Quiero hablaros de una persona se ha hecho a sí misma y que, cada día, se enfrenta con todo tipo de dificultades. Alguien que, a pesar de todo, es capaz de impactarnos con su dimensión artística.
Marcos Pulido es un ilustrador con muchos pluses que firma como Artilegio. Curioso nombre ¿verdad? Podréis pensar que viene de algo como sacrilegio pero nada más lejos. Nace de los florilegios, que son conjuntos selectos de fragmentos literarios. Al sustituir la raíz Flos Floris por Ars Artis obtenemos un conjunto selecto de piezas artísticas. Y tan selecto.
En un principio había pensado hacer una entrevista al uso pero, durante las conversaciones previas, me di cuenta de que para una persona como él ese formato es muy tradicional y no encaja.
Aun así, decidimos sentarnos un rato para charlar frente a frente sin que mediara un patrón de preguntas con sus respuestas, dejamos vía libre a las palabras y para luego dar forma a esa masa, como hace él con sus creaciones.
Es miércoles por la tarde, habíamos quedado para vernos en un conocido café de Lavapiés pero Marcos creyó que estaríamos más cómodos en su casa. Así que me recogió en la puerta del Barbieri y caminamos hasta su hogar: un piso muy acogedor que da a un bonito patio de vecinos muy fiel al estilo del barrio. Nada más entrar nos reciben con muchas fiestas sus dos perritos teckel de pelo largo: Orson y Greta, respectivamente papá e hija. Su casa tiene esa atmósfera que se respira en el estudio de todo artista plástico donde multitud de obras cubren paredes y muebles.
Tras una rápida visita guiada por increíbles rincones conseguimos sentarnos para retomar una conversación que ya venía de días atrás. Estábamos enfrascados hablando de lo humano y lo divino cuando Marcos se dió cuenta de que Orson hizo pis, cosa muy poco habitual. Bromeando dijo “claro, es el hombre de la casa y si entra otro extraño pues hace valer su dominio y marca su territorio”. Así que hubo que hacer una pausa obligada para remediar el desaguisado. Amoniaco disuelto en agua y cepillo…. El ambiente pasó de artístico a químico y estuvimos un rato entre risas medio atontados por los vapores del limpiador.
Acaba de cumplir 42 años y es madrileño de nacimiento, aunque pasó su infancia y adolescencia en distintos lugares. Es el menor de tres hermanos y viene de un entorno familiar opresivo y absolutamente ajeno al arte, marcado por el rigor religioso de los Testigos de Jehová entre otros factores que prefiere olvidar.
Es prácticamente autodidacta, pues la única formación que tiene parte de unos cursos de animación cinematográfica que pudo pagar de su propio bolsillo cuando aún vivía con su familia, ya que esta no concebía otra cosa que el estudio de la Biblia y la dedicación plena a la religión. Tan fue así que, por mucho que los profesores recomendaron a sus padres que le procurasen una formación adecuada para desarrollar sus aptitudes, estos nunca le dieron el menor valor. De hecho, con 4 años dibujaba perfectamente aun antes de saber escribir.
Marcos terminó los estudios secundarios y quiso hacer Bellas Artes pero en su casa le negaron esa posibilidad porque tenía que trasladarse diariamente a Madrid desde Azuqueca de Henares, cosa que le restaba tiempo para dedicárselo a Dios. De este modo, con apenas 17 años, buscó trabajo en una gasolinera para costear sus clases de animación en Alcalá de Henares hasta que trasladaron la escuela a Madrid y le resultó imposible de nuevo compaginar trabajo y “vida” con los estudios teniendo que abandonar.
Con 19 años destapó su homosexualidad y le sacaron del hogar familiar por las bravas (le pusieron de patitas en la calle, vamos) Se trasladó a Madrid casi con lo puesto, donde tuvo que buscarse la vida pasando por situaciones realmente duras.
Con todas sus energías dedicadas a sobrevivir y trabajando en la hostelería, le quedaba poco tiempo y espacio para dibujar. En aquellos momentos Marcos tenía un estilo hiperrealista que, además, estaba muy condicionado por el ambiente cerrado en que vivió, de modo que todo giraba a imágenes muy manidas de iconos gay sin tener conciencia de que lo eran. Eso sí: dibujos absolutamente perfectos. Y, en ese delicado momento, compañeros con muy poco tacto pero demoledoramente realistas, le dijeron al ver sus dibujos “Todo esto es técnicamente perfecto pero como tu hay cien en la Plaza Mayor”. Con la situación tan complicada que estaba viviendo no supo interpretar aquellas palabras y todo el conjunto de circunstancias hizo que perdiera interés por el dibujo durante casi 15 años aunque continuó haciendo cosas muy esporádicamente.
