Es posible que te haya pasado como a mí con Adele, que le reconoces el vozarrón pero sientes que se ha convertido en ese tipo de artista multiventas que si le regalas su disco a tu madre la dejas con la sensación de ser moderna y tú te quedas con la conciencia tranquila porque mala música no es, pero ya. Insustancial y olvidable. Sin embargo, tras años de trabajos y canciones random, saca segundo single de su disco 30 con un vídeo de los que hacen historia y aquí hay mucha tela que cortar.
Porque Oh My God (su primera canción molona en siglos) es un trabajo audiovisual tan alucinante que ya entra en nuestra lista de mejores vídeos del año y aún no estamos ni en la mitad de enero. De manos del director Sam Brown (que ya la dirigió en Rolling in the Deep), pocas veces has visto un uso del blanco y negro tan expresivo, donde el juego de luces/sombras y el vestuario juegan un papel fundamental. Un videoclip abarrotado de infinidad de ideas buenas y todas funcionan (que es lo fuerte) por lo que te será imposible apreciarlo en su totalidad en un primer visionado. Además el plano secuencia es falso pero da un poco igual, porque la planificación y la acumulación de personajes y momentos estéticos que hipnotizan llega a saturar de tanto barroquismo. Pero voy a dejar el rollo porque lo importante es que veas el vídeo y lo demás, sobra.
Maravilloso!!!!
Está muy bien, pero ella se mueve menos que la Victoria de Samotracia.
A ver cuándo se atreve con alguna coreografía suave o un bailecito.
No le pido una Madonnada. Solo un poco de dinámica.
Tonta nunca ha sido y si no se mueve, a lo mejor es porque se conoce y sabe que podría destruir su carrera…
Para eso están los profesionales que hacen maravillas consiguiendo que bailen hasta las escobas.
Yo creo que es un poco camastrona y le gusta estar con el higo bien sentadito…