(Hoy vengo a quitarle el sitio a mi querido DMalignus, que ya está bien de absorber protagonismo… ¡Los focos, también a mi persona!)
Hola, queridas amigas confinadas, qué tal la dieta, ¿habéis probado a quitaros el chándal/pijama (uniforme de la cuarentena por antonomasia) y poneros unos vaqueros? Mirad que luego vendrán las madremías, que vamos a ir saltando de fase en fase y cuando llegue La Nueva Normalidad sólo te va a entrar la funda del nórdico… Tranqui que os traemos una receta de dieta, estoo, fit, digo de verduras al horno que os engordará menos que el menú a base de risketos y croissants del Mercadona que os estáis pimplando… Seamos sinceros, si llegamos a eso, sería todo un logro.
Y en verdad os digo, que la receta es facilísima de hacer (siempre y cuando recuerdes el uso del dedo prensil que tienes en cada mano, imprescindible para agarrar un cuchillo) y de fardar «como un chef» en las redes sociales, si utilizáis un buen filtro y algo de conocimiento del uso del color (que eso ya es muy pro, pero alguno habrá).
Cosas que necesitaréis;
–Un horno (y no para meter la cabeza), una fuente (da igual el material siempre que sea apta para el horno, cari) y papel de horno (por si eres una dejada de la vida que no quiere limpiar la fuente después).
–Tabla de cortar y cuchillo. Sacude los restos de coca de la noche anterior y quítale algún puñal trapero de los que le has clavado a tu compañero de piso en la espalda y listo. LÁVALO ANTES TODO, GUARRA.
–Aceite, sal, pimienta y (os sonará raro pero es importante) eneldo.
–Garbanzos cocidos. SÍ, GARBANZOS COCIDOS. Así que esta receta para que después, en la siesta, haya frungimiento, pues como que no es. O sí, que estáis desarrollando unas filias que yo ya no pongo la mano en el fuego de la vitrocerámica por nadie… Con un bote pequeño de garbanzos si la receta es para dos o tres personas, es suficiente; si no, pasad al tamaño grande.
–Brócoli. Lo sé, tenéis una política extraña con el brócoli, la coliflor y las coles de Bruselas que yo también comparto… A ratos. Pero es necesario.
-Sección fálica de tu frigorífico (todas esas verduras que usas en WhatsApp para lanzar indirectas, vamos): calabacín, berenjena, zanahorias…
–Las hermanas pobres del huerto, que terminan subiendo el nivel del plato: pimiento (verde o rojo), patata y un tomate.
–Guacamole. Guacamole is the new mayonnaise… Hasta una suela de zapato os comeríais mojados en esa salsa verde… Ya he dicho que era sana, pero el menú habitual de Gigi Hadid no es.
–Queso burrata o mozzarella, el que tengas más a mano. Y no, no son lo mismo, que nadie venga a santiguarse por tamaño atrevimiento.
–Algo de música («Future Nostalgia» de Dua Lipa me acompaña últimamente cuando muevo el cucu mientras cooking in the kitchen) y algo de alcohol (en mi caso fue vino tinto, pero es aceptable el blanco, algo de vermú e, incluso, cerveza, siempre y cuando no sea Cruzcampo): ni le vamos a añadir Spotify ni sustancias espirituosas a la receta, pero ¿a que mola más cocinar bailando y con el puntito cogido? Si es que os voy conociendo, cacho perras…
Enga, vamos al asunto.
Precalientas el horno a 180-200 grados centígrados, por arriba y por abajo (calentito, bien pegado), lavas las verduras y las troceas en cubos o partes de similar tamaño (menos el brócoli, que mola más así en arbolitos); reservas el tomate para después (es el único ingrediente de todos que dejaremos crudo) y distribuyes en la fuente, con el papel de horno, todas las verduras y hortalizas. Aliñas con aceite, sal, pimienta y eneldo (sé generoso con esta hierba, no la vas a volver a utilizar hasta que hagas salmón o repita esta receta.)
Como te quedará más o menos entre 40-50 minutos para que se haga (te aconsejo que mires de vez en cuando el horno, la idea es que se cocinen y se doren, no que se chamusquen) y si has puestos el disco de la Lipa cuando empezaste con todo el proceso, ahora puedes recoger los restos y limpiar cocina, cuchillo y tabla de cortar al ritmo de «Hallucinate» (poco se habla de lo maravilloso que es este disco entero, quitando dos canciones…)
Si ya están cocinadas las verduras, prepara en un plato llano un poco de guacamole en el fondo. Así, con la cuchara, haciendo círculos del centro hacia afuera. Saca al emplatador de Masterchef que llevas dentro, maricón. Sirve encima la verdura asada y pon el tomate crudo troceado por encima, y coronando tu pequeño everest vegetal, el queso mozarrella o burrata. Añade un poco más de eneldo para decorar y listo.
Un plato que, la primera vez que lo preparé, me hizo levantar la ceja por esa mezcolanza extraña de sabores parecen combinar fatal; pero que ha terminando siendo habitual en esta cuarententa confinada. Es una receta ideal para hacer limpieza de verduras en el frigo, vale casi cualquiera de las que tengas (otras veces he puesto espárragos, champiñones o calabaza); pero como ingredientes imprescindibles estarían los garbanzos, el brócoli, el eneldo, el queso y el guacamole.
Que aproveche. Buen confinamiento.
Pues que buena pinta, oiga. El proximo dia que haga garbanzos (soy enemigo de las legumbres en bote) lo pruebo.
La estoy haciendo ahora mismo…A ver que tal…
Que pinton. Apunto para la proxima compra tenerlo todo.
Lo del horno y la cabeza muy Woolf-lookalike.
Me fascina la receta dedicada a todas las que tenemos que acabar los trocicos de existencias del frigider.