Un puto documental viene a poner en el punto de mira—si es que alguna vez ha dejado de estarlo—al Rey del Pop. Sí, ya sabemos que ‘Leaving Neverland’ insiste, esta vez con testimonios de primera mano, en el caso de abusos sexuales del divo, de su supuesta pederastia. Hablan dos de los protagonistas de tan oscuro affaire. Dos niños, adultos hoy, de los que ya se daba cuenta en esta biografía de 2009. Un libro que no pude terminar de leer porque me dio cierto asco. Así, ni más ni menos. Repulsión hacia la figura que planteaba el autor—J.Randy Taraborrelli—en la que ya se evidenciaba la querencia del artista a los juegos con gente menuda. Una biografía triste, escandalosa, donde se exponen los supuestos casos de abuso pero también la elasticidad emocional de la familia de los afectados ante la posible renta económica que este asunto les planteaba.
No pude terminar de leer porque, sencillamente, me aburría tanta casquería. El tío era raro, mucho. Eso lo sabemos desde que se puso el famoso guante blanco de diamantes. Todos coinciden en su desvarío de niño terrible, maltratado, tímido y su conversión en un déspota con los que trabajaban junto a él. De todo eso ya hablan sus biografías ¿Qué hay de nuevo?
Vetan ahora sus canciones en un par de países y mucho me temo que esto se convertirá en ejemplo a seguir. Como si su música, esa misma que han comprado cientos de millones de personas, ahora dejara de tener la calidad que tiene. Como si su música fuese un veneno para el alma de quien la escucha. Como si su música hiciera infeliz a la gente. Borrar de la mente temazos como “Don’t Stop ‘Til You Get Enough”, “Beat It”, Thriller, ‘Human Nature’ o ‘In The Closet’ es imposible. ¿Quien me lo va a prohibir?
https://youtu.be/ujDSiL600nc
¿Quien pretende borrar de un plumazo un legado semejante? ¿Se puede desahuciar la obra artística, su significado y la influencia que ésta haya podido tener en las personas de a pie por muy hijo de puta que haya sido su creador? El talento no justifica las acciones personales de cada individuo, ni la adoración que se le pueda tener, por supuesto. Pero sigo considerando a MJ como uno de los artistas más grandes que ha dado la historia de la música en este planeta tan mojigato en el que vivimos. Nadie como él supo aunar artificio, fuegos artificiales y canciones de nivel máximo. Sus últimos discos no me emocionaron lo más mínimo, pero por su falta de calidad, a mi entender, no porque este tío fuese una especie de monstruo de las galletas. Es más, acabo de recuperar los míticos ‘Of The Wall’ y ‘Thriller’ en vinilo porque los había perdido hace tiempo. Así que apunten y disparen sus balas de sensacionalismo barato, oportunismo barato, hipocresía barata para matar al genio. Dueños de cadenas y plataformas, esos de los que desconocemos sus vidas, vicios y costumbres en la intimidad, que yo me quedo con una parte de la carrera inmensa de este hombre cuyos actos, de ser ciertos, condeno enérgicamente. También lo hice con Polanski y sigo adorando ‘El baile de los vampiros’ y ‘Chinatown’.
Yo estoy en el mismo dilema ¿se puede diferenciar la obra del autor?
No es que se puede, es que se debe hacer así siempre que la obra no refleje o sea producto directo de los crímenes del autor.
Yo siempre he tenido la sensación de que MJ jamás dejó de ser un niño. Y de ser así, a mí me resulta tan probable que jamás llegase a tener ningún tipo de sexualidad en absoluto, como que la única sexualidad que se atreviese a experimentar tuviera a los niños como enfermizo objeto de deseo. Desde luego raro, raro, raro como él solo; pero yo creo que su música no se podría silenciar jamás por mucho que se intentase. Qué truculento y qué feo todo…
Yo pienso que lo que hay detrás no es que las canciones dejen de ser buenas, o que puedan influir o contaminar. Es la «condena al olvido» romana. Se borra el nombre de cada templo, se tira por una peña cada estatua, y 2.500 años después se dejan de pinchar sus canciones en la radio.
Y además va a surtir efecto. Dentro de 50 años no se acordará ni el tato de quien era M.J. Parece ser lo único que se nos ocurre hacer con un muerto que nos disgusta (y que no ha tenido la amabilidad de seguir vivo para que podamos lincharlo)
Pero bueno. Quizás esto le sirva de algo a las víctimas. Si funciona, sea.
El artista fue un desgraciado en todos los sentidos, eso es indiscutible pero ¿Su obra tiene culpa?
De seguir la regla de tres que se nos trata de imponer una grandísima mayoria de obras de arte deberian desaparecer tambien empezando por las pirámides: que fueron construidas a base de ríos de sangre, sufrimiento y vidas humanas.
Creo que debemos separar artista y obra ya que en este caso, además, la vida privada de este individuo no trascendió jamás a sus temas.
Luego está el afán de las victimas por seguir exprimiendo la teta podrida del monstruo cuando, además, muchos de ellos ya callaron (con el negroblanco en vida) a golpe de talonario.
A mi lo que digan los politcamentecorrectos me lo paso entre huevo y huevo.
Un apunte: este señor fue juzgado y declarado «no culpable» (para los puristas). Y si la justicia puede estar amañada, los documentales también