“Se habla del sexo bajo todas sus formas, menos una. La necrofilia no es ni tolerada por los gobiernos ni aprobada por las juventudes contestatarias. Amor necrófilo, el único puro, puesto que incluso el amor intelectuallis, esa gran rosa blanca, espera algo a cambio.”
A Lucien N., anticuario en París, le gusta poseer cadáveres arrancados de su sepultura. En forma de diario íntimo, este coleccionista macabro des-tila la historia de sus amores necrófilos. A lo largo de las páginas, el inquietante esteta nos arrastra en este infernal ballet amoroso, proyectándonos contra la piel satinada de los muertos de sexo glacial, entre los aromas a flores marchitas, bómbice, cirios e incienso, donde se desahoga su profunda soledad.
Como en los mejores escritos de Edgar Allan Poe o Baudelaire, la prosa de Wittkop va mucho más allá del mero terror gótico para explorar la melancolía en las profundidades más solitarias de la condición humana, obligando a los lectores a confrontar su propia mortalidad con una intimidad sin precedentes.
Desde luego no es un libro que no te remueva por dentro. Mientras que en otros libros de la editorial (Cualquiera de la Slimani o de Gómez Arcos) el retortijón viene de las emociones, con la Wittkop es al revés: es el razonamiento el que se revuelve: esto no debería ser divertido; esto no debería estar tan bien escrito. La Wittkop nos llama pacatos a la cara, y nos recuerda que hay otras cosas en las que no habíamos pensado nunca. Nosotras, tan modernas…
Cabaret Voltaire se está convirtiendo en una de mis editoriales de culto, todas sus publicaciones me llaman mucho la atención.Por otro lado, acabo de terminar de leer un libro donde se detalla un acto necrófilo sin ningún tipo de filtro y no se emite reflexión ni juicio sobre ello. Por supuesto, me impactó muchísimo….
Gracias Hildebrand por compartir estos descubrimientos.