A pesar del título de esta entrada, hay momentos en que nos ponemos un poco serios. Unas veces por las barbaridades sociopolíticas que nos golpean constantemente y otras, simplemente, porque la ocasión lo merece. Eso sí: a nuestra manera siempre.
Hablar de un pintor inglés, nacido a finales del siglo XVIII, que desarrolló su carrera en el XIX puede sonar sobrio, incluso aburrido, de no ser por la obra que ha dejado. Por otro lado ya sabéis que aquí nos gusta compartir lo que se sale de la normalidad y este es el caso de William Etty.
Este pelirrojo de ojos verdes fue pionero en su país y tiempo, pues tuvo el atrevimiento de pintar desnudos en la Inglaterra decimonónica donde se tapaban hasta las columnas de los palacios por aquello de guardar el decoro. Quizás hubo algún otro artista británico que lo hizo antes, pero no con la relevancia que Etty tuvo en aquel momento. Por supuesto se ganó fama de obsceno, pero le salían encargos por todos lados.
¿Desnudez en la pintura? Menuda novedad, diréis. Buonarroti, por ejemplo, pintó escenas bíblicas con personajes en pelotas en la Capilla Sixtina unos siglos antes y eso que es la sede de la iglesia…. Vale, aducir a esa institución como símbolo de recato no es lo más apropiado desde luego, pero lo que hizo Etty en medio del puritanismo y la amargura que reinaba en Inglaterra tras la guerra de independencia americana es digno de mención por nuestra parte. Y es que sus desnudos no dejan mucho espacio a interpretaciones, sobre todo los masculinos. Por ejemplo esta maravilla.
A ver, vosotros me diréis. El título del cuadro es muy literal ‘Desnudo masculino con los brazos extendidos’ ¿Solo extendidos? el modelo aparece atado por las muñecas con sus zonas erógenas completamente expuestas y en actitud de estar en la gloria bendita, pidiendo más. Para mi que el señor pintor y el modelo se lo pasaron bombacañón antes, durante y después de las sesiones.
Los guerreros descansando tras el combate tambien son una constante en la homoerótica, que es como se ha bautizado la temática de imágenes, textos, escenas, figuras o incluso música donde se presentan emociones o deseos sexuales que se centran en personas del mismo sexo. Y eso es lo que Etty aplicó en casi todos sus desnudos masculinos.
Por supuesto la lucha es otro de los argumentos más utilizados en las representaciones masculinas. En este caso, además, con toque interracial.
Y estos dos ¿luchan, se acarician o están tomando posiciones? No sabría decir, la verdad.
¿Tapar o no tapar? pues ni sí ni nó: un matojo bien crecido y solucionado.
No podían faltar las alusiones mitológicas. Etty pintó varias veces a Prometeo: siempre en actitudes similares y alcanzado por una flecha. Lo que tambien se acerca al cristiano -y no menos mito erótico- San Sebastián. La portada de esta entrada y la siguiente imagen son dos ejemplos.
Dentro de las alusiones a las antiguas artes de la guerra no pueden faltar los lanceros y arqueros, algunos mostrando abiertamente sus armas.
No es que Etty eludiera los desnudos femeninos, al contrario: tiene muchísimas obras en tal sentido, pero siempre dentro de la actitud comedida que se esperaba de la mujer en esa época. Desde luego queda claro su conocimiento de la anatomía masculina y el gusto por rodearse de modelos -chulazos- bien formados. Dejó una extensa obra que podéis admirar utilizando adecuadamente los buscadores.
Como sabemos que llegamos a muchos sitios, dejo caer una sugerencia: no estaría nada mal que programaran una exposición monográfica sobre sus desnudos masculinos en alguna de las salas y museos que tenemos por aquí.
Hale: a disfrutar.
De tanta carne me voy a volver vegetariano.:Solo comeré la nuez, los huevos y la planta…de los pies.
Este señor si que debió comer hasta hartarse.