Pasó el tiempo y, como la naturaleza no es fácil de contener, fue retomando el contacto con las artes plásticas: dibujó figurines de moda inspirado por los de Arturo Elena y alguna cosa más. Un amigo que comisariaba exposiciones de arte le dio directrices para volver a dibujar animándole a que pusiera su vida en lápiz sobre papel y su interés comenzó a bullir de nuevo. Trazó tres dibujos en los que plasmó la atmósfera de su infancia denunciando la manipulación a la que son sometidos muchos niños, representados como marionetas de hilos invisibles. Esas tres obras conformaron un nuevo punto de partida y las presentó en su primera exposición, que tuvo lugar en el Mercado de San Fernando de Lavapiés junto a otros artistas.
A pesar de ser autodidacta Marcos reconoce a Tim Burton y Benjamín Lacombe como sus referencias más inspiradoras, así como películas de animación que van desde Fantasía de Walt Disney hasta Persépolis de Vincent Paronnaud y Marjan Satrapi, o La Canción del Mar de Tom Moore. Volvió a tomar clases de pintura en una escuela de Chueca y comenzó a tomar forma la serie Anatomía Sentimental que refleja las emociones más profundas a través de lo más interno que tenemos: los órganos.
Más adelante pudo dejar la hostelería y comenzó a trabajar en una tienda de decoración de El Rastro donde restauraba muebles, diseñó papeles pintados, trazó algunos proyectos de decoración y realizó otros objetos. En la tienda tenían galería de arte y se percató de que sus cosas generaban interés entre los clientes al mismo nivel que artistas reconocidos como Rubenimichi cosa que le brindó confianza para tomar en serio su camino artístico.
En 2016 participó en el libro Reunión Masiva en la Luna donde Joaquín Artime, a través de Klein Press construye una especie de Atlas de la ilustración gráfica en España por mano de 53 artistas que dibujan la música de Víctor Algora, con quien Marcos se siente identificado y dice de las letras de sus canciones “Expresa en palabras lo que yo en mis dibujos” respecto de las vivencias entre los habitantes de la noche, la fiesta, las drogas y todas sus circunstancias en un entorno muy queer, movimiento al que Marcos se siente muy unido. Que el proyecto fuese sobre la obra de Algora fue lo que le hizo participar, pues ya había descartado cosas parecidas antes.
Le tocó ilustrar el tema Instrucciones que se editó solo para esta ocasión y aparece en el CD que acompaña al libro. Además fue en este proyecto donde firmó por primera vez como Artilegio con su cuervo iluminado, logo diseñado por Ibai Gonzalez Muga quien también formó parte del proyecto.
Marcos padece diabetes desde la infancia y poco después de esta participación su cuerpo decidió rebelarse a lo grande: sufrió un problema en los ojos que le ha hecho perder casi toda la visión en el izquierdo y la mitad en el derecho. Para un artista plástico es un duro revés pero no solo se ha sobrepuesto, sino que ahora trabaja con más ánimo que nunca empleando todo ese espíritu de superación en obras cada vez más llenas de fuerza. Como él dice “quizás haya perdido algo de técnica pero esta situación me hace expresar más mi sentimiento”
Trabaja ayudándose de una lupa y utiliza más el modelaje, explotando los volúmenes físicos. Su serie Anatomía Sentimental presenta ilustraciones anatómicas con partes en relieve y mucha simbología, recogidas en frágiles cajas de cristal..
Por si fuera poco sufrió un ictus hace seis meses que ha complicado más su estado de salud pero no se rinde y está más volcado que nunca en su carrera. Dibuja y modela sin parar, ha abierto una tienda virtual y tiene prevista una exposición para el año que viene.
Por concluir. Marcos es un luchador incansable que no admite la derrota y hace lo imposible para compartir su arte con el mundo. Hay que seguirle de cerca porque tiene mucho por hacer y decir todavía.
Hay personas que el término superviviente se les queda corto, francamente. En todo caso nos enseñan a valorar la maravilla que supone que toda la creatividad, el arte, la energía y la esencia de uno mismo pueden abrirse camino frente a todos los imponderantes, físicos, morales, familiares o «amigos con poco tacto».
Un trabajo interesante, realmente.
Por cierto, no se si Atroz con leche ha hablado alguna vez de la realidad de los gays en el entorno de los testigos de Jehová pero realmente pone los pelos de punta escuchar historias en primera persona de los que sufren esta situación.
Un saludo y buen artículo.
Muchas gracias por tus palabras Super Fluo.
Es evidente que este reportaje es para hacer relucir la trayectoria de Marcos y su arte. Se mencionan solo parte de sus infiernos. Ese que señalas es uno de ellos, y bien grande. Pero quedará para otro artículo monográfico sobre tan feo asunto.
Ahora disfrutad de la obra de esta maravilla de persona.
Increíble, maravilla tras maravilla. Un estilo personalísimo, ¡tan delicado! Personalmente me quedo con las obras 3D de Anatomía sentimental, sin desmerecimiento del resto. Me las llevaría todas a casa. Solo necesito una casa muchísimo más grande XD
Que mira que hacen pequeñas las casas ahora… Siempre podemos hablar con la «arquitecta» que nos hace una, claro…
Si sobrevive al encontronazo con pelomeao…. Y no hablemos mas de esa gente, que se craquela el kharma bueno que tiene este artículo…