la misión cumplida con honores, y con un bye, sale del cuarto, de la casa, del edificio… Yo sigo un rato intentando procesar lo que acaba de ocurrir. Y me huelo que este no va a ser el peor amante nórdico que me voy a encontrar. Y que para hacer bien el amor hay que ir al sur, porque aquí se viene de safari fotográfico. Pero no de caza. Y que la felicidad nórdica es algo que a lo mejor no va ser verdad, o que solo cuentan lo material. Porque en lo emocional esta gente es discapacitada, y sexualmente tienen todo el equipamiento para alcanzar el éxtasis, pero no
saben qué hacer con él… vamos, como usar un Ferrari de carrito de Mercadona. Y queridas amigas Piscis, aún me quedan 4 meses de invierno. Ay señor. Ay señor… puto algoritmo, ojalá me hubiera vuelto fachipobre. Al menos estaría poniendo los libros de Perro Sanxe boca abajo y sería más feliz que en el Norte…

Basado en hechos casi reales… Tristemente reales

La morision nórdica…