Es un grandísimo privilegio contar en nuestro pequeño universo musical con un grupo como este que permanece, además, prácticamente inalterado en su esencia desde que tomó conciencia de si mismo en 1.979.
El pasado sábado 23 acudimos los dos reporteros mas dicharacheros de esta pajarera atroz al concierto celebración del 40 aniversario de El Aviador Dro y sus Obreros Especializados presos de una gran emoción, pues ambos hemos tenido a esta tripulación formando parte de nuestra banda sonora vital desde la infancia.
Según llegaba a las inmediaciones de la sala donde todo tuvo lugar experimenté una sensación extraña, de cierta impresión: que mayores estamos todos…. Pero bueno ¿y que esperaba? cuarenta años son media vida. Aún así había muchas barbas bajando la media de edad.
La sala Changó esta en el local que ocupó la discoteca Xeila, una de aquellas boîtes del barrio de Bilbao, bajo el cine Luchana, donde se iba a arrimar la cebolleta en los tiempos de los bailes de los jueves. Entrar en ella supone también un viaje al pasado: conserva un aspecto tardosetentero impresionante: moqueta estampada, espejos, neones, mobiliario laminado en negro…. La iluminación ambiental es terrible: una luz azulada propia de una cámara frigorífica industrial que nos hacia parecer verdaderos mutantes. Una inmejorable ambientación para lo que nos esperaba.
Entramos a las 20:30 y el espectáculo comenzó puntualmente a las 21:00.
Sobre el escenario fueron apareciendo tres, cuatro, cinco figuras humanoides envueltas en monos blancos con unas viseras protectoras de las que usan los soldadores. Y Servando Carballar nos dio la bienvenida a todos los mutantes. Sintetizadores analógicos de la época comenzaron a desgranar «La Chica de Plexiglás», los pelos como grifos de cerveza. !!!Despegamos!!!
Ese sonido casi ancestral me transportó de nuevo por los espacios de mi adolescencia a bordo de luminosas naves metálicas: yo fui uno de aquellos niños mutantes que montaban en sus motos porque a los 13 años ya llevaba unos cuantos volando en ellas.
Servando conserva una voz impresionante. La última vez que lo vi sobre las tablas fue en el 2º Simposium Tecno y me sorprendió su buena forma: mucho mejor que hace 6 años.
Los obreros especializados deambulaban por el escenario como siempre mientras se iban sucediendo los temas míticos de la primera etapa. Con «Nuclear, Si», se produjo una metamorfosis: comenzaron tocando la versión original con los instrumentos analógicos y, cuando parecía que iba a terminar, los obreros se arrancaron literalmente los monos blancos para quedar con unos chalecos rojos sobre ropa negra y gafas de gran insecto díptero mientras ,sin detener la base, cambiaban los instrumentos analógicos por otros actuales para volver a tocar Nuclear con sonido y letra actualizados. Tremendo.
Volvieron a lanzar pasquines con sus arengas cibernéticas, ofrecieron bebedizos radiactivos, freeshbees decorados con sus símbolos, banderas proclamando la anarquía tecnológica, todo lo que cabía esperar de ellos.
Según transcurría el espectáculo fueron haciendo aparición para tocar algunos temas otros mutantes, unos de pleno derecho como Nexus o Mario Gil (realmente estuvo todo el tiempo allí acariciándonos con sus teclados) y otros de adopción como Julián Hernández de Siniestro Total, la mismísma Ana Curra, el SuperGrupo, La Monja Enana y los mutantes mexicanos Ford Proco que están trabajando junto con el Aviador en un nuevo proyecto llamado Tecnoxtitlan: una epopeya inversa en la que son los aztecas armados con una tecnología inverosímil quienes conquistan España en el siglo XVI. La primicia que nos ofrecieron suena francamente bien.
Voy poner un pero: personalmente no me gustó el background trance que le añadieron a Selector de Frecuencias, incluso creo que llegué a escuchar un exta-si exta-no muy subliminal. Llamadme purista nostálgico pero Selector solo hay uno y modificarlo es como ponerle batería a la Tocata y Fuga en Re menor del Creador del tecno.
Fueron mas de dos horas de auténtico gozo con la puesta en escena esperada y un sonido bastante bueno. Quiero creer que les faltó algo de tiempo porque nos regalaron un Godzilla en el único extra ofrecido y faltó uno de mis temas indispensables: «Baila la Guerra».
Queridos Aviadores: como dijisteis en la despedida: !!!Por cuarenta años mas!!!
DMalignus
Poco puedo añadir a la crónica de DMalignus, bueno, tal vez que yo no conocí la Sala Xeila, que soy más de Changó en su faceta Kluster, que por cierto también es de arrimar cebolleta. Al margen de esta apreciación, que denota año arriba, año abajo, en nuestro devenir vital, he de decir que es impresionante que un grupo sea capaz de mantener una propuesta estética y musical tan personal e inconfundible a lo largo de la friolera de 40 años. Eso es precisamente lo que hace grandes a los Aviador Dro, un proyecto colectivo que todavía suena fresco, original y tan cercano a la actualidad en alguna de sus consignas llenas de sarcasmo e ironía, algo que ellos manejan con maestría.
Recalcar también que el sonido fue excelente, tanto con sus instrumentos primarios como con los nuevos, aunque yo tampoco hubiese tocado algunos arreglos de temas míticos que sonaban bien en el original. Por otro lado, me imagino que no debe ser fácil elegir entre tantas canciones compuestas a lo largo de cuatro décadas, pero me faltaron dos de sus temas icónicos «Baila la guerra» y «El color de tus ojos al bailar». A cambio, unas excelentes colaboraciones y sobre todo una interpretación de «Unidos» de Parálisis Permanente junto a la mismísima Ana Curra de quitar el hipo, ¡la Movida realmente combativa en comunión!
Por último, un agradecimiento a todos los integrantes actuales y pasados de este grupazo que tan buenos momentos musicales nos ha dejado a lo largo de su existencia, unos pioneros demasiado incomprendidos que se atrevieron a hacer música electrónica, industrial y experimental, cuando nadie se lo planteaba en nuestro país, unos avanzados a su tiempo que supieron sobrevivir a duras penas pero con energía, infatigables e independientes. Gracias por vuestra labor, ¡siempre os tendré programados en espiral, sois radiantes!
C. del Palote