Allá por el 84 Tina Turner sacó quizás el disco que más pegó de toda su discografía en España, “Private Dancer”. Yo tenía entonces pocos años, pero los suficientes para vagabundear algunas tardes por Galerías Preciados y un amigo que siempre tenía la última música, los últimos libros, lo último todo. –Es muy fácil, vas a la hora de comer, que hay menos dependientes y los que hay están haciendo la digestión –me dijo–. Coges lo que te interesa y te marchas. Lo importante es que no se note que estás robando. Yo quería escuchar “Let´s stay together” mil veces, y no solo cuando la pusieran en la radio. Yo necesitaba ese disco. Lo necesitaba y punto, con esa necesidad adolescente de todo o nada.
Todos necesitamos cosas. Ese es el mantra que se repite durante la obra de Pablo Canosales, un compendio de situaciones interpretadas con muy poco escenario y muchas tablas por unos jovencísimos actores: Javier Prieto, Víctor Nacarino, Carmen Valverde y Diego Cabarcos. Unas sillas y poco más que les permiten introducirse en lo que no se cuenta de la sicología humana con un humor sutil, de los que necesita la complicidad del público. Más que una obra de teatro al uso un compendio de pequeños relatos con los que sentirte identificado, desde el marido que, borracho, por fin se quita la careta delante de la mujer y los amigos en el día de su cumpleaños (Un Javier Prieto enorme en esta escena), hasta la mujer que acude a una cita en una sala de espera donde podría haberse encontrado al mismísimo Gregorio Samsa. Todos necesitan cosas y, como en los buenos relatos, algunos las consiguen y algunos no, pero todos ellos pierden o ganan algo inesperado, que sorprende al público.
La noche comenzó mal, mi marido se puso malo en el último momento y llovía, así que al final fui a ver la obra yo solo. Llovía a cántaros y la lluvia caló en el humor del público. Es muy difícil reírse cuando tienes los pies mojados. Y además a mí no me gusta ir solo a ciertos sitios. No sé que hacer con las manos. Pero descubrí que en el Alfil tienen una barra de bar recoleta, que te ponen cervezas a un precio muy razonable, y mira, ni tan mal. Para quien no haya estado en la sala Alfil es un teatrito pequeño, donde se siente la cercanía del público. A mí me permitió disfrutar de la obra a una distancia prudencial del escenario. Por lo de romper la cuarta pared y eso. Y es que tengo cara de pedir a gritos que me saquen a escena, y nada más alejado de la realidad, me pone muy nervioso la manía de sacar al público a interactuar con los actores. Me bloqueo. Pero claro, al fondo, y con una caña en la mano, pude disfrutar de la obra sin agobios.
Todos necesitamos cosas, pero no cosas materiales. Necesitamos alguien que nos quite los complejos, que nos de lo que nos falta para ser mejores personas o para ser todo lo malos que podamos. Necesitamos que nos digan donde estamos fallando o que nos indiquen donde podemos ayudar. Por el escenario van pasando, en grupos de cuatro, más de cuarenta personajes que te hablan directamente al corazón. No creo que haya nadie en el mundo que no se pueda identificar con uno u otro en algún momento. El hombre que vuelve a la infancia cuando se encuentra a los que le hicieron bullying en el colegio, la mujer que desea más que nadie que ese ligue de una noche decida a darle el número de teléfono, o los amigos que tienen un dilema moral en una playa.
Cuando salí de la sala seguía lloviendo, y reflexionando por el camino de vuelta a casa (tras llamar a mi santo para ver si necesitaba algo de la farmacia) recordé a Tina Turner y su “Private Dancer”. Fui a Galerías, y me pillaron con las manos en la masa. Me puse tan nervioso que intenté bajar por unas escaleras automáticas de subida, y caí directo en los brazos del guardia de seguridad. Por suerte no avisaron a mis padres. Mi compañero de colegio, cuando se lo conté, apareció con el disco para regalármelo, pero no lo pude escuchar. Me había traído el vinilo y yo no tenía tocadiscos, así que lo regalé.
La Necesidad del Náufrago se representa en el Teatro Alfíl todos los domingos a las 20:30. Puedes (y te recomendamos) comprar tus entradas aquí
Ficha Técnica:
Reparto:
Diego Cabarcos
Víctor Nacarino
Javier Prieto
Carmen Valverde
Texto y dirección: Pablo Canosales
Ayudante de dirección: Silvia Acosta
Escenografía y vestuario: Tania Tajadura
Ayudante escenografía: Laura Costero
Diseño iluminación: Antonio Cabrera
Música y espacio sonoro: Eusebio López
Producción: Sieteatro Producciones / SerieTeatro Producciones.
Maravilla de post y que rabia haberme puesto malo y haberme pérfido la obra!!
Bravo, bravísimo.
Qué planteamiento más interesante… Ante toda la maldad y adversidad que nos rodea en estos tiempos, hay que aspirar a que ni siquiera unos pies mojados nos hagan perder el sentido del humor. Solo una duda: ¿interactúan con el público en plan Moncho Borrajo? Es para intentar ir o no. Graciassss
No, no, no interactúan con el público. Puedes ir sin miedo. Yo lo tenía, por eso me coloqué por la mitad de la sala.
Uy, si estoy de vuelta del exilio! No me la pierdo!
¡Te va a encantar! Ya me contarás.
Bonita entrada, deberíamos prestar menos atención a nuestros pies y más a lo que tenemos enfrente.