Supongo que ellos no se atreverán a decirlo porque los tomarían por arrogantes, pero yo sí que me lanzo a la piscina para afirmar que «El agua y el rayo» suena a algo nuevo que nadie había hecho en este país hasta ahora.
Las primeras escuchas que se hacen de un tirón dejan claro que detrás hay una idea brillante que ha sido llevada a cabo de manera audaz, sin complejos culturales ni esconder una inspiración clara que viene de algo tan denostado como la copla o canción española. A mi me dicen hace dos meses que van a hacer un disco eléctronico cuyas melodías, letras, metáforas y temáticas remiten a un género que parece de todo menos moderno y me pongo a temblar. Por suerte no he tenido tiempo de prejuicios porque las primeras escuchas fueron sin tener idea y la sopresa fue morrocotuda cuando me encontré un disco tan maduro que en todo momento sabe a lo que quiere sonar, un trabajo con empaque y coherencia que abraza la consigna de que no hay ningún subgénero musical indigno sino formas indignas de llevarlo a cabo, por eso ellos ponen todo su talento para dignificar un género al que la modernidad nunca se atrevió a meter mano.
Algora ha sabido adaptar sus letras al cancionero típico de la copla que incluye infinidad de metáforas florales, puñales y espadas, encuentros fugaces y unas pasiones tan intensas que solo pueden describirse con imágenes de la iconografía religiosa. Como si de unos nuevos Juanito Valderrama y Dolores Abril se tratara, Algora ha tenido el acierto de componer para que el diálogo entre ambas voces sea pertinente y tenga sentido dentro de cada canción y en el conjunto del disco. Un ejemplo:
El merito todavía es más grande cuando son tres las voces incluidas porque el experimento sale perfecto, como es el caso de esa marcianada maravillosa en la que Joe Crepúsculo aparece convertido en un Zeus-Dios que mira a los humanos con sorna y desdén.
También es el caso de Estrella Morente que participa en otra de las cumbres del disco, de nuevo una mezcla que a priori podía haber sido un desastre pero que consigue armonizar elementos tan dispares con un resultado rompedor y chulo. Una pasada.
Parte del mérito de que El agua y el rayo suene tan rematadamente bien está en la producción de Italoconnection, un par de productores cuya procendecia de un país ajeno por completo al mundo de la copla ha podido influir en que manejen el material sin prejuicios, con una mirada nueva, respeto y el talento de conseguir que no haya ni un segundo en el que la música suene a organillo o barata. Hay absolutos delirios que llevan este concepto de mezclar lo electrónico con el mundo de las folcloricas al infinito y el resultado siempre es nuevo, interesante y muy adictivo. Como ejemplo el final de «Laberinto», que me parece una puta maravilla
La manía que tenemos de etiquetar cosas hará que alguien se plantee ponerle nombre a esto, puede que lo tilde de tecnocopla o electro canción española pero siempre seria hacer de menos un trabajo al que costará darle reconocimiento en los medios por prejuicios obvios, pero sospecho que en unas décadas se habrá convertido en disco de culto. Puede que no se baile, pero durante muchos meses lo vas a cantar en la ducha y en el coche de una forma sobrehumana, que diría la Jurado.
Que me inunde el agua y que me parta el rayo, a mi ambos dos «arrejuntados», revoltijados y por separado me encantan.
El disco está muy chulo , Felicidades !!! .
Y taaaan adictivo…
❤️
Pingback: Algora, Socrates, Mengele, un bolero y un pasodoble - Atroz con leche
BRUTAL!!!
Desde la primera escucha, La Prohibida y Algora forman un tándem perfecto.
Una maravilla para los sentidos y para los oídos.
Pingback: Las mejores canciones nacionales - Atroz con leche