Por fin pude ir a ver en directo a los Fuel Fandango. Y es que el hecho de que sean uno de los grupos en los que ya es tradición que cuelguen el cartelito de “Entradas agotadas” hace difícil desvirtualizarlos en un escenario si te despistas a la hora de pasar por taquilla.
El dúo formado por Nita y Ale (una cordobesa amante del flamenco y un canario que se mueve por la electrónica y el funk como Pedro por su casa) tenían a priori el reto de dejar el pabellón más alto, si se puede, que en la gira de su décimo aniversario. Y por lo que pude ver de la reacción del público que llenó el Teatro Circo Price este fin de semana, lo consiguieron. La gente no aplaudía, ovacionaba cada tema desgranado en las casi dos horas que duró el espectáculo; lo cual te demuestra que, con independencia de lo que opinen los puristas, cuando una propuesta es interesante, y está hecha con la honradez y el mimo que tanto ellos como sus músicos derrochan en el escenario, te engancha. Y desde el primer acorde: muchas formaciones suelen empezar sus conciertos con algún tiempo medio, para ir calentando e ir subiendo la temperatura conforme avanza la noche. Ellos decidieron abrir con un trio de temas que dejaba pocas dudas hacia dónde nos querían llevar: “Mi danza”, “Silencio” y “Medina” nos saludaron y ya no se podía bajó el listón en ningún momento.
Abanicos, flores, zapateados, percusiones, ritmos flamencos, africanos y rockeros (e incluso una sesión DJ con espectáculo de rayos láser) llenaron el recinto, acompañado de un público que cantaba, gritaba y saltaba cada una de las canciones de “Origen” (un acierto haber grabado un disco sólo en español) mezcladas con los temas más conocidos de sus trabajos anteriores y un mix de los temas de su primer disco (mi espinita clavada fue el no poder escuchar “Always searching” como se merece).
Fue una noche para el recuerdo, con algún pequeño problema de sonido, más que entendible al ser su comienzo de gira, y de la que me quedo con un apunte: el fenómeno fan que despiertan. El público de estos dos conciertos en Madrid se dio entero. Y no todos los grupos actuales pueden decir lo mismo.
Me muero de rabia y me revuelco de envidia totalmente insana por haberme perdido este conciertazo. Llegué tarde y las entradas estaban ya prohibitivas, aparte de quedar solo «de tribuna» y eso de ver un espectáculo así, sentadito en una butaca no va conmigo. Necesito el calor de la gente para compartir la emoción y sentir a los artistas.