El miércoles 14, con motivo de la Madrid Premiere Week, un compañero me invitó a través de Rakuten a la premiere de “Alegría Tristeza”, la última película de Ibon Cormenzana. Mi relación con el cine español es de AMOR/ODIO, hay joyas magníficas pero como se hace mucha peli de mierda, me da mucha pereza probar cosas nuevas. Pues bien, allí que estaba yo en el Cine Callao, sin pasar por el photocall (que ningún diseñador me dejaba un vestido palabra de honor) y me dispuse a ver esta pequeña producción de 96 min. La verdad que la introducción de todos queriéndose, dándose las gracias, el director abrazando a todo el mundo pues… me salto lo que pienso. Así que vamos a hablar sobre la peli:
La peli es un drama intimista sobre un proceso de duelo; sí, eso que en esta sociedad no nos enseñan a llevar y cómo se puede llevar al extremo con un caso de alexitimia, es decir, la incapacidad de expresar sentimientos ni detectar los ajenos; lo que conlleva a una situación emocional desastrosa con la gente que hay a tu alrededor.
La peli es muy buena, hasta yo que soy un palo emocional solté alguna lagrimita cuando medio cine estaba llorando a moco tendido (incluido el Sr. Esposo). ¿Qué ha sido lo mejor? Roberto Álamo. Sin contar que si te ponen los tíos maduritos y morbosos lo vas a disfrutar, está que se sale en el papel. Yo que soy muy poco fan de los niños-actores tengo que reconocer que Claudia Placer lo hace muy bien; hacen que te metas en la historia y viajes con ellos durante todo el proceso de catarsis emocional.
¿Qué he echado de menos? Las tramas secundarias que a pesar de ser muy interesantes se quedan cercenadas debido a la duración de la cinta. Creo que hay papeles y subtramas que merecían trabajarlas un poco más y la película habría sido aún más redonda.
¿Qué es lo que menos me ha gustado? El ritmo, Cormenzana, a veces se recrea tanto en algunas secuencias que se te hacen eternas, y mira que la película no es larga. Pero es un mal menor que se lo perdonamos por lo que he disfrutado de su peli. Ah! Ejem, y lo segundo peor, el traje de Manuela Vellés, naranja butano y con una cola que no se mató subiendo las escaleras de milagro. Hija, que esto no es la alfombra roja de Hollywood.
Así que ya sabéis, si queréis pegaros una llorera de las buenas, no dejéis pasar esta peli.