Pues como ya parece que vamos a poder salir en breve a las calles e incluso tomarte esa ansiada caña junto a un 30% de la población; a ti te han entrado los siete males de Egipto pensado cómo vas a ligar en estos tiempos.
Porque no olvides Maricarmen, que de momento a la calle hay que salir con mascarilla; y aunque seas una pudiente y pidas tu protección a Louis Vuitton (que las hay) a ti la cara no te la va a ver ni dios- ¿entonces, cómo te comunicas y te relacionas con la otra persona?
Claro lo fácil sería, pues cojo el movil y le mando una foto desde el baño sin mascarilla o le envío un whattsapp y punto…. Pues no hermosa; primero por que tu teléfono tiene reconocimiento facial para desbloquearse; que para eso te pasaste 6 meses a base de arroz y macarrones y no era por la dieta, sino por la financiación. Y es que a tí el móvil no te reconoce; en primer lugar porque la mascarilla te tapa media cara (que para lo que hay que ver, a veces es incluso mejor; de hecho, la Mascarilla de protección es la nueva Barba: mejor no quitársela…. ogra)
Y segundo, porque aunque te quites la protección, te has puestos tantas mascarillas de colágeno de Delfín hembra del mar muerto que has pedido por Aliexpres que ahora mismo tienes la cara que eres una pandereta de pellejo, te estiras más y pasas por Cantonesa.
Y claro, podrías desbloquearlo con el código…. ja…. ja… ja… ¿Tú lo has intentado con los guantes? Que te llevas media hora dandole con el dedo enfundado arriba y abajo como la que se está haciendo un dedo y aquello no funciona, hasta que ya de coraje te arrancas la mascarilla y te quitas el guante con la boca… a tomar viento las medidas de protección (lo has hecho, reconócelo)
Pues para evitar todo este tipo de inconvenientes, hemos rescatado uno de los mejores códigos de lenguajes que han existido hasta no hace tanto: El Lenguaje del abanico.
Que consiste en una serie de movimientos, posturas y colocaciones del citado elemento en diferentes partes del cuerpo y según su apertura y/o posición sumado a la ventolera que te pegues en el pecho, cual menopausica perdida; dices una cosa u otra; y para muestra un botón:
Y si te lías mucho y al final lo que estás haciendo es pedir una ración de gambas al ajillo en un chill a las cuatro de la mañana con tu prima la de Cuenca… pues mira chica siempre puedes rescatar otro clásico y quedar divina… Ua Ua
Jajajajajajaja
Me encantan la cara de pandereta y el ataque de la que se arranca la mascarilla y los guantes con tanto coraje…
¡¡¡Más post así!!!
La de abanicos que se van a vender… Tantos como perros se vendieron cuando lo de Paca Carmona.
Pingback: Protégete con Todrick Hall | Atroz con leche