¿Puede una canción con aires de música celta y más de diez minutos de duración ser un clásico de la pista de baile? Puede y lo es.
Su atmósfera etérea, sus aires celtas poco frecuentados en la discoteca, uno de los subidones más bonicos de la historia y su estructura circular en crescendo la hacen un clásico que te retrotae a la edad dorada del trance más ibicenco. Partiendo de la base de un viejo tema de Clannad, Chicane cerraba los noventa con un caso típico de música de baile: pasó desapercibida hasta que en el 2003 tuvo una segunda oportunidad, tras triunfar en la isla blanca y de ahí saltar a las discotecas de medio mundo, que hasta acabó siendo usado por Irlanda para promocionar su turismo. El tema original no se parece en nada a la obra resultante y eso se agradece, porque si no, menudo coñazo.
El inglés Chicane (productor, compositor y DJ) fue toda una estrella acabando los noventa porque todo lo que editaba se convertía en exitazo. Ayudó a popularizar el trance en su vertiente más comercialota y su residencia en Ibiza es de las más renombradas.
En aquellos tiempos parecía que haría una gran carrera pero fueron llegando los primeros años del siglo XXI y sus canciones eran cada vez más sosas y menos trascendentes. Tan exitoso era que cual Rey Midas de la zapatilla, consiguió darle una nueva vida al pesado del canadiense Bryan Adams, que con Don´t give up consiguió uno de sus últimos pelotazos (gracias a Dios). Quién se lo iba a decir a Bryan, que iba de macho rockero con sensibilidad y una voz rota más empalagosa que un bocadillo de miel con Nocilla y dulce de leche.
Aunque para mí sin duda una de sus grandes joyas es Love on the run, una de esas canciones que repite cuatro frases como única letra y tan adictiva y hermosa en su electrónica que ha aguantado muy bien el paso del tiempo. El vídeo también es una pequeña joya.
Lo tengo TODO de Chicane. Me ha sacado de ansiedades insoportables y me ha acompañado durante miles de km al volante en la soledad de la noche.
Ver un amanecer escuchando Saltwater, Offshore o Poppiholla es impagable, me hizo reconciliarme con la salida del sol.
Representa muchísimo para mi.
Gracias MM.