Hacía tiempo que no compartía por aquí alguna receta de esas ricas para el invierno y, como seguimos en esta pesadilla donde nos invitan a permanecer en nuestras casas el mayor tiempo que podamos soportar pues me he dicho «venga: hoy me apetece una sopa castellana» y aquí voy con ella.
Sopa Castellana, sopa de ajo, sopa de puchero, sopa de pan…. En cada región tienen un nombre pero la esencia es la misma: un plato que se prepara rápido, con pocos ingredientes y, sobre todo, de efecto rápido para saciar el apetito y calentar el cuerpo.
Bueno ¿qué hace falta para cocinar una sopa castellana? pues poca cosa, la verdad:
- Ajos, dos o tres por persona, en función del tamaño
- Pan: tres rebanadas por persona. Preferentemente candeal y en barra por aquello de facilitar el corte, pero vale casi de cualquier variedad
- Pimentón: de la Vera a ser posible y, según gustos, dulce o picante. Hay quien mezcla los dos.
- Jamón serrano, de la parte más curada y en tacos.
- Huevos: uno por cada comensal.
- Caldo: preferentemente casero: del cocido, de carne, de ave, de verduras, de huesos…. Menos de pescado vale cualquiera. Aproximadamente medio litro por persona (luego merma bastante).
- Aceite de oliva virgen extra.
Ahora que ya lo tenemos todo sobre la encimera, primero habrás pelado y fileteado los ajos, no demasiado finos. Toma un recipiente hondo, puede ser una cazuela, cacerola, olla o una sartén tipo wok. Cubre generosamente el fondo con aceite de oliva, lo pones a fuego medio, y añades los ajos para que ‘bailen’. Según se vayan dorando (ojo: es muy importante que no se quemen) añades el jamón a tacos, bajas el fuego y rehogas usando siempre una paleta o cucharón de madera. Luego añades la tercera parte de las rebanadas de pan y dejas que se doren tomando el aceite/grasa de los ajos y el jamón.
Cuando todo esté dorado, lo retiras del fuego y añades el pimentón, revolviendo sin miedo y rompiendo los trozos de pan. Cuando todo esté amalgamado vuelves a ponerlo en el fuego y añades la mitad del caldo. Remueves bien para que tome temperatura pero procurando que no hierva. Mientras tanto habrás ido tostando el resto de las rebanadas de pan regándolas con un chorrito de aceite de oliva.
Una vez la base o sofrito esté a punto de hervir añades el resto del caldo, remueves y dejas cocer unos 15 minutos. En ese momento rectificas de sal (aunque con el caldo y el jamón no creo que quede soso) y pones encima las rebanadas de pan tostado. Por último, echas un huevo por cada comensal y los dejas escalfar tres minutos.
Sírvelo en cazuelas de barro o platos hondos procurando repartir un huevo y un par de rebanadas de pan por plato y a disfrutar.
Notas
El pan mejor que sea «sentado». Es decir: sin estar duro como para rallar que esté reposado, de dos o tres días atrás.
El jamón -creo que ya lo he dicho- de la parte más hecha. Hay quien lo sustituye por trocitos de panceta curada o incluso chorizo. Eso va con los gustos de cada cual o según la disponibilidad.
Si no hay caldo se puede hacer directamente con agua.
Hay quien gusta añadirle unas almendras picadas, o unos piñones e incluso quien le pone un chorrito de vino tinto. Lo admite todo.
Que pinton! Estamos en casa a sopa nocturna desde hace una semana. Me pongo con tu receta ya!
En El Comidista aprendí a ponerle una base de sopa francesa (cebolla pochando en mantequilla con caldo) para luego ponerle encima la sopa española muy parecida a esta y el resultado no puede ser más espectacular.
Muero de amor…