Eleventh Dream Day es uno de esos grupos que encanta a la crítica pero que pasan completamente inadvertido para el resto de los mortales. Con más de una decena de discos, y en activo desde el 88 , han facturado como poco cuatro discos que se me antojan absolutamente imprescindibles. Su disco de debut “Prairie School Freakout”, “Lived to Tell”, “Ursa Major” (con esa maravilla de pop folk sosegado llamada “Flutter” digna de la Kristin Hers más arrebatada) y el redondo “Eight”.
Ahora bien estamos en el 2015 y han pasado 27 años desde su puesta de largo; y yo me pregunto ¿qué pueden ofrecer los de Chicago después de tanto tiempo? Pues la respuesta es un disco sudoroso, anguloso y trepidante donde vuelcan con éxito todos esos años de experiencia y dejarían completamente apocado al púber más punki de la clase.
“Works For Tomorrow” destila clase, energía, alcohol y soul a través de cada una de sus canciones. Janet Beveridge Bean vuelca su mala leche y se desgañita en la arrebatada “Vanishing Point”, mientras que Rick Rizzo hace lo propio en “Works For Tomorrow”. En “Go Tell It” parecen poseídos por el espíritu de ZZ Top y de Ike & Tina y en “The Unknowing” bajan pistón y ponen en su punto de mira al mejor Neil Young.
Un total de 9 canciones que conforman un álbum imprescindible de cara a entender la música de los últimos 50 años, y que debería poner de una vez por todas a Eleventh Dream Day en el lugar que realmente merecen ocupar.
Uy, pues habrá que escucharlo!